Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

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Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

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viernes, 19 de marzo de 2010

Sobre la música de Keith Jarrett


A propósito de Keith Jarrett

Lili Castella






“Amigo mío, no hallarás el conocimiento sin seis condiciones que te expondré a continuación con toda claridad: pasión, esfuerzo, inteligencia, autosuficiencia, compañía de los maestros y… el paso del tiempo”

‘Alî ibn Abî Tâlib


Keith Jarret figura entre los músicos con alma del blog del "Institut d'Estudis Sufís" por muchas y buenas razones no ajenas al aforismo que encabeza el presente escrito. Y es que hablar de este extraordinario pianista de jazz y de su relación con la música es hablar de esas seis condiciones que en él se mencionan, cuyo orden, por otro lado, tiene, seguramente, mucho que ver con la enseñanza que contienen.

Pasión. Ver tocar a Keith Jarrett no deja lugar a dudas: se entrega apasionadamente, en cuerpo y alma, a su música, a su improvisación. Es una imagen de placer intenso que contagia a quien la contempla. Todas sus capacidades están alertas. Dice el propio pianista: “La improvisación nunca ha sido ponderada como se merece. Debido a su carácter holístico, exige todo a la vez en tiempo real; la corrección es imposible. Tu sistema nervioso tiene que estar completamente alerta en un grado mucho mayor que en cualquier otro tipo de música” [1]. No son palabras hueras decir que Jarrett toca también con todo su cuerpo. De hecho, lo hace a menudo desde su pelvis, centro de vida sin la presencia consciente del cual la música podría quedar en una mera especulación mental. Jarrett canturrea, percute el ritmo con los pies, se levanta, se balancea. Y es que este músico no teoriza sobre su pasión: la vive, o aún mejor, la pasión le vive. Jarrett es músico de jazz desde muy niño; por instinto, de instinto. A partir de este momento nada queda fuera de esta pasión, que es certeza y que todo lo tiñe: ni los amigos, ni la ubicación de su casa, ni sus viajes, ni incluso sus amores (la que fue durante años su pareja cuenta cómo se enamoró primero de su música, aún antes de conocer a Jarrett).

Esfuerzo. Detrás de la técnica increíble y de las improvisaciones de Jarret, se esconde un esfuerzo enorme de indagación, que, sin embargo, no es fruto del voluntarismo, puesto que nace de la pasión. Este esfuerzo queda plasmado en un conocimiento serio y riguroso de distintos instrumentos y de toda clase de música: clásica (Jarrett ha grabado las "Variaciones Goldberg" de Bach, conciertos de Mozart, suites de Händel, etc.), popular, etc. Pero no sólo la música es objeto de su indagación. Jarrett explica que en su forma de pensar, mucho más importante que la música han sido la literatura o la filosofía. Así, tuvo incluso un cierto acercamiento al sufismo a través de la obra de G. I. Gurdjieff, de la que Jarrett comenta que tenía que ver con la música mucho más que lo que decían los propios músicos. Fruto de ello es la grabación del álbum “Sacred Hymnes of G. I Gurdieff”.

El esfuerzo que comporta la pasión es exigente y deja cicatrices. Jarrett las lleva inscritas en su cuerpo: en sus manos de musculatura casi excesiva, en sus lesiones, en sus problemas de salud. “Es tanto lo que exijo de mí, que mi salud es el sacrificio”, dirá. Pero no es esto lo esencial. Lo esencial es la pasión inagotable y el goce de vivirla.




Inteligencia. La inteligencia en Jarrett es la lucidez de asumir conscientemente y hasta sus últimas consecuencias el ser y el vivir de acuerdo con las dos condiciones anteriores. Así, después de caer en una debilidad extrema que le alejó casi dos años de los escenarios, pero a raíz de la cual encontró un nuevo lenguaje al que nos referiremos más adelante, Jarrett es capaz de decir: “Aprendí mucho de mi enfermedad”, y, refiriéndose a este nuevo lenguaje, añade: “Estaba transformando mi enfermedad en una canción”. Nada es ajeno a la pasión ni al esfuerzo que comporta: se acoge lo que venga, sea lo que sea, y se transforma en música.

Autosuficiencia. “Para el derviche, el único conocimiento que cuenta es el que le libera a uno de sí mismo”, dice el director de este blog, al comentar una de las perlas sufíes de Mawlânâ Rûmî, publicadas periódicamente. La autosuficiencia es autonomía con respecto a cualquier idea preconcebida que uno pueda tener. En el caso de Jarrett, es liberación con respecto a cualquier idea que encorsete la música, como las falsas divisiones entre música clásica o popular, o las funciones tradicionalmente atribuídas a las manos izquierda y derecha en el piano. Es significativa, en este sentido, la anécdota contada por Jarrett en relación a un ciclo de conciertos que dio en Japón en que se propuso liberar a la mano izquierda de la función armónica que normalmente desempeña, y en base a la cual se crean y diluyen tensiones. Constató entonces Jarrett, maravillado, que su mano izquierda sabía cosas que él mismo ignoraba. Y es que no hay nada que no pueda o deba ser puesto en cuestión. Estar libre de (pre)juicios es haber silenciado las preferencias. Explica el músico en relación a sus improvisaciones: “Intento no desarrollar preferencias en este mundo a construir que es la improvisación)”.

La autosuficiencia con respecto a cualquier idea preconcebida es locura, pues comporta alejamiento de lo que a la razón le conviene. Pero es una locura atinada puesto que está llena de presencia, llena de pasión, de esfuerzo y de inteligencia.

Compañía de los maestros. Keith Jarrett sabe bien de la importancia de los maestros. De hecho, sus grabaciones de Bach, Mozart, Händel, etc., dejan constancia de su respeto por ellos, a tal punto que, explica, cuando ha dado algún concierto de música “clásica”, durante los días previos deja de tocar jazz. Pero, son maestros también los Amigos con mayúsculas con quien comparte su camino. Así, su hermosa y prolífica relación con su productor Manfred Eichar, de quien Jarrett dice: “Valoramos por encima de todo la integridad. Sabemos que no estamos para jueguecillos. Por eso siempre nos hemos dicho las cosas con toda claridad”. O su relación de complicidad con los dos otros componentes de su trío: Jack Dejohnette y Gary Peakock; o con la que fue su pareja y a la que escribió esta preciosa dedicatoria en uno de sus mejores trabajos, “Melody at night, With you”: “To Rose Anne. Who heard the music. Then gave it back to me”.



El paso del tiempo. Ya lo explica con ternura y humor Mawlâna Rûmî: “Dios dijo a las orejas: “permaneced en silencio. Cuando nace el bebé, primero guarda silencio, es todo oídos. Durante un tiempo ha de abstenerse de hablar, hasta que aprende a hacerlo". Dado que para hablar hay primero que entender, ven a la palabra con la oreja despierta” [2]. Hay un tiempo para aprender y un tiempo en el que expresar lo comprendido se vuelve una necesidad imperativa. Dice Jarrett: “Cuando tienes tantísimas cosas atravesando tu sistema, hay un punto crítico, donde o bien lo transmites como sonido o te mueres”. Y lo que se dice entonces, surge en un lenguaje propio. Es el decirse a través de la especificidad o “parte asignada” de cada uno. Este lenguaje, que no se encuentra buscándolo, es don de la comprensión profunda y suele ser de una sencillez deslumbrante y conmovedora. Son estos “concentrados de conocimiento” a los que Halil Bárcena se ha referido a veces, y que toman forma de perlas, de poesía esencial, de caligrafías, de fórmulas para el dhikr, o de música como la del álbum al que nos hemos referido anteriormente, surgida después de ir Jarrett más allá del límite de la extenuación. Dice el pianista refiriéndose a este trabajo: “Tenía que hacerlo tan íntimo como fuera posible. En cuanto se volvía complejo, paraba. Quería mantenerme siempre cerca de la canción, cantarla”. Jarrett comprendió que “el tiempo es la parte compleja de esa sencillez” y que “cuanto mayor es la experiencia, más profunda resulta (dicha) sencillez”. Y añade: “Cuando estaba saliendo de la enfermedad, pensé que era un milagro (…) simplemente poder tocar algo en mi instrumento (…). El milagro de tocar es todo cuanto necesito. No quiero nada más. No sé como explicarlo”. Y es que quizá solo queda dar gracias y celebrar.


Lili Castella es licenciada en derecho y pianista. Estudiosa de la música sufí, toca el rebâb en el grupo 'Ushâq del Institut d'Estudis Sufís



Notas:
[1] Todas las citas de Keith Jarrett contenidas en este artículo provienen del documental “Keith Jarrett: the art of improvisation”, de Mike Dibb. Sello: Euro Arts 2054119.
[2] Citado en Eva de Vitray-Meyérovitch, Mystique et poésie dans l’Islam, Desclée de Brouwer, París, 1972, p. 58.

Keith Jarret en concierto:

Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)