Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

Para cualquier tipo de consulta o información, no duden en ponerse en contacto con nosotros, a través de nuestra dirección de correo electrónico: sufismo786@yahoo.es

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Reciban un cordial saludo, sean quienes sean y lo que sean, estén donde estén, y muchas gracias por su visita. Huuu...!

Halil Bárcena

Director de l'IES

Yâ man Hû...!

Yâ man Hû...!

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lunes, 28 de febrero de 2011

Un 6-Nations de récords


El 6-Nations y sus récords



Halil Bárcena







Cada año, los meses de febrero y marzo constituyen una delicia para los amantes del rugby, que no son pocos. Y es que se disputa el clásico trofeo de las 6-Nations, que reúne a las mejores selecciones nacionales del hemisferio norte, esto es: Irlanda, Inglaterra, Escocia, Galés y Francia, más Italia (la pregunta es si Rusia no está hoy por hoy por encima de los italianos). Además, este año es el primero sin humo, con lo que se puede estar en el pub degustando una buena tarde de rugby sin acabar bien ahumado.



Hasta ahora se llevan disputadas tres jornadas, que no han deparado demasiadas sorpresas. El pasado fin de semana, el combinado
irlandés consiguió un importante triunfo frente a Escocia por 18-21, en el estadio Murrayfield, que sitúa a los escoceses como colistas junto a Italia, favorita un año más a llevarse la cuchara de palo, que premia al último clasificado cuando no obtiene ningún punto. Con este triunfo, Irlanda iguala a Francia y Gales con cuatro puntos en la clasificación general y reduce distancia con el principal candidato al título, Inglaterra, que este sábado superó a los galos por un contundente 17-9 y que se medirá a Escocia la próxima jornada. El test-match entre ingleses y franceses, todo un clásico conocido como el "crunch", sirvió para ver una Inglaterra muy recuperada y en ascenso. Este cronista, que vio perder a los de la rosa roja en Twickenham frente a nuestros admirados All Blacks de Nueva Zelanda, el pasado mes de noviembre, puede dar fe de la notable mejoría experimentada por la escuadra dirigida por Martin Johnson.




Dos jugadores ingleses, precisamente, han sido los protagonistas de estas tres primeras jornadas del 6-Nations. En primer lugar, Chris Ashton, que con cuatro ensayos frente a Italia igualó el récord de la competición. En dicho encuentro, los ingleses destrozaron a la escuadra italiana, tras un escandaloso 59-13. El otro protagonista ha sido Jonny Wilkison, Wilko para los aficionados ingleses, quien batió este sábado pasado el récord de puntos marcados en partidos internacionales, que ostentaba hasta ahora el neozelandés Daniel Carter, llevándolo hasta los 1.190 puntos, tras un penal conseguido en el minuto 51 del "crunch". DC había batido el récord mundial de puntos marcados, el mes de noviembre pasado, en un amistoso ganado por los All Blacks en Gales, cuando Wilkinson estaba lesionado en un hombro. El número total de puntos de DC, que cuenta 29 años de edad, tres más joven que Wilko, es de 1.188 puntos. Seguiremos informando.

La medida de lo espiritual


Medir lo espiritual



Halil Bárcena





Cuando el conocimiento del hombre respondía a una epistemología mítica y el pensamiento estaba marcado por lo mágico, una de las pruebas, tal vez la más irrefutable, de que alguien poseía valor -e incluso poder- espiritual era el milagro. En efecto, el hombre espiritual era capaz de subvertir el orden de la naturaleza, en virtud de la gracia divina. Hoy, sin embargo, que ya no poseemos dicha epistemología mítica, ¿cuál podría ser el barómetro para medir lo espiritual? No lo sabemos a ciencia cierta. Con todo, existen indicios. Ahí va cuál es para mí la balanza de medir lo espiritual.

A mi modo de ver, por muy versado que uno sea, por muchos seguidores que uno cuente, por muy florido que sea el verbo que se emplee para hablar, por muchos libros que uno haya escrito o haya acumulado títulos y más títulos, si en el supuesto "sabio" y alrededor de él no crecen la libertad, la paz y la alegría, a mí, personalmente, no me despertará demasiado interés. Libertad, que es permanecer fiel únicamente al espíritu de la verdad, sin otras servidumbres; paz, que es vivir de forma homogénea, teniendo un centro, siendo como uno se muestra y mostrándose como uno es; y alegría, que es el fruto maduro tanto de la libertad como de la paz. He ahí cuál és para mí la verdadera medida de la persona de hondas cualidades espirituales; he ahí a ése que los sufíes denominan al-insân al-kâmil, esto es, el hombre universal, el único digno de ser llamado ser humano, alguien libre, en paz consigo mismo y con el resto, y, cómo no, alegre. Nada más. Tan sencillo -¡y tan grande!- como eso.

lunes, 21 de febrero de 2011

De la belleza



De la belleza y su verdad


Halil Bárcena







La belleza es todo menos bonita; o al menos, no se cifra en términos estéticos. Fundamentalmente, la belleza conmociona, y si lo hace es porque revela la verdad sin ambages ni posibilidad de juicio. La belleza nos deja sin argumentos, o lo que es lo mismo, en silencio. Y es que la belleza es eso, justamente, el esplendor de una verdad, cuya contundencia resulta irrefutable; es porque sí. Ante la belleza, lo subjetivo se difumina, pierde los contornos que otorgan seguridad al sujeto. Por supuesto, lo bello no es lo que nos gusta, esto es, lo que nos causa placer, sino lo que emociona, más allá de las categorías habituales con las que juzgamos las cosas. La belleza es por sorpresa, siempre nos coge desprevenidos, puesto que hay algo en ella de súbita irrupción. La belleza nos despierta de la modorra cotidiana y sus falsas ilusiones; siempre hay algo en ella que subvierte nuestro orden interior, como una sacudida inesperada que muestra la precariedad de nuestros constructos ideológicos, ésos con los que pretendemos domesticar la complejidad de una realidad que engendra complejidad a cada momento y que, por ello mismo, es indomable. La belleza nos hace añicos, pero sólo quien se vive a sí mismo como nada es capaz de vivir la divinidad como todo.






La naturaleza es la expresión por antonomasia de la belleza. Pues bien, ante ella caben dos posibles actitudes o formas de aproximación: la de la contemplación y la de la sensación. La vía de la contemplación conduce al recogimiento, que nada tiene que ver con el ensimismamiento, sino con el silencio interior. Contemplar, tal como aquí lo entendemos, es penetrar en el templo de la naturaleza como quien se adentra en un espacio sagrado, esto es, con sigilo y respeto expectante. Recogimiento es sinónimo de tener un centro. La vía de la sensación, por su parte, conduce a la disipación. Se admira la belleza de la naturaleza, pero sólo mientras la naturaleza tiene, digámoslo así, un comportamiento correcto. Seguir la vía de la sensación es despeñarse por el barranco del sensualismo, enfermedad estética del sentimentalismo. Disipación es sinónimo de carencia de un centro.




Escribe el persa Mawlânâ Rûmî (m. 1273): "Has de saber, hijo, que todo en el universo es una jarra llena hasta el borde de sabiduría y belleza. Todo es una gota de Su belleza que, a causa de Su plenitud, no puede contenerse. Era un tesoro escondido y por Su propia plenitud brotó e hizo que la tierra brillara aún más que los cielos" (Masnaví I, 2859-2861). Y es que, como afirmaba Frithjof Schuon, la belleza y la cognición están estrechamente fundidas, aunque no confundidas. Así, por ejemplo, podemos afirmar que la belleza de la contemplación de la naturaleza desemboca en una forma particular de conocimiento.
Otra característica de la belleza es la necesidad de ser dicha, comunicada y compartida. La belleza, como el amor, no se puede ni callar ni acallar. La belleza es mostración esplendorosa de una verdad cuya razón de ser es decirse en el mundo, hallar un corazón capaz de recibirla. De ahí que no exista un uso particular y privado de la belleza, sino que ésta necesita ser proclamada y compartida. Lo bello nos reclama su propia exaltación y difusión. Ante lo bello, no vale el egoísmo de quererlo todo para sí mismo. Pues bien, entre finales de febrero y la primera quincena de marzo, florecen los almendros en la comarca catalana de la Terra Alta, limítrofe con la comunidad aragonesa. Para quien esto escribe se trata de un acontecimiento anual de una belleza inconmensurable. De hecho, estas líneas a propósito de la belleza y su verdad, no son sino un mero pretexto para compartir con ustedes eso, justamente, la belleza de los almendros en flor de la Terra Alta.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Del amor espiritual


El amor espiritual... en la radio







El 14 de febrero, día de los enamorados, el programa 'Valors a peu de carrer', que emite a diario Ràdio Estel, bajo la dirección de los periodistas Eulàlia Tort y Joan Salicrú, estuvo dedicado al tema del amor, como no podía ser de otra manera. Halil Bárcena, director del Institut d'Estudis Sufís, fue invitado a decir algunas palabras a propósito del amor espiritual; aunque, bien pensado, ¿existe algún amor digno de dicho nombre que no sea espiritual? Sea como fuere, los amigos y seguidores del presente blog pueden ver lo que allí se dijo clikando aquí:

domingo, 13 de febrero de 2011

Libros: Bram van Velde


Charles Juliet
Una vida secreta. Encuentros con Bram van Velde
Barcelona, Ediciones de la Rosa Cúbica, 2008






"El arte es una mentira que acerca a la verdad"
Pablo Ruiz Picasso


Bram van Velde, pintor holandés (1895-19819) que vivió en La Haya, París, Worpswede (Alemania) y Ginebra durante las dos guerras mundiales y el periodo de entreguerras, fue un artista obsesionado por descubrir la verdad de la existencia e hizo de dicha búsqueda el centro de su vida y de su obra. El hambre, la miseria, la cárcel, la devastación de Europa, el miedo, la profunda soledad y angustia que le acompañó durante toda su vida no le hicieron desistir de su propósito; al contrario, le dieron más fortaleza para resistir y esperar esos instantes únicos de creación en los que era arrebatado por la vida.

Estilísticamente se le encuadra en el fauvismo y en el expresionismo alemán, pero su obra nunca se alineó con ningún ismo o movimiento estético; jamás pretendió aportar nada al arte, ni hacer de su obra una investigación formal o crear belleza, sino simplemente plasmar a través de la pintura, un instante de vida verdadera. Solitario y aislado en su propia aventura existencial, Bram van Velde hizo de la pintura su forma de tomar contacto con la vida, su única posibilidad de poder sobrevivir al mundo temporal, dejándose atrapar y abandonándose a ella sin resistencia, para que el cuadro que estaba esperando salir de su invisibilidad pudiera manifestarse sin que él interpusiera obstáculo alguno; un acto íntimo, en definitiva, entre la tela y la mano guiada por el cuadro que pide salir a la luz (pp. 48-50). Dice el pintor:

- Para ser verdadero hay que sumergirse, tocar fondo. Pero la mayoría quiere dominar. Temen lo peor. Nada se puede dominar del todo. Lo que hay que hacer es dejarse dominar.
- Yo canto mi miseria. Mis telas son un canto-miseria.
- Muchos pintores producen en serie, fuera de toda necesidad.
- Todos los cuadros que yo he pintado me han sido impuestos. No hay que forzarse nunca.
- La pintura lo toma a uno y uno no tiene nada que decir. Es constantemente Godot. Una cadena al cuello y por detrás un látigo.
- Sí, lo he abandonado todo. La pintura me lo exigió. Era todo o nada.
- La pintura ayuda a ver. Ella hace de la vida, de la complejidad de la vida, algo que puede verse. Hace visible aquello que uno no puede ver.
- En este mundo que me aplasta no puedo sino vivir mi debilidad. Esta debilidad es mi única fuerza.
- No puedo decir nada, explicar nada. La pintura no viene de la cabeza sino de la vida.
- No, no, yo no he hecho nada. Sin embargo he trabajado intensamente.
- No hago más que buscar la vida. Todo eso escapa al pensamiento, a la voluntad.
Cuando se está en la verdad el mundo ya no existe, los acontecimientos ya no tienen importancia. Pero la verdad no tiene un camino fácil.
- La vida da miedo.
- Yo desaparecí en mi aventura. No más país, familia, vínculos. Yo ya no existo. Sin embargo había que seguir.





Para poder pintar Bram van Velde se retira, se silencia, desaparece (p. 208):

- Si uno quiere que la obra tenga algo vivo, es indispensable que allí haya un muerto.
- El artista debe consentir en borrarse, en desaparecer, pues únicamente bajo esas condiciones puede transferir lo que extrae de sí mismo a aquello que nace de su mano.

Bram no cree en la palabra, le cuesta expresarse a través de ella, considera que la palabra engaña; en cambio, hace de la visión el eje principal de su trabajo. Toda su actividad es ver la vida haciéndose, en él y a su alrededor, especialmente en la naturaleza, durante sus largas caminadas. De esa visión en silencio puede surgir el cuadro. Vive tranquilo o angustiado esperando que la sacudida vital se produzca del contacto con la vida real. En ese momento hay un hacer y un no-hacer, pues las dos cosas son inseparables, para él, en el arte verdadero:


- Sí, creo…creo que ver es lo propio del hombre verdadero. Mientras que el que habla, es difícil que lo sea (p. 195).

El periodista francés Charles Juliet descubre en Bram van Velde ese silencio y esa perturbación existencial que está en cada uno, si se le da espacio y hay visión, y que a Juliet lo conecta con una dimensión que no le es desconocida. Lo descubre en la obra y en el propio artista, en sus silencios, en sus palabras, en su presencia. Los contactos con Bram van Velde acercan al periodista a un amigo del pintor, un artista al que admiran los dos profundamente y que fue quien lo descubrió en la miseria más absoluta y lo dio a conocer, el escritor irlandés Samuel Beckett, con quien Charles Juliet mantuvo algunos encuentros que recogió en Encuentros con Samuel Beckett (Madrid, Siruela, 2006).



Así como para Bram el sentido más importante para el conocimiento de la verdad es la vista, y dedica todo su esfuerzo al desarrollo de la visión, Beckett, artista de la palabra, desarrollará el oído y la escucha. Como Bram, solo escribirá cuando las palabras y las historias lleguen y le cojan la mano para escribir, después de escuchar la vida que yace en las situaciones de mayor desolación y abandono humano. Como Bram, su proceso de escritura parte del silencio; como Bram, irá dejando de hablar progresivamente y solamente escuchará. El arte para ambos artistas es una liberación, un ir al encuentro de la verdad, de la esencialidad y, por consiguiente, un renunciar a todo lo que les aleja de ese cometido, empezando y terminando por ellos mismos y asistidos por el lenguaje, pictórico en un caso y escrito en el otro, una vez ha sido vaciado de conceptos, conocimientos culturales, voluntad, deseos de autoafirmación; una vez se ha puesto al servicio de la vida. Marta Busquests i Font


Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)