Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

Para cualquier tipo de consulta o información, no duden en ponerse en contacto con nosotros, a través de nuestra dirección de correo electrónico: sufismo786@yahoo.es

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Reciban un cordial saludo, sean quienes sean y lo que sean, estén donde estén, y muchas gracias por su visita. Huuu...!

Halil Bárcena

Director de l'IES

Yâ man Hû...!

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lunes, 31 de enero de 2011

Dîwân de Hal·lâj (16)



Dîwân de Hal·lâj (m. 922)





1. Qui rep en confidència els secrets de la via interior i en
revela tot seguit allò que oculten
sense guardar el pacte de silenci, és un impostor fraudulent (1).

2. Si les ànimes irreflexives divulguen el secret après,
tot el que atresoren es torna marginal i molt llunyà.

3. A qui no sap guardar el secret del seu mestre i senyor,
no se li confien mai en vida els misteris de la via.

4. I és castigat pels errors comesos
i exclòs del cercle dels íntims de Déu.

5. Els iniciats l’eviten amb menyspreu, no és digne de llur companyia,
car l’han vist exhumar llurs secrets com qui profana una tomba.

6. Qui n’ha rebut en confidència un secret i el revela,
es considera —¡és el meu cas!— un pobre eixelebrat.

7. Ells són el poble del secret, fets per a la disciplina de l’arcà,
i no suporten el verb descarat dels llibertins.

8. No accepten indiscrets en llurs selectes assemblees,
ni els agrada que es murmuri rere els vels.

9. Gelosos com són de llurs secrets, mai no us conviden,
i lluny, molt lluny us foragiten de llur glòria, per culpa de la vostra roïndat.

10. Sigueu-los, però, benèvols, enmig d’ells i envers ells,
en tota situació, el temps que us resti de vida.

Notes:
(1) El poeta esgrimeix en la present qasīda una crítica mordaç del principi de la «disciplina de l’arcà» (kitmān as-sirr) mantingut pels sufís de Bagdad, dels quals Hal·lâj, que optarà per ensenyar a tothom sense cap distinció, se separarà més tard, guanyant-se la condemna de gairebé tots ells.


(Traducció de l'àrab al català a càrrec de Halil Bárcena)

domingo, 30 de enero de 2011


Las perlas sonoras

de Abdullah Ibrahim



Lili Castella





“I am not a player. I am played”

(Abdullah Ibrahim)


En 1997, una de las figuras legendarias de la historia del jazz, Abdullah Ibrahim, compuso un álbum sencillamente maravilloso, “Cape Town Flowers”. Concebido para una formación de trío, con el mismo Abdullah Ibrahim al piano, arropado dúctilmente por Marcus McLaurine, al bajo, y George Gray, a la batería, la maravilla de este álbum radica en su aparente sencillez, en su transparencia y en su veracidad.

Músico singular, los tres nombres con los que se ha conocido a Abdullah Ibrahim a lo largo de su vida explican su historia, su música y también “Cape Town Flowers”. Así, al nacer, en 1934, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), recibió el nombre de Adolphe Johannes Brand. Ciudad del Cabo, conocida por su puerto y considerada la puerta sur de África, era y sigue siendo un punto de encuentro de todo tipo de culturas y tradiciones musicales que incluyen tanto formas corales europeas, como ritmos africanos, improvisaciones al estilo del sur de India, himnos de gospel, melodías de carnaval o música ritual islámica. En este rico ambiente sonoro creció Adolphe Johannes Brand. Su segundo nombre, Dollar Brand, con el que se dio a conocer al gran público en los inicios de su carrera musical, es fruto de su crucial encuentro con el jazz. El apodo de Dollar Brand se debe a la vehemencia con la que urgía a los marinos americanos que llegaban a Ciudad del Cabo para que le vendieran las últimas novedades discográficas jazzísticas. Y, finalmente, su tercer y definitivo nombre, Abdullah Ibrahim, fruto de su conversión al islam, en 1968. Todas estas experiencias e influencias se hallan reflejadas en “Cape Town Flowers”. Ésta es la transparencia de su trabajo.







Hemos dicho que “Cape Town Flowers” maravilla por su aparente sencillez. Efectivamente, los once temas incluidos en el álbum llaman la atención por su brevedad (la mayoría apenas duran tres o cuatro minutos) y por la simplicidad de sus frases, compuestas por unas pocas notas diáfanas y cercanas entre sí. En estas melodías no hay grandes saltos interválicos, ni excentricidades, ni vanas muestras de virtuosismo. Abdullah Ibrahim encuentra así un lenguaje exquisito y expresivo con las notas justas, las mínimas. Explicó Halil Bárcena en una ocasión, refiriéndose a los hikam o aforismos sapienciales del célebre maestro sufí argelino Ahmad Al-‘Alawî (m. 1934), que encontrar el lenguaje y la palabra adecuados es un don y a la vez un fruto del camino. Pues bien, estas palabras seguramente podrían aplicarse a los aforismos sonoros que constituyen la música de Abdullah Ibrahim. Y ahí radica probablemente la veracidad de sus composiciones.

Estas pequeñas células melódicas, sucintas, cálidas e íntimas, que conforman sus temas, se repiten una y otra vez hasta quedar grabadas en nuestra memoria. Y es que la música de Abdullah Ibrahim es una música circular, que gira y gira, y que entra en quien la escucha con suavidad, hasta calar en lo más hondo del ser. No es ésta, pues, una circularidad machacona y cansina sino que, por el contrario, va ganando en profundidad y, lejos de adormecer, centra como lo hace la repetición de un mantra, pongamos por caso, o la práctica del dhikr sufí [1]. Y es que, al igual que un mantra o las fórmulas empleadas en el dhikr, las melodías breves y sencillas de Abdullah Ibrahim son auténticos “concentrados sonoros de conocimiento” [2].

Pero, no nos llevemos a engaño, detrás de esta aparente simplicidad, se esconde una enorme sabiduría. Dijo en una ocasión el propio Abdullah Ibrahim refiriéndose a estos “concentrados sonoros de conocimiento”: “Sería de ilusos pensar que la música es simple. A través de miles de años, la sabiduría sonora de África ha ido creando estas fórmulas”; y es, precisamente, esta sabiduría, reinterpretada a través del jazz o los ritmos de Brasil y Kenia, por ejemplo, la que se esconde detrás de las melodías de Abdullah Ibrahim.


Es bien sabido que Abdullah Ibrahim es un extraordinario narrador de historias, y ello queda también patente en su música. No en vano casi todos los temas de "Cap Town Flowers" están escritos en compases de cuatro tiempos, de naturaleza narrativa, estables y serenos. Como los buenos narradores que nos fascinan por el cómo, es decir, la manera de contar lo que cuentan, Abdullah Ibrahim nos habla muchas veces en susurros, y siempre dejando silencios al final de sus frases para hacer que el receptor desee ardientemente seguir escuchando. Y es que lo que conmueve realmente de esta sencillez es el anhelo por compartir lo comprendido de un modo que pueda llegar a ser entendible para todo aquel que quiera escuchar.

Pero, ¿escuchar qué? Pues historias de retorno. Abdullah Ibrahim sabe bien de exilios y regresos, puesto que a causa del apartheid tuvo que abandonar Sudáfrica en 1962, no pudiendo volver a su tierra natal hasta muchos años después. También el jazz de África, del que Abdullah Ibrahim es uno de sus máximos exponentes, explica una música que en su momento partió a otro continente, el americano, para volver a su origen, fecundado por el jazz. Pero tal vez la música de Abdullah Ibrahim nos habla también de otro retorno aún más íntimo, el retorno al propio corazón. Los temas de "Cap Town Flowers" laten a tempos de unas 60 a 80 pulsaciones por minuto, aproximadamente, y nos remiten al ritmo de un corazón centrado y apaciguado. Hablan de la alegría serena y lúcida del latir, y es una alegría que nos contagia, como sólo puede contagiarnos quien vive conmovido.

Notas:
[1] Dhikr: recuerdo, presencia, invocación. Práctica sufí, tanto individual como colectiva, basada en la invocación del nombre divino.
[2] Expresión utilizada por Halil Bárcena al referirse a los mantras y a las fórmulas empleadas en el dhikr sufí.

Para saborear las perlas sonoras de Abdullah Ibrahim, clikar aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=5Z79hv5I2Kw


Lili Castella es licenciada en derecho. Pianista y rebabista del grupo musical 'Ushâq. Coordina las actividades del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona

viernes, 28 de enero de 2011

Cuentos: El litro de leche


El litro de leche








En cierta ocasión, el Mol·lâ Nasreddín se plantó ante el lechero del barrio, con un minúsculo vaso entre sus manos:
- Quiero un litro de leche de vaca

A lo que el lechero respondió, un tanto sorprendido:
- Pero, hombre, en ese vaso tan pequeño no cabe un litro de leche de vaca

Sin arredrarse, Nasreddín insistió:
- En ese caso, póngame un litro de leche de oveja

Poco importa que lo llamemos de una u otra forma, que sea blanco o negro, esto o aquello; lo cierto es que mientras nuestro corazón no se abra de par en par jamás será capaz de amar, esto es, de acoger la vida en toda su plenitud.



Halil Bárcena

Poetas: Frithjof Schuon

1
En realidad, cuando un ser humano ama a otro,
ama fundamentalmente a Dios, y no lo sabe;
o bien lo sabe.
Sagrado es el amor,
porque en él duerme la luz del amor divino

2
Uno quisiera que todo fuese armonioso

en nuestro ambiente y en nuestra propia vida.
Un deseo demasiado pequeño. No hay nada mejor
que elevarse espiritualmente por encima de todo ello.




3
Poesía, danza y canción, y tañido de laúd;
lenguaje del arte y lenguaje de la naturaleza.
No digas que sólo son placer de los mundanos:
todo ello da testimonio de profundidad y del más elevado fin.

La belleza y el amor están lejos del egoísmo,
y de los fríos pensamientos cerebrales del orgullo.
Dos sabios que han bebido de la copa de la belleza,
caminan por elevados senderos, estrella tras estrella.

¡Oh amor, que reconcilia toda oposición:
pensamiento y experiencia; sonidos de cuerdas,
y canción, que de la nostalgia sagrada canta!
¡Oh belleza, que coronas el afán de la Verdad!
¡Oh dulce melodía, sonido de violín de un ángel,
tú revelas aquello que las palabras ocultan!

4
Los hombres parecen estar huyendo
¿qué les inquieta, qué les hace huir?
No sólo huyen ante lo desconocido que les amenaza,
huyen de sí mismos, de sus miserias,
de su simple existencia. Hombre, escucha:
tú estás en la linde del ser, ¿a dónde vas?
¡Deténte!
Dios es el centro y el reposo.





5
Sientes que este mundo terrenal es triste,
mas por esta tristeza no debes lamentarte;
no digas que el universo es malo.
Porque cada sombra terrenal tiene un fin,
e infinita es la dicha escondida en las cosas;
la vida puede ser pesada, pero el alma tiene alas.
La doble naturaleza de este mundo contempla:
un lado es hierro, y el otro oro.
Tu bienaventurada naturaleza interior debes ver,
entonces sabrás: Dios la hizo pura y libre.

6
Dime por qué has amado la cima de la montaña,
su sereno silencio y su pureza,
y yo te diré que el reposo de nuestro espíritu
es la soledad con Dios; serenidad
por encima del estrépito de los pensamientos.
Y dime por qué amas el secreto del bosque susurrante,
su santidad y su oscura seguridad,
y yo te diré que nuestro gozo perdurable
es unión, amor en nuestro corazón más profundo,
sumergiéndose en el misterio de nuestro ser;
unión con lo que soy, y lo que eres.


7
Toda criatura existe para decir "Dios";
así, tú también debes aceptar la vocación del mundo,
¡oh hombre!, tú que eres el rey de la tierra.
¡Ay de aquel que olvida el núcleo de su existencia!

Ningún animal, ninguna planta ni piedra lo hace;
sólo el hombre, con su libre albedrío,
en su locura.
Di "Dios" durante toda tu vida;
que esto sea una gracia para los demás.

Porque un aura irradia del nombre supremo;
la oración es bendición, es la semilla de lo divino.

8
Pensáis que nací junto al verde Rhin.
No sabéis dónde está mi lugar de nacimiento.
Yo mismo no lo sabía, hasta que un día
el Altísimo me dijo: ¡Sé lo que eres realmente!

9
No creáis que lo que digo aquí de mí mismo
sea exagerado o falto de modestia:
todo lo que se encuentra en los buenos libros antiguos
sobre el ser y el universo entero,
Dios lo ha inscrito en el fondo de mi corazón.

(Amor y vida. Poesías de Frithjof Schuon, Palma de Mallorca: J.J. de Olañeta editor, 1999)


Frithjof Schuon (Basilea, Suiza, 1907-Bloomington, Indiana, Estados Unidos, 1998). Metafísico, pintor, poeta y maestro espiritual sufí, representa la figura más completa de la llamada sophia perennis. Escribió más de veinte libros en los que desarrolla el tema de la ‘unidad trascendente de las religiones’ y de su necesaria comprensión ‘esotérica’. Viajó por el norte de África donde conoció al shayj sufí Ahmad al-'Alawî, quien lo inició en la senda sufí. La mayoría de su extensa obra poética fue compuesta en los últimos años de su vida, que transcurrió en Estados Unidos, donde convivió con los indios de las llanuras, bebiendo de su maltratada cultura tradicional, por la que se sintió muy atraído, como prueban las pinturas que ilustran la presente selección poética.


Sección coordinada por Pepa Torras i Virgili

jueves, 27 de enero de 2011

Ham-Dam, compartir el aliento


'Ham-dam',

compartir instante y aliento


Halil Bárcena





Escribe Hâfez de Shirâz (m. 1389), referente mayor de la lírica persa de corte sufí: “No des un paso en la senda del amor sin un guía. Yo lo intenté cientos de veces y fallé”. Por su parte, Mawlânâ Rûmî (m. 1273), maestro de derviches, advierte lo siguiente: "Todo el mundo anda en pos de la felicidad (...) Viejos y jóvenes inmaduros se han convertido en buscadores de oro, pero el ojo común no es capaz de distinguir el oro de cualquier baratija (...) O posees una piedra de toque dentro de ti que te permita distinguir el oro o, de lo contrario, si no conoces el camino, no lo recorras solo" (Masnaví II, 742-745). Como vemos, ambas luminarias del sufismo persa nos advierten a propósito de la importancia que el guía juega en la senda del amor, el camino interior, y los riesgos de aventurarse en ella por cuenta propia, sin estar lo suficientemente preparado para una tarea que exige la implicación de la totalidad del ser. Es cierto que el término pîr, que designa en persa al guía de la senda sufí, puede poseer una sentido muy amplio, sin que deba restringirse forzosamente al maestro de carne y hueso. Son muchos los sufíes, el murciano Ibn 'Arabî sin ir más lejos, que fueron guiados en su andadura espiritual por el enigmático Jidr mencionado en el Corán, que representa en el sufismo la figura del maestro interior. Sea como fuere, en estas líneas nos referiremos fundamentalmente a la acepción clásica del término pîr, cuyo significado literal es 'viejo', 'persona de edad' (de hecho equivale al shayj árabe), como figura humana específica, y a la particular relación que en la senda sufí se establece entre guía y discípulo.

Los sufíes de raigambre persa, Mawlânâ Rûmî entre ellos, poseen una expresión harto llamativa para designar a la que, sin duda, es una relación humana única, aquella que une a maestro (pîr) y discípulo (murîd) en el transcurso de la senda interior. Ham-dam, que en persa quiere decir literalmente 'mismo aliento', es como se conoce ese tipo de relación, insisto, única. Y es que, en efecto, pîr y murîd comparten el mismo aliento, como si ambos fuesen carne de su carne. Con todo, es sabido que la palabra persa dam también significa 'instante', con lo que podría decirse que maestro y discípulo comparten no sólo el aliento sino el mismo instante. Dicho de otro modo, pîr y murîd se hallan, por así decir, en una misma longitud de onda, de tal manera que entre ambos buena parte de la enseñanza sea transmitida en silencio, a través del gesto, de una sonrisa o la mirada. Y es que, al contrario de lo que suele pensarse, el recurso a la palabra indica muchas veces carencia de sintonía interior. La palabra es comunicación, sí; pero el silencio, comunión. Ya se sabe, además, que
quien no entiende un silencio, una mirada o una sonrisa, es incapaz de comprender una larga explicación. La sensibilidad espiritual, la madurez en la senda, se mide más por los silencios que por las palabras. Y es que nada hay más elocuente que el silencio de un sabio. Pîr y murîd comparten aliento e instante; también secretos, justo como si de un par de amantes se tratara. Con todo, la suya no es una relación a escondidas. Dice el romance del Conde Arnaldos: "Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va". Pues bien, ese es, justamente, el secreto que comparten pîr y murîd, la melodía silenciosa del amor, que no todos los oídos son capaces de percibir.


A la luz de lo hasta aquí dicho, y teniendo en cuenta la naturaleza tan particular (¡y al tiempo infrecuente!) de la relación que en la senda sufí se establece entre el guía y el aprendiz no nos resultan tan extrañas algunas de las maneras de proceder del pîr; por ejemplo, eso que el poeta y biógrafo persa Abdurahman Yâmî (m. 1492) denomina "asumir la carga del enfermo". Y es que, en efecto, el pîr enferma muchas veces para sanar al discípulo. Así pues, la enfermedad del guía no es síntoma de vulnerabilidad, sino todo lo contrario, de su fortalece interior. Y es que sólo los fuertes, los verdaderos hombres de poder, son capaces de cargar con el peso extra que supone asumir la enfermedad del aprendiz, algo, insisto, sólo al alcance de quienes están paso y medio por delante del resto. Y negarse a verlo es signo de una ceguera incurable que inhabilita para el amor.

Ham-dam
alude, pues, a un tipo de relación única, basada en el amor incondicional, algo muy poco habitual en los tiempos que corren. Pero es única dicha relación porque es único todo cuanto tiene que ver con la senda sufí del amor. Dice, nuevamente, Rûmî: "Todo lo que yo he hallado aquí no lo encontraría en ningún otro lugar". Mal que nos pese, el vino de marca que se sirve en la taberna derviche no se puede paladear en otro lugar. Ciertamente, la vida es compartir y nos hacemos humanos en la relación con el entorno y los demás, ya sean nuestros padres, amigos, conocidos o esos personajes anónimos con los que nos tropezamos en la vida casi por azar. En ese sentido, pero sólo en ese sentido, podemos afirmar que aprendemos de todo y todos, a condición de que estemos abiertos a cuanto acontece. Sí, eso es cierto, pero aquí hablamos de otra dimensión del vivir. Cuanto acabamos de decir no sustituye a la figura única del pîr, puesto que lo que él comparte, su canción, es un tesoro que sólo él es capaz de transmitir. Sólo los espirituales, y nada más que ellos, nos hablan de la perla del conocimiento. De todos apredemos muchas cosas, sí, pero sólo de quien se ha dado a sí mismo hasta el anihilamiento más radical es posible aprender eso, justamente, el amor que no sabe de límites. Lo que enseña el pîr, el guía espiritual, es, pues, único y sólo a su lado, en su presencia humilde y poderosa, poderosa y humilde, es posible degustarlo. La perla que el pîr ofrece desinteresadamente no se halla en un mundo cuya moneda de cambio es el interés egoísta, tantas veces camuflado tras las palabras amor, amistad e, incluso, espiritualidad. Sin embargo, no vale llevarse a engaño. Nadie puede dar un paso por nadie en la senda sufí; tampoco el pîr, aunque, puntualmente, como ya hemos visto, pueda asumir la enfermedad de otro. Lo dice el refrán popular. Quien desee peces, perlas en este caso, ya sabe lo que tiene que mojarse.

Evidentemente, lo aquí descrito tomaba como referencia al pîr digno de dicho nombre y no a los falsarios. La expresión ham-dam hace referencia, lo hemos dicho, a un tipo de relación humana única e infrecuente. También hallar a un verdadero pîr resulta una experiencia única e... ¡infrecuente! Y es que lo que abunda (¡también entonces, en el siglo XIII!) es la copia, no el original, algo que tampoco se le escapó al propio Rûmî: "Entre los que llevan el manto de derviche sólo hay uno auténtico". Pero este es otro tema al que nos referiremos en momento más propicio.

Libros: Vacío y plenitud



François Cheng
Vacío y plenitud
Madrid, Siruela, 2008


Si en el sufismo los dos pasos principales del ‘camino interior’ son fana, esto es, la anihilación del yo, o mejor aún, de la falsa ilusión de ser real, y baqa, o subsistencia en lo realmente real, en la concepción china del universo y de su comprensión del mundo objetivo son fundamentales las nociones de vacío y plenitud. Estos dos términos, con sus múltiples implicaciones, son explicados detalladamente en el ensayo de François Cheng, Vacío y Plenitud. La obra explora a través de la noción de vacío cómo se organizan una serie de conceptos relacionados entre sí en el arte de la pintura china, animada por un pensamiento estético que comporta una espiritualidad específica, influida en gran parte por el taoísmo y el budismo zen. En una segunda parte de la obra, el autor concreta dicho arte de la pintura china a través de los escritos del célebre pintor Shitao. El libro incorpora además fragmentos de escritos de otros pintores y teóricos chinos sobre elementos y aspectos concretos de la actividad pictórica, además de imágenes de pinturas de algunos de los artistas que se citan. Resulta interesante ver cómo al igual que el sufí se ocupa de la realización de las realidades espirituales que existen tanto en el interior de la forma externa del universo como en su propio ser interior, en la pintura china las figuras exteriores se vuelven representación de un mundo interior que revela asimismo el mundo exterior. La pintura china no busca ser un simple objeto estético, sino que, como afirma François Cheng, "tiende a convertirse en un microcosmos que vuelve a crear, de igual manera que el macrocosmos, un espacio abierto donde la verdadera vida sea posible". Y aquí el término macrocosmos se refiere esencialmente a la realidad interior del universo y no a su forma exterior. En este sentido, la pintura en China es vista como una práctica sagrada, porque su objetivo es la realización total del hombre. Arte y arte de vivir son, pues, una misma cosa y lo bello es considerado siempre en su relación con lo verdadero. Entre otros aspectos, nos sorprende leer de la cosmología china la importancia de la nostalgia del regreso al origen, al aliento primordial, a la unidad inicial a la que debe tender todo hombre, rasgos éstos tan caros al sufismo persa. También el lugar fundamental que ocupa la pincelada, por el hecho de encarnar el proceso por el cual el hombre que pinta se suma a los gestos de la creación, al igual que el derviche que gira se suma al ritmo total del universo. En efecto, son diversos los aspectos filosóficos y espirituales esenciales que esta obra permite contemplar desde un ángulo distinto pero a la vez complementario a la espiritualidad sufí. Pepa Torras i Virgili

lunes, 17 de enero de 2011

Pep Guardiola, 40 aniversari


¡Per molts anys, Pep!




Hoy, dieciocho de enero de 2011, Pep Guardiola, entrenador del FC Barcelona, cumple 40 años. Desde este blog felicitamos a la persona que está haciendo historia no ya en las filas blaugranas sino en el futbol mundial. Nadie antes (tal vez el Brasil del 82) había desplegado un juego como el que el noi de Santpedor ha sabido inculcar a los Messi, Xavi, Iniesta, Busquets, Valdés, Puyol, Piqué, Pedro y compañía. Porque no es sólo que el Barça de Guardiola gane, sino cómo lo hace. ¡Per molts anys, Pep, i gràcies per ser com ets i pels molts moments de joia que ens has regalat en els darrers anys! H.B.

Y aquí un homenaje a Pep Guardiola:

http://www.youtube.com/watch?v=kY-XV9yRdIg

Dîwân de Hal·lâj (15)



Dîwân de Hal·lâj (m. 922)






15
1. Si volgués, els meus secrets revelaria palesant només els meus,
i mostraria el foc que abrusa el cor i el meu anhel mes íntim.

2. Però estic gelós del secret del meu Senyor;
qui es pensa que el coneix, amb la seva ignorància el nega.

3. Al meu Déu pertanyen els signes abundosos,
entre ofrenes i dons, que ofereix el món creat.

4. Ni un sol dia no ha brillat la teva llum perquè jo la confirmés,
sense mai haver dubtat de mi mateix confessant que la ignorava (1).

5. I mai no t’he invocat sense enfollir de torbament,
fi ns a esquincar-me els parracs i les entranyes.


Notes:
(1) Com tot savi realitzat, Hal·lâj és un adepte de la ‘docta ignorància’que afirma Déu tot negant conèixer-lo, car el seu coneixement és, en realitat, la seva ignorància.

(Traducció de l'àrab al català a càrrec de Halil Bárcena)

viernes, 14 de enero de 2011

Un equipo de oro


Barça, un equipo de oro





El año nuevo nos ha deparado una noticia de oro, triplemente dorada: los tres aspirantes a la presente edición del balón de oro, galardón concedido por la FIFA, que acredita al mejor futbolista del planeta, militan en las filas del FC Barcelona (¡quelcom més que un club!) de Pep Guardiola (¡quelcom més que un entrenador!): Andrés (Don Andrés, ¡lo puto crack!) Iniesta, Xavi Hernández (¡lo mariscal de camp!) y Lionel Messi (¡él!), que, a la postre, se alzó con un galardón que, al fin y al cabo, premiaba también un estilo único de hacer fútbol. Damos, pues, la bienvenida al año nuevo con una noticia dorada que nos ha colmado de alegría a muchos, salvo, claro está, a los espiritualistas atacados de trascendentalismo, intelectuales exquisitos y esnobs alternativos de siempre, para quienes eso del futbol (¡y no digamos ya el rugby!) es algo para mastuerzos y vulgo en general. H.B.

Y aquí, una dedicatoria musical:

Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)