Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

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Halil Bárcena

Director de l'IES

Yâ man Hû...!

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miércoles, 3 de marzo de 2010

Isla de Panyi (Tahilandia)


Hoy, visitar las islas del llamado gran sur de Tahilandia, que motean el mar de Andamán, es toda una fortuna y, si me apuran, hasta casi un milagro. Y es que el tsunami del 26 de diciembre de 2004 casi las borró del mapa de un zarpazo. De todas ellas, Phuket, conocida, justamente, como "la perla de Andamán", es la más famosa y, por ende, la más turística (con todo lo que el turismo conlleva en Tahilandia), aunque no mucho más que Phi Phi, una especie de Ibiza tahilandesa, imitación oriental post-hippy, donde puede oírse la música más progresiva del mundo o verse las últimas tendencias en moda juvenil. En consecuencia, una primera conclusión que saca el viajero nada más poner pie en dichas islas es que no se halla en un lugar apartado y desconectado del mundo, aunque pudiera parecerlo a simple vista.


Sin embargo, Andamán posee otros rincones que, lejos del bullicio y los excesos del turismo de masas, ofrecen verdaderas joyas al viajero más exigente. Una de dichas joyas es Panyi, un islote minúsculo perdido en el mar de Andamán, que es, en realidad, un pueblecito flotante. Efectivamente, se trata de una pequeña vila de pescadores, construida sobre las aguas, y, por consiguiente, a merced de los caprichos del mar de Andamán, con poco más de doscientas familias, que suman unas dos mil personas en total.


Panyi fue erigido, en el siglo XVIII, por pescadores nómadas, provinientes de la vecina Indonesia. Dado que, por entonces, las leyes tahilandesas sobre suelo urbanístico no permitían a los extranjeros adquirir tierras, hubieron de construir el pueblo de Panyi sobre el agua, tal como el visitante de hoy puede contemplarlo.

Llegar a Panyi al atardacer, con los últimos rayos de sol acariciando la cúpula dorada de la mezquita (único edificio construido sobre tierra firme), de la que emergía melodioso el azan, la llamada a la oración islámica, tras surcar las aguas cálidas de Andamán, entre islotes de playas desiertas de arenas de un blanco impoluto, que se alzan sobre el mar dibujando las formas más inverosímiles; llegar a Panyi a esa hora, digo, es algo mágico, y espero no resultar cursi al decirlo.


Sus gentes son cálidas y amables, como, de hecho, suele ocurrir en todo el sudeste asiático. Así, no es difícil que respondan con sonrisas nada fingidas a las miradas del extranjero, e incluso a algunas de sus impertinencias. Y es que, por lo general, los isleños de estos lares responden al tópico que dice que en estas islas la vida late a otro ritmo y con otra calidad.

Tahilandia es un país, mayoritariamente, budista, en concreto budista theravada. Sin embargo, la presencia del islam es muy viva, sobre todo en el sur, en el que los musulmanes alcanzan el cuarenta por ciento de la población. El islam es aquí un islam profundamente thai, algo que algunos ignoran o pretenden ignorar muy a la ligera. Por eso, aquí, el viajero no hallará ni Ahmads, ni Muhammads, ni Anuars, ni Mustafás. También los usos culinarios del lugar distan mucho de lo que el viajero halla en otros lugares de raigambre islámica. Y, hablando de cocina, nada como el marisco de Panyi, servido con las típicas especias de la suculenta cocina tahilandesa, y a unos precios, por supuesto, que nada tienen que ver con los nuestros, que son desorbitantes.


Panyi despide al viajero con la misma calma con la que lo acoge. Y es que en una isla flotante como esta todo se mece al ritmo de las olas del mar, que nada retienen. Todo es un calmo ir y venir de sensaciones imborraables que perduran en el tiempo.

Halil Bárcena (enero, 2010)


Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)