Los siete elementos que componen el haftsin son estos:
1. Sabzé: brotes verdes de trigo, guisantes o cebada, que simbolizan el renacimiento.
2. Samanu: una especie de pudding hecho a base de grano, que simboliza la nueva vida.
3. Serké: vinagre, que simboliza el paso del tiempo y la paciencia.
4. Sîb: manzana, símbolo del amor y la belleza.
5. Sir: ajo, que simboliza la curación, estando ligado a la buena salud.
6. Somagh: una especia iraní que guarda una cierta similitud con el chili, que simboliza la victoria de la luz frente a las tinieblas.
7. Senyed: frutos secos, que simbolizan el amor.
Estos son los elementos imprescindibles de todo haftsin. A veces, sin embargo, se añade algún otro más, pero siempre comienza con la letras sîn, como el sonbôl, un jacinto o narciso, que simboliza la llegada de la primavera; o seké, unas cuantas monedas, que simbolizan el bienestar y la prosperidad.
Por último, el haftsin se completa con los siguientes elementos simbólicos, que vienen a arropar a las siete "s", ya descritas:
- Ayné: un espejo, que simboliza la reflexión sobre la vida.
- Mahí: dos peces rojos, que simbolizan el devenir constante de la vida.
- Tojme morg: huevos pintados, que simbolizan la fertilidad.
- Shamé: velas, que simbolizan la felicidad ligada a la luz.
- Lalé: tulipanes, que son el recuerdo de los seres queridos muertos.
- Golâb: agua de rosas, que simboliza el poder de la limpieza y la purificación.
- Shirîni: dulces, que simbolizan la dulzura como cualidad espiritual.
- Narengi: una naranja y una rosa flotando en un recipiente de agua, que simbolizan a la tierra flotando en el espacio.
Al mismo tiempo, jamás falta en un buen haftsin, algún libro espiritual, como el Corán, el Dîwân de Hâfiz o el Masnaví de Mawlânâ Rûmî; e incluso también algún instrumento musical; todo ello dispuesto según la creatividad de cada cual.