La civilización hispano-árabe
Alianza Editorial, Madrid, 2008
Titus Burckhardt (Florencia 1908-Lausana 1984), gran conocedor del arte y la civilización islámicos, nos invita, en el libro que ahora reseñamos, a adentrarnos en el fascinante mundo de la civilización hispano-árabe que floreció en la Península Ibérica durante más de ocho siglos. En la línea de la philosophia perennis, de la cual Burckhardt es uno de sus máximos exponentes, el autor pone de relieve los valores de contenido universal de la cultura de Al-Ándalus, y, al mismo tiempo, nos traslada su sabor específico e inconfundible.
Para ello, en lugar de ofrecer una exposición histórica lineal, Burckhardt opta por tratar, en cada uno de los distintos capítulos, un tema significativo de la civilización hispano-árabe. Se suceden así apartados dedicados a sus ciudades más emblemáticas (Córdoba, Toledo y Granada), o a cuestiones diversas como, por ejemplo, 'Lengua y creación literaria', 'Juego de ajedrez por España', 'Cielo y tierra', 'la Ciudad', etc. De este modo pasamos de transitar por las bellísimas estancias de los palacios nazaríes de Al-Hamrâ (La Roja), la extraordinaria Alhambra granadina, a tener noticia de la teoría del multifacético pensador Ibn Jaldún (m. 1406), según la cual la causa de la decadencia política que experimentó la España (llamémosla así) musulmana a partir del siglo XI, se debió al desequilibrio que se produjo entre la población nómada y la sedentaria, o a tener conocimiento de la impronta que dejó la lengua árabe en la literatura andalusí, especialmente en la poesía. Apasionante es también, en el capítulo dedicado a 'Lengua y creación literaria', la descripción que nuestro autor hace de los mecanismos de funcionamiento interno de la lengua árabe.
Titus Burckhardt, que en su día se convirtió al islam, escribió que para comprender una civilización hay que amarla; pues bien, amor por la civilización islámica es lo que desprende este libro en todas sus facetas, tanto en su contenido como en su estructura, la cual, bajo su aparente dispersión, no hace sino manifestar la idea nuclear del islam: la de una única realidad divina expresándose en todas y cada una de las múltiples facetas de la existencia: el arte, la política, la arquitectura, etc. Leili Castella