Joseph Conrad
El espejo del mar. Recuerdos e impresiones
Reino de Redonda, Barcelona, 2005
Quién mejor que su autor, Joseph Conrad, para definirnos El espejo del mar, esta exquisita joya que reseñamos, híbrido ensayo autobiográfico y descripción poética sobre la relación del célebre novelista con el mar, los barcos y las personas que los gobiernan. De él, nos dice: “He intentado aquí poner al descubierto […] los términos de mi relación con el mar, que habiéndose iniciado misteriosamente, como cualquiera de las grandes pasiones que los dioses inescrutables envían a los mortales, se mantuvo irracional e invencible, sobreviviendo a la prueba de la desilusión, desafiando al desencanto que acecha diariamente a una vida agotadora; se mantuvo preñada de las delicias del amor y de la angustia del amor, afrontándolas con lúcido júbilo, sin amargura y sin quejas, desde el primer hasta el último momento (…). Es el mejor homenaje que mi piedad puede rendir a los configuradores últimos de mi carácter, de mis convicciones, y en cierto sentido de mi destino: al mar imperecedero, a los barcos que ya no existen y a los hombres sencillos cuyo tiempo ya ha pasado (…)”. ¡Qué descripción tan bella y certera de la búsqueda de un hombre de conocimiento! En esta magnífica obra, el mar no es un mero escenario sino la materia misma del discurso literario, el objeto de la pasión o de la apremiante necesidad que mueve a su autor y lo modela, como al derviche su búsqueda interior. Este libro, que se presta a relecturas anuales reveladoras de secretos que afloran gracias a la complicidad del tiempo, es, en cierto modo, un cuaderno de navegación en sentido amplio; las memorias de un hombre de espíritu que un día se encontró inmerso en este vasto océano que es la vida, se empeñó en conocerlo y acabó amándolo. Bajo el pretexto de la descripción de algún aspecto marinero, Conrad destila en cada capítulo lecciones magistrales sobre la vida y la muerte, sobre el amor y la fuerza, sobre el funcionamiento de las cosas y sobre el camino del hombre hacia su auténtica humanidad. Sólo cabe destacar, a modo de ejemplo, este bello pasaje referido al amor y al conocimiento, que muy bien podría haber sido dicho por un sabio sufí: "(…) el artículo, escrito evidentemente por un hombre que no sólo sabe, sino que comprende, cosa (permítaseme hacer de pasada esta observación) mucho más rara de lo que podría suponerse, porque la clase de comprensión a que me refiero está inspirada por el amor; y el amor, aunque pueda admitirse que en cierto sentido es más fuerte que la muerte, no es en modo alguno, desde luego, tan universal ni tan seguro. De hecho el amor es raro: el amor por los hombres, por las cosas, por las ideas, el amor por la más consumada pericia. Porque el amor es el mayor enemigo de la prisa (…)". Y dicho esto, solamente nos resta añadir que esta edición de El espejo del mar cuenta, además, con el aliciente de incluir diversas fotografías del autor y de los barcos y tripulantes que aparecen en el libro. ¡Una auténtica joya! Pepa Torras i Virgili