Bunaken es una pequeña isla de poco más de ocho kilómetros cuadrados que forma parte del Parque Nacional Marítimo del mismo nombre, perteneciente al municipio de Manado, sito al norte de la isla de Sulawesi, en Indonesia, en cuyos mares se batió el cobre con los piratas javaneses el mítico marino irlandés James Carsson, alias Plata de Palo, pero esa es otra historia de la cual algún día rendiremos cuentas.
Por el momento, quedémonos en Bunaken, un rincón como hay pocos en el mundo, ciertamente, verdadero paraíso para los amantes del submarinismo. Y es que la belleza de esta pequeña isla no está tanto en lo que se ve a simple vista, que es muy bello también, como en lo que no se ve, aquello que el mar atesora en sus entrañas.
Fruto de las fuertes corrientes oceánicas que sufren las aguas de la zona, el mar que baña Bunaken posee una altísima diversidad de corales -¡390 especies diferentes, nada más y nada menos!-, de peces de colores imposibles y de equinodermos y esponjas. Un dato revelador: al parecer siete de las ocho especies de conchas gigantes que se producen en el mundo proceden del Parque de Bunaken.
La experiencia de adentrarse en el interior de estas aguas resulta fascinante. Diving y snorkeling, estoy convencido, pueden llegar a ser prácticas meditativas, si uno se aplica en silencio reverencial a la contemplación de la belleza del mundo marino que se despliega ante uno, bajo formas tan infinitamente diversas y bellas. En efecto, bucear entre el silencio de las aguas, oyendo solamente el zumbido regular de la propia respiración, puede conducirle a uno a un particular estado de recogimiento y, al mismo tiempo, de comunión con la vida que a uno le rodea.
Cae la tarde, el sol está a punto de ponerse y en la humilde mezquita de Kima Bajo, a pocos kilómetros de Bunaken, se oye la voz trémula del almuédano llamando a la oración. Es la hora del magrib y también del iftâr. Los fieles musulmanes de estas islas rompen el ayuno. Es el mes de Ramadán.
Halil Bárcena (agosto 2010)