Soy quien da la mano a los extraviados,
Soy la esperanza de los desesperados,
Soy la vista de los que no ven,
Soy quien revela los misterios inauditos,
Soy el espíritu que se esconde en los corazones,
Soy el agua que cae sobre las piedras,
Soy quien con una mirada detiene el mundo,
Soy quien sacia a los hambrientos,
Soy quien ampara a los amantes,
Soy el poder misterioso que allana los montes,
Soy quien creó esos cielos,
Soy el faro que ilumina los mares,
Soy el guía de los creyentes,
Soy quien impone el orden,
Soy quien escribió los cuatro libros,
Soy la lengua que recita el Corán,
Soy el camino que conduce a la felicidad,
Soy quien derrama riquezas,
Soy el jardinero de todos los jardines,
Soy quien mandó a Hamza al monte Qâf,
Soy quien puso allí el nido del Sîmurg,
Soy quien dice estas palabras, no Yunus.
Quien duda de esta verdad peca:
Soy yo el primero y el último.
2
Este mundo para nadie queda
Aunque el mundo está impregnado de Dios,
Nadie alcanza a ver su misterio.
Si quieres verlo, búscale en tu mundo,
Descubrirás entonces que Él no está tan lejos.
Esa tierra sobre la que caminas,
Esa comida con que te alimentas,
Si crees que son tuyas, te equivocas.
El otro mundo se halla fuera de mi vista,
La virtud es lo que se queda en este mundo.
El dolor de la ausencia es demasiado amargo,
Nadie volvió una vez que se marchó,
Mas el que viene a este valle se irá,
Sin remedio; todo ser humano este sorbete beberá.
La vida es un largo puente
Por el que pasan todos, viejos o jóvenes;
Pues venid, vamos a ser amigos,
La vida será más fácil para nosotros,
Amemos y que nos amen todos,
Pues este mundo a nadie le queda.
Si escuchas y entiendes
Las palabras de Yunus,
Seguro que las aprovecharás:
Este mundo para nadie queda.
Cada vez que me arrastro en su camino,
Sale mi luna;
Los inviernos se transforman entonces en primaveras
Y todos mis días parecen fiestas.
Las nubes son incapaces de ocultar mi luna,
Ni pueden deslustrar su fulgor.
Jamás disminuye su llenura
Y se dilata su esplendor desde la tierra.
La luz de mi luna borra las tinieblas
E ilumina las celdas oscuras en los corazones.
¿Pueden vivir juntos en una misma celda
El rayo penetrante y la sombra?
Yo encontré mi luna aquí, en la tierra,
¿qué me importa el cielo?
Mi frente debe alcanzar el suelo,
Si desde allí crece mi luna.
Faltan palabras para describir mi luna,
Mas los amantes la conocen.
Faltan palabras para explicar mi pena,
Mas los amantes la saben.
No culpéis a Yunus por haber amado,
Son muchos los seguidores del Amado;
Si su amor abraza a los amantes,
Yunus también irá a su lado.
(Yunus Emre, Poemas, Hiperión, Madrid, 1992)