Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

Para cualquier tipo de consulta o información, no duden en ponerse en contacto con nosotros, a través de nuestra dirección de correo electrónico: sufismo786@yahoo.es

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Reciban un cordial saludo, sean quienes sean y lo que sean, estén donde estén, y muchas gracias por su visita. Huuu...!

Halil Bárcena

Director de l'IES

Yâ man Hû...!

Yâ man Hû...!

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martes, 14 de octubre de 2008

Estambul (Turquía)


Lo que más cautiva al visitante que por vez primera llega a Estambul quizás sea la monumentalidad histórica de la ciudad; eso y su privilegiada ubicación entre dos aguas y tantos mundos. Porque, en efecto, Estambul es varios mundos en uno solo. Estambul, que antes fue Constantinopla y mucho antes aún Bizancio, ha sido capital de dos imperios poderosos, el romano oriental y el otomano, y eso se nota en su paisaje urbano tan denso y con tanta profundidad histórica. ¡Vaya si se nota! Y es que hay mucha historia en Estambul, tal vez demasiada incluso.



A primera vista, la otrora ciudad de los tulipanes se antoja apabullante y avasalladora. Su monumentalidad superlativa es tal que lo deja a uno paralizado y sin aliento. ¡Qué decir ante tal despliegue de torres y palacios, puentes colgantes, cúpulas y finos alminares que apuntan decididos hacia el cielo! Sin embargo, para el viajero que ha recalado ya un buen número de veces en la ciudad, Estambul se muestra de otra forma mucho más íntima y delicada, como una dama madura, irresistiblemente seductora, aún con muchos encantos que brindar.


Porque Estambul, ciertamente, está repleta de recovecos que revelan deliciosos vecindarios aún de madera (algunos miran al mar) y rincones de calma que se encuentran a penas a unos pasos de las abarratodas arterias principales, muy chillonas y mareantes a veces. Son antiguas madrasas o ecuelas coránicas, por ejemplo, convertidas hoy en plácidos cafés o centros de jóvenes artesanos. Dichos oásis estambulíes de paz y sosiego son ideales para jugar al backgamon o pegar la hebra con algún lugareño, mientras se disfruta de un café turco especiado y un narguile, la pipa de agua, placer oriental cuyo refinamiento es propio de aquellos lugares en los que desde antiguo se ha cultivado sin rubor el gusto por la vida. También el antiguo mevlevihané de Gálata, donde los derviches giróvagos seguidores de Rûmî aprendían a ser seres humanos de verdad a fuerza de dar vueltas y más vueltas sobre sí mismos hasta perderse, constituye un rincón entrañable de la ciudad, testigo de lo que fue y ya no es, aunque desee volver a serlo.


Y lo mismo sucede con las mezquitas, uno de los mayores atractivos sin duda de Estambul. Porque una vez uno ha visitado las aljamas que dan fama a la ciudad, las monumentales Mezquita de Sultan Ahmet, también conocida como Mezquita Azul, o la Suleymaniyya, debida al insigne arquitecto Mimar Sinan (1490-1588), sin cuyo genio creador el perfil de la ciudad sería otro, el viajero comienza entonces a descubrir esas otras pequeñas joyas arquitectónicas -¡... también de Sinan!-, más íntimas y acogedoras, en las que la fusión del poder y la religión se deja sentir menos o casi nada, como son las mezquitas de Sokullu Pachá, por ejemplo, o la de Rustam Pachá, con sus miríficas cerámicas de Iznik, o la de Kiliç Alí Pachá, en el barrio marítimo de Tophané, hoy tan de moda entre los jóvenes estambulíes, donde ejerce de imam Halil Necipoglu, uno de los cantantes de música sufí más notables del momento, cuya voz atesora lo mejor de una añeja tradición turca de almuédanos y recitadores de Corán. Porque en Estambul, las cosas como son, se dice el libro santo de los musulmanes como en ningún otro sitio. Y hablando de Sinan, aunque sea sólo a vuelapluma, ¿qué sería de Estambul sin él? Pues lo mismo, salvando las distancias, que Barcelona sin Antoni Gaudí, esto es, otra cosa.

Con todo, para mí, lo más sobresaliente de Estambul, lo que en verdad le deja a uno boquiabierto, continúa siendo la luz dorada, casi arcádica, del mes de septiembre, ya en las postrimerías del verano, cuando las tardes se visten de color melocotón para recibir a las primeras estrellas del ocaso.

Halil Bárcena
(septiembre 2008)

Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)