Muere el islamólogo
Mohamed Arkoun
Halil Bárcena
El pasado 14 de septiembre, falleció, a los 82 años de edad, el prestigioso islamólogo de origen argelino Mohamed Arkoun, autor de una de las obras más importantes de crítica de la razón islámica. Con él desaparece una de las voces más lúcidas y originales de un pensamiento islámico contemporáneo aún varado en rutinas interpretativas míticas, muy gastadas por el paso del tiempo, que bloquean cualquier avance epistemológico y matan el espíritu coránico primigenio.
Haciendo caso omiso de la hostilidad de los jurisconsultos musulmanes más recalcitrantes, así como de la incomprensión de ciertos religiosos autoproclamados reformistas, pero en el fondo muy timoratos a la hora de pensar la religión islámica más allá de su propio sistema de creencias y del patrón mitológico en el que fue forjada, Arkoun, hombre de una obstinada valentía, llevó sus investigaciones coránicas, por ejemplo, a través de unas sendas jamás antes transitadas, gracias, en buena medida, al uso que hizo de las herramientas epistemológicas prestadas por las modernas ciencias humanas y sociales. Y es que a diferencia de quienes pensaron lo pensable del islam, Arkoun, apoyándose en la vieja tradición humanística islámica del prolífico siglo X (sobre todo en el historiador y filósofo persa Miskawayh), más tarde abortada por el peso del legalismo religioso, pensó lo que hasta él había sido el ámbito vedado de lo que podríamos denominar lo impensado (¡y para algunos impensable!) del islam, una religión, como las demás, de carácter histórico y, por consiguiente, humana.
El propósito filosófico de Mohamed Arkoun, que ejerció como profesor de la Sorbona parisina durante más de dos décadas, no fue, pues, la reforma del islam o su modernización, empeño insuficiente y desviado, sino todo un replanteamiento crítico de fondo del propio discurso religioso en sí. Autor de una vasta obra en francés, en castellano, lamentablemente, contamos sólo con una única obra suya traducida: El pensamiento árabe (Paidós, 1992), librito de carácter divulgativo, muy lejos de sus mejores obras: Lecturas del Corán (1982) y, sobre todo, Crítica de la razón islámica (1984) y Humanismo e islam (2005). Como ha sucedido en otros casos, tal vez la muerte de Arkoun, quien siempre rehusó definirse y ser definido mediante categorías religiosas, espolee la traducción de una obra hoy más imprescindible que nunca.