'Sohbet', entre derviches
Sohbet (del árabe suhba) significa en turco 'charla', y se aplica a los encuentros esprituales entre derviches, cuyo objetivo es el despertar del corazón. Es imposible comprender totalmente dichos encuentros sufíes sin llegar a la belleza del corazón. Sin ser amigo y estar con los amigos esprituales de Él no se puede alcanzar el sentido profundo de las cosas y, en consecuencia, tampoco es posible penetrar en la significación de un sohbet. Este tipo de charlas no es una charla común, no es ni una clase ni una conferencia que puedan impartirse a todo el mundo, algunos muy lejos del sentido real de las cosas y de los valores propios de la senda interior. En cambio, quienes se acercan a un sohbet con una intención pura y limpia pueden sacar provecho de él, aunque su conocimiento de la senda sufí sea aún pobre. Algunos maestros sufíes afirman incluso que si uno asiste a un sohbet y acoge la mano de quien lo dirige con una intención sincera y desinteresada es como si el poder (kudra) de Al·lâh lo tomara en sus manos.
Sohbet es un encuentro de los corazones y no un mero encuentro físico de unos cuantos cuerpos reunidos. No sirve sólo con asistir a un sohbet, es preciso la presencia del corazón, sin la cual es imposible saborear el gusto místico de estas charlas, ni percibir su perfume especial. A veces, quien habla en un sohbet es una persona educada y de un alto nivel en la senda sufí, pero muchas veces se trata de personas sencillas con una formación escasa. Aun así son capaces de conmover por su enorme fuerza interior. Para quien ha abierto el ojo y el oído del corazón carecen de importancia los títulos de la persona que habla en un sohbet, porque sabe que realmente es Al·lâh quien habla a través de ellos y no una persona concreta que persiga notoriedad.
En la tradicion sufí mevleví el nombre del batidor de cobre Salâhuddîn Zarqûbî es un buen ejemplo de cuanto decimos. Era un amigo del alma de Mawlânâ Rûmî que irrumpió en su vida tras la desaparición de Shams-e Tabrîzî, su verdadero maestro, quien hizo de él lo que hoy conocemos. Salâhuddîn Zarkûbî confeccionaba joyas y demás para el palacio de Konya. Era un hombre sencillo, carecía de formación, pero durante diez largos años Mawlânâ habló y él escuchó; él habló y Mawlânâ escuchó. Era tanta la diferencia de educación, tal la distancia existente entre los mundos de ambos, que las gentes no alcanzaban a comprender cómo un sabio como Mawlânâ podía asistir y seguir con atención los sohbets de un (sólo en apariencia) ignorante como Salâhuddîn Zarqûbî. Tal vez estas palabras del propio Zarqûbî nos ayuden a entender el alcance y el sentido profundo de este tipo de charla a la que los derviches denominan sohbet: "Aunque las fuentes de la luz divina (nûr) estaban guardadas en mi corazón, vi como descendían como un río de luz hacia el cuerpo de Mawlânâ"
A lo largo de la historia hasta hoy, en los sohbets de los amantes de Al·lâh, ya sea en Konya o en Barcelona, los ríos de luz (nûr) descienden como un torrente luminoso hacia los cuerpos de los derviches, ya sea mediante la fuerza de la palabra dicha o escrita, en silencio o a través de sueños que nos hablan de la realidad de Haqq, lo único existente.
Nesrin Can es licenciada en filología española de origen turco