Historia de la filosofía islámica
Madrid, Trotta, 1994

Henry Corbin (1903-1978), filósofo e islamólogo francés, fue un estudioso apasionado y un defensor infatigable de la gnosis shií y del sufismo iranio. La obra que les presentamos en estas líneas, Historia de la filosofía islámica, constituyó, en su momento, un hito en la divulgación en Occidente de la profunda espiritualidad de los grandes místicos shiíes y de la filosofía del mundo islámico desarrollada en Oriente, en particular en Irán. Decir que en Occidente esta obra fue un hito en la divulgación no es baladí, puesto no fueron pocos los que creyeron que, a la muerte de Averroes, en 1198, la reflexión filosófica en el ámbito islámico había quedado poco menos que silenciada definitivamente.
De lectura exigente, esta Historia... supone aceptar el reto apasionante de salir de muchas de las categorías que sustentan el pensamiento del mundo occidental. Y es que acercarse al auténtico sabor que atesora la filosofía islámica, cuya fuente de meditación es la exégesis espiritual del Corán, pasa por evitar proyectar en ella cualquier categoría que le sea ajena: ello se hace particularmente patente en cuestiones como la periodificación de su historia, la acotación de lo que es su objeto de estudio, o la posición del sujeto conocedor en relación al objeto de conocimiento.
Siendo imposible resumir el contenido de un libro como el que nos ocupa, tan sólo queremos destacar la importancia y la influencia decisivas que Corbin otorga al pensamiento shií en el ámbito del pensamiento filosófico del Islam. Como él mismo explica, dos primeros conceptos permiten identificar el pensamiento shií: el concepto de bâtin (lo esotérico), y el de la walâya (la cercanía o amistad de los “Amigos de Dios”, esto es, de los distintos profetas y los imâmes y santos musulmanes). Ante una concepción de la religión islámica basada en una interpretación literal, legalista, y por tanto, exotérica (zâhir) del Corán, el shiísmo puso el acento en la existencia de un significado interior, esotérico y oculto (bâtin) del libro sagrado islámico. Según el shiísmo, con la desaparición del profeta Muhammad, “sello de los Profetas”, se cierra el ciclo de la profecía o de la religión positiva (sharî’a), y se inicia un nuevo ciclo, el de la walâya y del imâmat, que no buscará sino comprender y encarnar el significado interior, oculto o esotérico de la verdad coránica (haqîqa). La idea de la walâya sugiere esencialmente la necesidad de la dirección iniciática de la figura del 'imâm' (1) en la transmisión de los misterios de la doctrina. El ciclo de la walâya es, pues, el 'ciclo del imâm' sucediendo a la figura del Profeta, o lo que es lo mismo, del bâtin sucediendo al zâhir, o de la haqîqa sucediendo a la sharî’a. Dependiendo de cómo ambas nociones de zâhir y bâtin se relacionen, el shiísmo tomará la forma de shiísmo duodecimano o ismailí fatimí o reformado de Alamût.

A partir de ahí, la paleta de pensamiento y pensadores que despliega la filosofía islámica es de una riqueza y profundidad sencillamente deslumbrante. No podemos acabar estas líneas sin recoger las siguientes palabras del propio Henry Corbin: “La lección que nos aportan estos metafísicos del islam es que nunca han considerado que su esoterismo, es decir, su interioridad, fuera posible sin un nuevo nacimiento interior. Una tradición no está viva ni transmite vida, sino a condición de estar en perpetuo renacimiento”. Leili Castella
Notas:
(1) En el islam shií, el imâm es el polo espiritual de la comunidad, depositario del sentido oculto del Corán. El imâm es siempre un descendiente del profeta Muhammad a través de su hija Fâtima y su marido ‘Alî.