Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

Para cualquier tipo de consulta o información, no duden en ponerse en contacto con nosotros, a través de nuestra dirección de correo electrónico: sufismo786@yahoo.es

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Halil Bárcena

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jueves, 31 de enero de 2013

Mawlânâ y los garbanzos


Felices como garbanzos


Leili Castella




La Vida con mayúsculas nos confronta constantemente con quiénes somos realmente, más allá de lo que nos gustaría aparentar o ser. Hay tres circunstancias que nos desvelan, aún con mayor claridad si cabe, el grado real de nuestra calidad como seres humanos: la pobreza, la enfermedad y la muerte. A ellas se refiere un aforismo o hadîz qudsî atribuido al Profeta Muhámmad, especialmente contundente: “Dios, glorificado y ensalzado sea, ha dicho: “¡Hijo de Adán!, te He asestado tres golpes: la pobreza, la enfermedad y la muerte; pero a pesar de ellos te mantienes insensato”. Estas tres situaciones esenciales dan al ser humano la oportunidad de encararse a su precariedad e insignificancia, y rendirse a la Majestad de Al·lâh; y pueden ser también motivo de honda reflexión, pues nos revelan lo insondable de Al·lâh en su doble cualidad de transcendencia, al hacerse evidente que el poder real sobre nuestra vida y nuestra muerte no nos pertenece, y, a la vez, de inmanencia, al tener como escenario estas tres pruebas nuestro propio cuerpo, nuestro propio ser.

Hemos dicho que estos tres golpes son manifestación de Su Majestad (jalâl), pero, aunque a primera vista pueda parecer paradójico, lo son también de Su Bondad (jamâl). Dice otro hadîz del Profeta Muhámmad: “Cuando Dios ama a los hombres, los pone a prueba”; y aún otro que reza así: “No es creyente verdadero aquel que no considera la prueba como una gracia, y la facilidad como una desgracia”. Y es que el musulmán entiende que cada acontecimiento vital ha de ser vivido desde el ángulo de la progresión espiritual y ser por tanto considerado como una gracia de Él. La prueba, sea cual sea, es vivida entonces sin amargura; incluso, como nos muestran los awliyâ, hombres santos y verdaderos, con felicidad o contentamiento. No en vano dice el Corán en la azora 29.2: “¿Piensan los hombres que se les dejará decir: “¡Creemos”, sin ser probados?

El derviche, conocedor de todo ello, no sólo acepta los envites que le plantea la vida, sino que, con toda su conciencia, vive en permanente estado de prueba o de reto. Mawlânâ Rûmî pone en boca de un amante de Él: “Me arrepiento de haber intrigado para escapar y huir de lo que su cólera deseaba” (1). Y es que el derviche sabe que sólo en los límites, en los retos, se encuentra la fuerza que transmuta la oscuridad en luz: “¿Cuándo me he transformado en algo inferior al morir?....El Agua de la Vida está oculta en (la tierra de la oscuridad)” (2).


A propósito de esta actitud vital del derviche, Mawlânâ, en el tercer volumen de su Masnawî, cuenta, con una mezcla irresistible de ternura, humor y lucidez, una deliciosa historia acerca de unos garbanzos hirviendo dentro de una cazuela, saltando desesperadamente para intentar escapar del fuego. Como puede adivinarse, los garbanzos no son otros que cada uno de nosotros mismos, o, si se prefiere, en un plano aún más interior, nuestros mecanismos de impaciencia que hacen lo posible para huir de las cuitas de la aflicción. Ante su intento de escapar, el ama de casa que los cocinaba, agitando su espumadera, le dijo a uno de ellos: “hierve bien y no escapes de quien hace el fuego. No te hiervo porque te odie, sino para que adquieras sabor y te conviertas en nutriente mezclándote con el espíritu (vital): tu aflicción no es a causa del desprecio…debes buscar entregarte. Sigue cociendo en el sinsabor, oh garbanzo, para que no te queden ni la existencia ni el yo” (3). El garbanzo, al comprender el sentido de cuanto le ocurría, contestó: “Puesto que es así, señora, herviré con alegría: ¡ayúdame de verdad! En este hervor tú eres, por así decir, mi arquitecto: golpéame con la espumadera pues golpeas encantadoramente” (4). Con la figura de la cocinera, Mawlânâ pone de manifiesto la necesidad de un guía que nos conduzca por el intricado camino que ha de llevarnos al mundo del auténtico sabor. Pero no cualquiera que se ponga ante los fogones será apto  para “guisarnos”: sólo aquél que, habiendo estado crudo, ha sido cocinado a fuego lento hasta quemarse, podrá acompañar el camino de los demás. Por ello son cruciales las palabras del ama de casa cuando le dice al garbanzo: “Durante mucho tiempo bullí en el tiempo; durante otro largo período en la cazuela del cuerpo. Por razón de estos dos hervores me convertí en fuerza para los sentidos: me volví espíritu y después fui tu maestra” (5).

Si Mawlânâ pudo escribir con tal finura acerca de nuestros más íntimos resortes, fue seguramente porque los conoció de primera mano. Shams al-dîn Tabrîzî, fue para Mevlânâ la figura por excelencia del iniciador que sabe exactamente aquello que el alma de su discípulo necesita. Como explica Leili Anvar-Chenderoff, Shams, conocedor de la conmoción que causó en Mevlânâ, anduvo con él un trecho que tuvo su tiempo de espera, su tiempo de encuentro, y su tiempo de separación, a sabiendas de que esta última era una etapa esencial en su andadura hacia el Amor. Es por ello que Shams, aun conociendo la hondura del dolor que su ausencia provocaría en Mawlânâ, escribió estos hermosísimos y conmovedores versos:

"Aquél que no deseaba,
Que estaba lejos de mí,
No eras tú.
Era tu enemigo, y por ello te hice sufrir,
Porque no eras tú.
¡Cómo podría yo desear hacerte sufrir,
Cuando temería herirte con mis pestañas si besara tus pies!" (6)

Notas:
(1) a (5) Rûmî, Masnawî, volumen 3, versos 4159 y ss.
(6) Shams al-dîn Tabrîzî Mohammad,  Maqâlât, ed. ‘Alî Movahed, Khawârazmî, Teherán, 1369/1990. Maq. 99-100.

Leili Castella es licenciada en derecho y pianista. Rebâbista del grupo 'Ushâq, es coordinadora de las actividades del 'Institut d'Estudis Sufís' y directora de la escuela musical 'Baraka. Música con alma'.

Los almendros de Mahmud Darwix

Mahmud Darwix 
y la flor de los almendros

Halil Bárcena




En algún rincón privilegiado de Barcelona, comienzan ya a florecer los almendros. Es el caso del Parque de Cervantes, el particular 'Gulistán' [jardín de rosas] de la ciudad. Pronto, en unas semanas, las comarcas catalanas de la Terra Alta o el Priorat nos brindarán su particular floración anual. Pocas cosas, tal vez el sabor de las cerezas, son comparables a la flor de los almendros. Sobre los almendros y su flor, el poeta palestino Mahmud Darwix (1941-2008) -¡siempre son los poetas quienes saben decirlo todo mejor¡- escribía lo siguiente:   

"Para describir la flor del almendro, no hay
enciclopedia de botánica
que valga, ni diccionario alguno (...).


Si lograse el autor combinar unas sílabas 
que describiesen la flor del almendro,
se levantaría la niebla
de las colinas y un pueblo diría al unísono:
Yes está.
¡Ésta es la letra de nuestro 
himno nacional!". 

jueves, 24 de enero de 2013

Mawlîd - 1434/2013



Mawlîd an-Nabí
(24 de enero de 2013 - 12 de rabi'a al-awwal de 1434)


Aniversario del nacimiento
del profeta Muhammad



Na'at-i sharîf


(Himno dedicado al profeta Muhammad)
Letra: Mawlânâ Rûmî (1207-1273)
Música: Buhûrizade Mustafá Itri Efendi (1640-1711)
Maqâm: Rast
(Traducción del persa: Halil Bárcena)



"¡Oh, nuestro amado maestro, amigo de la Verdad!
¡Oh, estimado de Al·lâh, profeta sin igual del creador!
Tú eres el ser más puro que Al·lâh ha escogido entre sus criaturas.
¡Oh, nuestro amigo y sultán! Eres el amigo del Eterno,
el más perfecto y exaltado ser del universo.
Eres el elegido entre los profetas y la luz de nuestros ojos.
¡Oh, nuestro amado maestro, amigo de la Verdad!
¡Oh, nuestro amigo y sultán, mensajero de Al·lâh!
Tú sabes bien cuán débil e indefenso es el hombre.
Tú eres el guía de los que nada tienen y de los humildes de espíritu,
amigo de la Verdad, nuestro sultán.
Eres el ciprés del jardín de los profetas.
Eres la primavera del jardín del conocimiento.
Eres el jacinto y el rosal del jardín de la profecía.
Eres el ruiseñor del mundo superior.
Shams de Tabrîz ha echado al aire alabanzas a la gloria del Profeta.
Eres el más puro, el elegido, el sublime, el elevado.
¡Oh, tú, que sanas los corazones!
Amigo íntimo de Al·lâh.
Amigo, amigo.


miércoles, 23 de enero de 2013

Zanzíbar y sus puertas


Una llamada a la puerta

Leili Castella



Si algo llama la atención al visitante de Stone Town, capital de la isla de Ugunja, que, junto a la de Pemba y otras menores, forman el archipiélago de Zanzíbar, es la belleza de sus puertas de madera magníficamente labradas. Las puertas eran signo del estatus social de los habitantes de la casa, y era lo primero que se montaba al construirla. Los picos de cobre que hay en algunas de ellas son reminiscencias de las lanzas que colocaban los hindúes del Punjab y los persas como elemento defensivo contra los elefantes, para que cuando se lanzasen contra ellas para derribarlas, se pincharan y retrocedieran.

Las decoraciones de las puertas de Stone Town dan cuenta de las múltiples influencias culturales que ha recibido la isla de Ugunja a lo largo de su historia, y así se reconocen elementos ornamentales de origen indio, persa, árabe o egipcio. Las puertas suelen incluir bellos llamadores (hodi),  y en la madera pueden verse tallas con versículos del Corán, olas marinas, palmeras, lotos y peces, todo ello para dar protección, fertilidad y riqueza a su propietario.

Durante años se produjo un expolio de puertas compradas por extranjeros, hasta que el Gobierno prohibió su venta, de modo que en la actualidad sólo pueden comprarse puertas nuevas. Ello, por cierto, ha reactivdo la artesanía dirigida tanto a restaurar las antiguas, como a elaborar las nuevas.


Es bien sabida la carga simbólica que contiene la puerta, a la que no es ajena la tradición sufí. En El sentido de la Unidad. La tradición sufí en la arquitectura persa, Ardalan y Bakhtiar explican que: "tanto la puerta de una ciudad como el capítulo de un libro, conocidos ambos como bâb, son el fin o el comienzo de un viaje. Independientemente de su escala, este paso fluido, de significado simbólico, puede extenderse a una "boca" o a un paso de montaña, donde los bajorrelieves anuncian la entrada a un "lugar" distinto" (1).

Precisamente por su riqueza simbólica, la puerta y sus sonidos aparecen con frecuencia en la obra del poeta y místico persa Mevlânâ Rûmî (m. 1273). Abrimos hoy, con esta entrada, una pequeña serie de citas de Mevlânâ dedicadas a este bello símbolo. En la que les presentamos en esta ocasión, la puerta y su sonido nos ayuda a reflexionar sobre la capacidad del ser humano de discernir entre lo aparente y lo realmente Real. Dice el maestro sufí de Konya: "Puro es el Constructor que en el mundo invisible erige castillos de palabras y charla seductora. Has de saber que el habla es el sonido de la puerta del palacio del misterio: considera si es de apertura o de cierre. El sonido de la puerta es perceptible pero la propia puerta está más allá de la percepción: ves el sonido pero la puerta no la ves" (2).

Notas: 
(1) Nader Ardalan y Laleh Bakhtiar, El sentido de la Unidad. La tradición sufí en la arquitectura persa, Siruela, Madrid, 2007, p. 149.
(2) Rûmî, Masnawî VI, versos 3480 y ss.

Leili Castella es licenciada en derecho y pianista. Rebâbista del grupo 'Ushâq' es coordinadora del Institut d'Estudis Sufís y directora de la escuela musical 'Baraka. Música con alma'.


jueves, 17 de enero de 2013

Sufismo en la radio


Sufismo en las ondas


Aquí les ofrecemos la entrevista a Halil Bárcena, director del Institut d'Estudis Sufís y autor del libro Sufismo, editado por Fragmenta Editorial [http://www.fragmenta.cat/es/fragmentos/cataleg/fragmentos/111393], en el programa "La hora de Asia", con el periodista Eloy Ramos, en Radio Exterior de España. Con el título "Ebrios de amor", Bárcena nos habla del tasawwuf o sufismo, la mística islámica, rebosante de poesía, música y libertad:

miércoles, 16 de enero de 2013

Shams, los falsos maestros y otros


Shams-i Tabrîzî,

los falsos maestros y otros 


Halil Bárcena



Shams-i Tabrîzî, quien fue para Mawlânâ Rûmî (m. 1273) mucho más que un mero guía espiritual, dejó escrito lo siguiente en sus Maqâlât: “Ni siquiera fue ayer cuando abandonó el vientre de su madre y ya hoy enseña y proclama a los cuatro vientos: “Yo soy la verdad”. La mayoría de estos shayjs (o maestros) son bandidos de la religión de Muhammad. Bloquean los caminos de las gentes”. El volcánico derviche de Tabrîz apuntaba con estas duras palabras a los supuestos maestros espirituales, proclamados o autoproclamados, que, aun careciendo de la necesaria madurez en la senda sufí (es decir, ¡en la vida!), osaban orientar a otros. Así pues, la lacra del por así llamarlo intrusismo espiritual, que ya entonces denunciaba Shams, no es algo que tenga que ver exclusivamente con nuestro atribulado y confuso presente, en el que tuertos (eso sí, cuidadosamente enturbantados) conducen a ciegos. Sin embargo, como lo nuestro no es juzgar lo que otros hagan o dejen de hacer (¡y es que bastante tenemos con lo nuestro, que no es sino tratar de comprender y encarnar el legado muhammadí a través del ejemplo mevleví!), nada más tenemos que decir sobre algo tan delicado (y crucial) como es la transmisión espiritual. 

Sí quisiéramos, no obstante, aprovechar las palabras de Shams-i Tabrîzî para alertar a propósito de un fenómeno distinto al anterior, aunque no muy lejano de él, que tiene que ver con las personas que sin haber nacido en el seno del islam lo hemos abrazado con posterioridad. A nosotros nos corresponde llevar a cabo un concienzudo ejercicio de estudio y profundización de una tradición ajena en principio a nosotros. En ese sentido, sería una grave falta de honestidad (¡y no sólo de honestidad!) por nuestra parte, lanzarnos a la esfera pública, a través de asociaciones, ligas, plataformas, juntas, institutos, centros, tarîqas o lo que fuere, sin haber madurado lo suficiente en la tradición. Me pregunto si es honesto, además de creíble, que alguien con apenas un puñado de años en el islam, sin los estudios pertinentes (dejo de lado eso que algunos denominan la vivencia), que son los que otorgan valor y legitimidad a lo que se dice, hable en nombre de dicha tradición y encima que lo haga para emitir juicios dudosísimos acerca de temas tan delicados como, por ejemplo, la homosexualidad. Del mismo modo, me pregunto acerca de la honestidad y credibilidad de los medios que brindan sus páginas y micrófonos a dichos personajes tan crudos, como diría Mawlânâ. Y crudo, por supuesto, quiere decir aquí inmaduro. Lo dicho, las palabras de Shams-i Tabrîzî valen tanto para ayer como para hoy. Y es que las ansias de protagonismo, otra de las formas de la ignorancia humana, no saben del paso del tiempo. 

Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)