Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

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Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

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Halil Bárcena

Director de l'IES

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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Jesús, sufí



Ese sufí llamado Jesús


Halil Bárcena



Jesús, conocido en el ámbito de la espiritualidad islámica como el profeta 'Isa, ocupa un papel relevante en el tasawwuf o sufismo. Sin ir más lejos, para el andalusí de Murcia Ibn ‘Arabî (m. 1240), considerado el polo del sufismo teosófico, el profeta Muhammad constituye el “sello de los profetas”, mientras que Jesús es el “sello de los santos”, ya que, siempre según el sabio murciano, el maestro judío de Nazaret fue el mayor testimonio de Dios, por lo que hace a la experiencia del corazón.

Resumo, a continuación, en diez puntos bien concisos, las claves para entender el alcance de dicha experiencia jesuánica del corazón. Lo que aquí recojo, así pues, no son sino las intuiciones espirituales fundamentales de ese sufí tan particular llamado Jesús.

1. Divinizarse es el ideal último del hombre. La auténtica divinización es plena humanización. Ello comporta hacerse uno con el Padre. Pero no hay divinización (théosis) posible sin un completo vaciamiento (kénosis), o como dicen los sufíes: no hay baqâ' (plenitud) sin fanâ' (vaciamiento). Para llenarte de Él y permanecer en su presencia antes habrás de vaciarte a ti mismo de ti mismo.



2. A dicho vaciamiento Jesús lo denomina volverse como un niño. Ser como un niño comporta transformarse de cuajo en una persona sencilla, descomplicada, espontánea, virginal, amorosa. Al mismo tiempo, el hombre-niño es alguien que tiene fe, es decir, que confía radicalmente en la vida, y que acepta cuanto viene (¡... que cada cual cargue con su cruz!), superando todo par de opuestos.


3. Quien se hace uno con el Padre es el ser humano completo por antonomasia del que hablan los sufíes, al-insân al-kâmil, aquel que ha ensanchado tanto sus límites que es capaz de incluir todo cuanto existe. Todas las posibilidades del hecho humano le son posibles. Y ese, el hombre completo o cósmico, habla todas las lenguas, esto es, es capaz de empatizar con todo el mundo sin excepción, desde el niño al adulto, desde el docto al humilde iletrado. Ése habla también el lenguaje de la naturaleza y el lenguaje del cosmos.


4. Dios, que es como un Padre, es pura misericordia. Hacerse uno con el Padre es hacerse permeable al amor, que es el motor del mundo. Y quien es amor sólo puede comunicar amor incondicional por todos y todo cuanto existe.


5. La metodología espiritual de Jesús incluye tres elementos: el ayuno, la oración y el retiro, que no son sino otra forma de referirse al autocontrol, la interiorización y el distanciamiento. Al mismo tiempo, insta a adoptar una actitud constante de atención y vigilancia, que es estar en estado de presencia viva en todo momento, incluso durante el sueño. Las formas posibles de la oración son muchas, pero una de ellas consiste en empaparse de expresiones, a manera de fórmulas repetidas ad infinitum, como el dhikr de los sufíes, hasta que sean casi el propio aliento de quien las pronuncia. Una de dichas fórmulas que Jesús utiliza es: “¡Señor, que vea!”, que tanto nos recuerda a la expresión utilizada por el profeta Muhammad y que Mawlânâ Rûmî hará suya: "¡Señor, hazme ver las cosas tal como son!" (¡Rabbî, arinâ al-ashiyâ' kamâ hiya!).


6. La espiritualidad de Jesús es compartida y comunitaria, pero no es para todo el mundo, porque no todo el mundo es capaz de dejarlo todo, es decir, ¡de dejarlo todo!, incluso aquello más querido, la familia, o lo que más retiene, el dinero. La esencia del grupo espiritual, su dinámica interna, es el servicio desinteresado a los otros. Sólo quien vive en el amor deja de competir consigo mismo y con el resto. Vivir en grupo implica a renunciar a todo poder. ¡Los últimos serán los primeros!


7. Implicarse en el camino interior comporta apuesta sin reservas de ningún tipo, y radicalidad, esto ir, ir a la raíz de las cosas y actuar desde el enraizamiento en la verdad. Todo cuanto obstaculice, ha de ser erradicado, es decir, arrancado de raíz.


8. El camino interior no suple ni sustituye nada, ni tampoco solventa los avatares del vivir cotidiano, ni da soluciones a nada concreto. Y, por supuesto, el camino interior no tiene por finalidad construir un estado moderno. ¡Al César lo que es del César!


9. Quien transite por el camino interior tolerará, aceptará y perdonará todo salvo una cosa: el atentado contra el espíritu, que no es sino poner trabas e impedir que el amor ame y transforme el mundo.


10. Jesús, todo Jesús, se resume en una sola y única expresión: no basta con dar, hay que darse por completo. De ahí que el maestro judío de Nazaret no posea una doctrina que enseñar; lo que muestra es él mismo, la enseñanza es él, su persona. Sólo ése, quien se ha dado sin reserva, conmueve, porque sólo eso conmueve. Y esa es su autoridad, de ahí brota: de su nada llena de todo, de su vacío que es plenitud.


Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)