De Epalza, nacido en la localidad francesa de Pau (1938), de familia vasca, dedicó buena parte de sus investigaciones a la que fue una de sus grandes pasiones intelectuales, según su propia confesión: la curiosa figura del franciscano mallorquín del siglo XIV Anselm Turmeda (después Abdallâh al-Taryumân, tras convertirse al islam en Túnez), a quien De Epalza dedicó su tesis doctoral, el año 1967, luego publicada en forma de libro, con el título Fray Anselm Turmeda (Abdallâh al-Taryumân) y su polémica islamo-cristiana. Edición, traducción y estudio de la Tuhfa (Madrid: Hiperión, 1994).
Conocí al profesor De Epalza, de quien fuí alumno de islamología, a principios de los años 90. Hombre de una gran afabilidad y trato exquisito con sus alumnos, me dirigió un trabajo universitario sobre la imagen del islam en la prensa occidental, lo cual me sirvió entonces para familiarizarme con la obra, aguijoneadora como pocas, del intelectual palestino-norteamericano Edward Saïd.
Por su parte, Julio Cortés Soroa (Bilbao, 1924), falleció el pasado 13 de abril en la población tarraconense de Creixell. Autor de una de las traducciones más reconocidas del Corán al castellano, publicada el 1980 y reeditada en varias ocasiones por Herder, el arabista vasco compuso también el Diccionario de árabe culto moderno (Madrid: Gredos, 1996), una de las aportaciones al arabismo más decisivas de las últimas décadas.
A pesar de su dilatado currículum académico, no lo tuvo fácil para integrarse en la pacata y endogámica vida universitaria española de la década de los sesenta, con lo que, el año 1967, hubo de buscar nuevos horizontes en Estados Unidos, donde ejerció de profesor de árabe y español en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapell Hill, hasta su jubilación. Al parecer, dedicó los últimos años de su vida a elaborar un diccionario de arabismos que, esperemos, vea la luz pronto. Vaya desde aquí nuestro más sincero reconocimiento y homenaje a ambos. Halil Bárcena