Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

AVISO PARA NAVEGANTES

Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

Para cualquier tipo de consulta o información, no duden en ponerse en contacto con nosotros, a través de nuestra dirección de correo electrónico: sufismo786@yahoo.es

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Halil Bárcena

Director de l'IES

Yâ man Hû...!

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Institut d'Estudis Sufís de Barcelona  Programa de actividades  (Septiembre - Diciembre 2023 / 1445)


martes, 30 de octubre de 2012

Una hoja dorada


Una hoja dorada


Leili Castella




“Sepas, amigo mío, que todo en el universo
es una jarra llena hasta los mismos bordes 
de sabiduría y de belleza”  

Mawlânâ Rûmî (m. 1273)


Hay tal belleza en algunas personas, lugares u objetos, que es imposible borrarlos de nuestra memoria. Es el caso de esta hermosísima hoja de castaño dulce, de apenas 23 centímetros de largo por 15 de ancho, realizada en Turquía en el siglo XIX, en pleno período otomano, y que recaló en Barcelona en 2009, con ocasión de la exposición Los mundos del Islam en la colección del Museo Aga Khan. En ella está inscrita la aleya 80 de la azora 17 del Corán, al-Isrâ’ (El Viaje Nocturno), que reza así: “Y di: “¡Señor! ¡Hazme entrar bien, hazme salir bien! ¡Concédeme de Ti, una autoridad que me auxilie!”. El calígrafo hizo un uso exquisito del estilo caligráfico dîwânî yalî para crear, apoyada en la nervadura de la hoja, una composición caligráfica que representa una galera con su tripulación y largos remos que se hunden en el agua.

La belleza de esta hoja es especial por cuanto su contemplación, mucho más allá del mero placer estético, invita a la meditación y a la reflexión, o, dicho en lenguaje técnico sufí, a hacer tafakkur, que es precisamente uno de los pilares sobre los que se apoya la metodología del sufismo mevleví. Esta hoja habla del viaje por excelencia de la tradición islámica: el viaje de retorno a la unidad primigenia de la que surgimos, y a la que irremisiblemente hemos de volver. Este viaje, como bien explica la hoja, se hace, en esta tradición, a través de un libro, el Corán, en el que Al·lâh, en expresión de Jaques Berque, se inverbó, se hizo libro. Como explica Halil Bárcena, “al constituir el Corán el hecho nodal del islam, el musulmán vive en constante situación hermenéutica” o, por decirlo de otra manera, de “lectura”. A tal punto ello es así, continúa el citado autor, que podría decirse “que los espirituales sufíes caminan a través del libro. ¿O quizás sea más adecuado decir que nadan en él? No en vano los sufíes utilizan también el término coránico istinbât (Corán 4, 83) que quiere decir “sacar agua de un pozo” para referirse a los singulares procedimientos hermenéuticos” [1].

Contemplar dicha hoja dorada no puede dejar indiferente: hay algo profundamente conmovedor en cómo su interior queda expuesto y en cómo muestra su honda realidad, a saber, su condición de aya o signo divino. El signo es ‘ibâra, palabra árabe que alude al viaje o movimiento que permite pasar del mundo de lo invisible al de lo visible y viceversa. Continuamente el Corán nos recuerda que no hay nada que no sea signo de Al·lâh, o, dicho en la concisa expresión de Halil Bárcena, que “nada es, todo significa”. Saber leer la realidad es el verdadero arte sufí. Henry Corbin definió así el ta’wîl o capacidad de ir penetrando las distintas capas de significado del texto coránico y por extensión del texto de todo cuanto somos y nos rodea: “El ta’wil es hacer llegar una cosa a su origen. Así pues, quien practica el ta’wîl es aquel que desvía el enunciado desde su apariencia exterior o exotérica (dhâhir) y la hace retornar a su verdad, a su haqîqa” [2]. Justamente de este viaje de retorno al origen nos habla tanto el contenido de la aleya coránica en cuestión, como la forma de galera, como la propia hoja primorosa. Los distintos niveles de profundidad de la realidad quedan así asombrosamente a la vista de forma simultánea. Luz sobre luz sobre luz.

La técnica mediante la cual se doró la hoja consistió en inscribir primero la caligrafía, para después sumergirla en una solución alcalina hasta dejarla reducida a su esqueleto y a la inscripción. Y ésta es seguramente la alquimia que debe realizar el derviche: vaciarse hasta no ser más que “la hoja” en que queden caligrafiadas sus letras, las del amigo divino. A este mismo vaciamiento debe llevar la reflexión del derviche o tafakkur, tal como apunta un aforismo sufí según el cual “la reflexión es la desaparición del yo en el continuo recuerdo de Al·lâh”. Y es que este viaje a través de la reflexión sobre los signos, no es un mero ejercicio mental, sino que por él y en él, el derviche se transfigura hasta comprender y encarnar que lo aparentemente múltiple, en este caso la hoja, la caligrafía, la galera y él mismo, participan de lo que en realidad es  una única “alma del mundo” [3]. Es entonces cuando el derviche o una delicada hoja dorada se vuelven respuesta a la pregunta de Frithof Schuon “¿qué es lo sagrado respecto al mundo? Es la interferencia de lo increado en lo creado, de lo eterno en el tiempo, de lo infinito en el espacio, de lo aformal en la forma; es la introducción misteriosa, en un campo de la existencia, de una presencia que, en realidad, contiene y sobrepasa dicho campo y podría hacerlo estallar con una especie de explosión divina. Lo sagrado es lo inconmensurable, lo transcendente, oculto en una forma frágil de este mundo” [4].

Notas:
[1] y [3] Halil Bárcena, Sufismo, Fragmenta, Barcelona, 2012, pp. 83-92.
[2] Henry Corbin, Historia de la filosofía islámica, Trotta, Madrid, 1994, p. 28.
[4] Frithjof Schuon,  Principios y criterios del arte universal, J. J. de Olañeta, 2008, p. 21 

Leili Castella es pianista y rebâbista del grupo 'Ushâq. Directora de la escuela de música 'Báraka. Música con alma', coordina las actividades del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona.

lunes, 29 de octubre de 2012

'Ayd mubârak...!

Qurbân Bayram

(Fiesta del cordero)


"Sí, ésta era la prueba manifiesta. 
Le rescatamos mediante un espléndido sacrificio
y perpetuamos su recuerdo en la posteridad.
¡Paz sobre Halil Ibrahim!
Así retribuimos a quienes hacen el bien.
Es uno de nuestros siervos"

(Corán 37, 106-111)

¡ 'Ayd mubârak ...!

miércoles, 24 de octubre de 2012

Senda mevleví e intelección

Senda mevleví e intelección


Halil Bárcena



Mawlânâ Rûmî (m. 1273), el poeta sufí más importante del islam, afirma seguir la ‘senda del amor’, mel·lat-e ‘eshq en persa. Y el andalusí Ibn ‘Arabî de Murcia (m. 1240), el teósofo musulmán más influyente de la historia, afirma practicar la ‘religión del amor’, dîn al-hubb en árabe. Desde sensibilidades espirituales y psicológicas distintas, ambas luminarias del islam confluían en un mismo horizonte de inteligibilidad. Y es que la perspectiva de la senda del corazón o del amor, que ambos espirituales sufíes siguieron, cada uno a su manera, era ante todo intelectiva y, por eso mismo, universal. Pero también en el caso de Mawlânâ Rûmî, algo que no siempre ha sido bien comprendido, sobre todo entre el público occidental, muy ajeno a la sensibilidad sufí y tendente a reducir lo espiritual al ámbito del sentimiento, del tal modo que acaba siempre por empequeñecer aquello cuya grandeza no se puede concebir. En cualquier caso, y tal como sugiere Frithjof Schuon, la dimensión poética y musical (incluimos aquí también la danza derviche del giro) del sufismo mevleví, esto es, su sesgo artístico, tiene que ver, no con un sentimentalismo ideológico y moral -¡craso error!-, sino con la belleza y el amor, que, por un lado, permanecen en Al·lâh y, por otro, irradian desplegándose a través de su manifestación al mismo tiempo cósmica y humana. A ojos sufíes, el mundo es un texto (tejido) de teofanías. Dicho de otro modo, la existencia no es más que los signos divinos o ayâts proclamándose por doquier. De ahí la importancia concedida por los espirituales sufíes a la inmanencia divina, que no niega ni contradice su transcendencia, y, en consecuencia, al tafakkur o reflexión meditativa acerca de dichos signos divinos; tafakkur que es, fundamentalmente, discernimiento de las formas e intuición de las esencias, algo sin lo cual el ser humano, más que vivir, sobrevive a duras penas. 

martes, 23 de octubre de 2012

Sa'adî Shîrâzî

Cuentos de Sa'adî Shîrâzî (m. 1292)


"Un hombre yacía, borracho perdido, en medio de la carretera, y las riendas de la espontaneidad se le habían ido de las manos. Pasó junto a él un asceta y se puso a considerar su lamentable estado. Alzó la cabeza el borracho y recitó: "Y cada vez que pasan frente a algo vergonzoso, lo hacen con compasión". Cuando veas un pecador, oculta sus transgresiones y acepta su existencia".

No le vuelvas la cara a un pecador,
Oh asceta. Míralo con bondad. 
Aunque mis actos no sean nobles, 
pasa tú ante mí mostrando nobleza.

(Sa'adî, El Jardín de Rosas (Gulistán), Edición de Richard F. Burton, traducción al español de Jerónimo Sahagún, Palma de Mallorca, J. J. de Olañeta, 2004, p. 162).  

Ney derviche, una caña


El ney derviche, una caña

Halil Bárcena


El ney, la célebre flauta derviche de caña, evocada por Mawlânâ Rûmî (m. 1273) en el pórtico de su Mesneví, sintetiza a la perfección el carácter del sufismo mevleví, en el que la belleza, en tanto que esplendor de la verdad, desempeña un papel imprescindible. Dicho de otro modo, para los derviches mevlevíes, paladines del adab sufí, es tan importante lo que se dice como la forma en que se dice. De ahí que el secreto del ney resida en la calidad de su sonido, ciertamente lastimero -al fin y al cabo, el ney es un exiliado que añora su patria de origen-, y no tanto, en una digitación veloz. Por consiguiente, lo más alejado de un neyzen de tocar hondo y pausado son esos músicos, falsamente llamados virtuosos, que hacen de la rapidez un fin en sí mismo. Con otras palabras, el neyzen ha de conseguir una calidad de sonido tal que evoque el alto simbolismo espiritual de un instrumento que para el derviche mevleví constituye el mejor recordatorio del llamado día de alast, cuando el ser humano era uno con su sustentador allá en la preeternidad, según el relato simbólico recogido en el texto coránico, poéticamente recreado por Mawlânâ Rûmî.     

Aquí (a partir del minuto 13'35), podrán conocer de viva voz toda la verdadera historia del ney, que habla del exilio y la separación:
http://www.youtube.com/watch?v=uR7MSu_dsNc&feature=relmfu

lunes, 22 de octubre de 2012

Dîwân de Hal·lâj (44)


Dîwân de Hal·lâj (m. 922)



44
1. Davant teu em dolc d’unes ànimes: llur testimoni s’ha envolat
més enllà dels llocs, per retrobar-se amb el testimoni de l’etern.

2. Davant teu em dolc d’uns cors que tant sovint han sentit ploure damunt seu endebades
els núvols de la revelació, exuberants com oceans de saviesa.

3. Davant teu em dolc de la paraula de la veritat; des que morí,
el seu record és no res en la nostra ment.

4. Davant teu em dolc de no trobar una explicació prou clara
que faci emmudir el discurs dels oradors més eloqüents.

5. Davant teu em dolc de tantes al·lusions racionals,
de les quals no perduren sinó restes en ruïnes.

6. Davant teu em dolc, ho juro pel teu amor, dels costums d’una tribu
que amb les muntures no fa més que reprimir el neguit.

7. Tots han passat sense llegar cap vestigi, cap infl ux,
com abans passaren la tribu d’ ‘Ād (1) i la ciutat perduda d’Iram (2).

8. I deixaren rere seu una gentada que vaga extraviada,
més cega que les feres; més i tot que el bestiar (3).


Notes:
(1) Antiga tribu semítica àrab, destruïda per Déu després de desobeir el profeta Hūd (Alcorà 7, 65-72).
(2) ‘Ciutat de les altes columnes’ (Alcorà 89, 7), identifi cada per alguns amb la ciutat síria de Palmira.
(3) El poeta recrea el tema alcorànic de la ceguesa espiritual (Alcorà 7, 179).

(Traducció de l'àrab al català a càrrec de Halil Bárcena)

Adiós a Jaume Josa i Llorca


Adiós a Jaume Josa, 
biólogo y taurino


Halil Bárcena


Ha muerto el amigo y profesor catalán Jaume Josa i Llorca (1945-2012), biólogo, historiador de la ciencia, experto en la obra de Darwin, investigador del CSIC, profesor de Historia de la Biología de la Universidad de Barcelona, director de la revista Mundo Científico a finales de los años 80 (¡del siglo pasado!), en cuya redacción nos conocimos; y... gran aficionado taurino, fiel abonado del Tendido 2 de la Monumental barcelonesa, donde tantas tardes -algunas de gloria (Finito de Córdoba, Emilio Muñoz, José Tomás...), otras no tanto- coincidimos. Descanse en paz, Jaume Josa i Llorca, todo un sabio, un caballero impecable en todo. ¡Va por usted, Maestro...! ("T'ha agradat, aquesta, Jaume?").



Y aquí Jaume Josa, el sabio Josa, entre libros, su gran pasión junto a los toros:

viernes, 19 de octubre de 2012

Sufismo catalán, en turco

Sufismo catalán en Turquía




Les presentamos a continuación la entrevista que Süreyha Aydin ha realizado a Halil Bárcena, islamólogo y director del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona, para la revista turca Kütahyanin sesi, con motivo de la publicación de su último libro Sufismo (Fragmenta, 2012) y los catorce años de existencia del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona.

Aquí tienen la entrevista:
http://www.kutahyaninsesi.com/haber.asp?hb=2331

miércoles, 17 de octubre de 2012

Senda 'mevleví', una vía de conocimiento


Senda 'mevleví', 
una vía de conocimiento


Halil Bárcena



Se ha dicho no sin razón que la senda mevleví, inspirada en el poeta y sabio sufí persa Mawlânâ Rûmî (m. 1273), es aristocrática (¡en el sentido más noble del término!), artística (recuérdense la danza y la música de los derviches giróvagos) y marcadamente intelectual. Veamos algunos detalles a propósito de este último rasgo, dejando los dos restantes para mejor ocasión. La metodología sufí de los derviches mevlevíes se caracteriza por la solidaridad existente entre el conocimiento y la espiritualidad. Así, el estudio (dirâsa) de los textos fundantes de la senda mevleví, esto es, la obra del propio Mawlânâ, sobre todo el omniabarcante Masnaví, así como el propio texto alcoránico, es una tarea a la que los derviches han dedicado sus mejores esfuerzos. Piénsese que una de las estancias imprescindibles de los antiguos mevlevihanés o lugares de encuentro mevleví era, justamente, el llamado mesneví-hané o aula en la que los derviches eran instruidos en el conocimiento de los secretos del Masnaví.

Asimismo, la metodología mevleví incluye la reflexión meditativa o tafakkur acerca de temas específicos de la vía interior. “¿A-fa-lâ tatafakkarûn?” (“¿Acaso no vais a reflexionar?”), leemos repetidamente en el texto coránico. Hay que recordar una vez más que el sufismo mevleví es una senda de conocimiento, no una fraternidad fundada en el altruismo o la piedad religiosa. En ese sentido, una de las grandes aportaciones de Mawlânâ Rûmî, y por extensión del sufismo mevleví, es haber restablecido el lazo roto entre conocimiento y amor, fe y razón. Y es que hay quienes abandonan la fe (îmân), entendida como apertura existencial a lo sagrado y el misterio de lo divino, en la medida que razonan, algo absurdo; mientras que hay quienes no saben pensar en la medida que tienen fe, algo trágico. 

Presentación del libro 'Sufismo' en Madrid


El libro Sufismo, en Madrid


El pasado lunes día 8 de octubre, tuvo lugar en la Casa Turca de Madrid la presentación del libro Sufismo (Fragmenta Editorial), obra de Halil Bárcena, islamólogo y director del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona. El acto contó con las intervenciones de Enver Balci, responsable de actividades de la Casa Turca e Ignasi Moreta, doctor en Humanidades y editor de Fragmenta, así como del propio autor. Asimismo, como no podía ser de otro modo, hubo un espacio para la música sufí mevleví a cargo de Leili Castella (rebâb) y del propio Halil Bárcena (ney y voz). Desde aquí agradecemos a nuestros amigos de la Casa Turca de Madrid las facilidades prestadas para la consecución de dicho acto.

Para más información:


Cerámica otomana en Barcelona

Un jardín singular
Acerca de la cerámica otomana 

Halil Bárcena



La cerámica constituye una de las expresiones artísticas más desarrolladas en el contexto del islam. En efecto, los alfareros musulmanes produjeron ya desde los primeros tiempos una amplia gama de objetos de uso común, cuyos diseños guardaban estrecha relación con los empleados por los artesanos de la metalistería, sobre todo la llamada cerámica de reflejo metálico, y los iluminadores de libros. Uno de los instantes más sobresalientes de la cerámica islámica tuvo lugar en el ámbito otomano de los siglos XV y XVI, y, más concretamente, en la ciudad turca de Iznik, situada en el oeste de la península anatolia, célebre en la historia de la cerámica por su soberbia cerámica vidriada. Las primeras piezas producidas en Iznik respetaban el fondo blanco sobre el cual se desplegaban las distintas formas decorativas siempre en forma de bajovidriado pintado de azul, que era la combinación de colores  preferida de los ceramistas iraníes, deudores por su parte del viejo estilo chino. A partir de dichos presupuestos, la cerámica otomana de Iznik experimentó una notable evolución  estilística, caracterizada por el uso de nuevos estilos (más complejos, pero no barrocos, y más naturalistas), diseños (florales en espiral, por ejemplo, inspirados en los monogramas de los sultanes o tugras) y colores (púrpura de manganeso, verde salvia y, más tarde, el rojo lacre).      Con posterioridad, la producción ceramística de Iznik se centró, casi en exclusivo, en la producción de azulejos de bajovidriado destinados a decorar la pujante arquitectura otomana, sobre todo en tiempos de Suleymân, apodado el Magnífico; algo, por otro lado, que había sido costumbre desde los mismos inicios de la arquitectura islámica.

El Museo de Cerámica de Barcelona presenta por primera vez en todo el Estado español una muestra de piezas de cerámica de Iznik, procedentes de la Fundación Gulbenkian de Lisboa, así como de colecciones privadas catalanas. La exposición 'Un jardín singular. Cerámica de Iznik. Siglo XVI' permanecerá abierta al público hasta el día 3 de marzo del 2013.

Para más información: 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Tafakkur o reflexión

Tafakkur, reflexión sufí

Halil Bárcena



Se suele traducir (cristianizándolo) el término árabe îmân por 'fe', en el sentido de creencia en algo, cuando lo más correcto sería decir que îmân es apertura existencial al misterio de lo sagrado y, por extensión, a Al·lâh. Îmân, así pues, no es una cualidad que posean unos pocos privilegiados, sino un constitutivo antropológico del hombre en tanto que ser humano. Una de las características del tasawwuf o sufismo islámico, en tanto que vía de conocimiento, es considerar que el hombre no sólo conoce y aprehende la realidad a través de los sentidos y la razón, sino también mediante el îmân. El órgano propio de dicho conocimiento iluminativo, llamémosle así, es eso que los sufíes denominan en árabe 'ayn al-qalb u ojo del corazón, correspondiente al tercer ojo oriental.

La práctica sufí del tafakkur, que aparece insinuada en el propio texto coránico, es lo que podríamos llamar la reflexión propia de los sufíes. Y es que, insistimos una vez más, el sufismo es una tradición que apela, en primer lugar, no al sentimiento sino a la capacidad del ser humano de reflexionar. Así, Mawlânâ Rûmî, maestro de derviches, dirá: "Nuestro amor es fruto del conocimiento". Para el gnóstico persa Mahmûd Shabistârî (m. 1337), tafakkur “es caminar de lo falso hacia lo real, transcender la parte, lo relativo, para contemplar el todo, lo real”. Y es en ese punto en el que la práctica sufí del tafakkur se encuentra con lo sagrado. Decía Mircea Eliade que lo sagrado es lo real por excelencia, al tiempo que poder, eficacia, fuente de vida y de fecundidad. “El deseo del hombre religioso de vivir en lo sagrado”, afirmaba el investigador rumano, “equivale, de hecho, a su deseo de situarse en la realidad objetiva, de no dejarse paralizar por la relatividad sin fin de las experiencias puramente objetivas, de vivir un mundo real y eficiente, y no en una ilusión”.

Resumiendo, a través del tafakkur, que es la forma sufí de ejercer la reflexión, una reflexión que va más allá de la razón discursiva, pero sin negarla en ningún momento, el sufí trata de mitigar su sed de esencialidad y de verdad, sabedor de que lo real, la realidad realmente real, en una palabra, lo sagrado, nada tiene que ver con las tribulaciones mundanas de los humanos. Para el hombre de la modernidad, sin embargo, un problema mayor reside en el hecho de que, dado que desconoce casi por completo qué es lo sagrado, sacraliza cualquier cosa. Por consiguiente, un arranque eficaz del sufismo, ahora y aquí, pasa por hacer tafakkur acerca de lo sagrado y lo real, así como de lo profano y lo irreal. 

jueves, 4 de octubre de 2012

Presentación de 'Sufismo' en Madrid

Sufismo, en Madrid




El lunes día 8 de octubre, a las 19'30 h., se celebrará el acto de presentación del libro Sufismo (Fragmenta Editorial), de Halil Bárcena, islamólogo y director del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona. El acto contará con intervenciones del propio autor e Ignasi Moreta, doctor en humanidades y editor de Fragmenta. Presentará el acto Enver Balci, director de programas educativos de Casa Turca. Asimismo, se interpretará música sufí a cargo de Leili Castella (rebâb) y del propio Halil Bárcena (ney y voz). El acto tendrá lugar en la Casa Turca (Calle Orense 37, 1º C), de Madrid (28020). Al terminar se servirá un refrigerio. El acto está organizado por la Casa Turca y Fragmenta Editorial. Entrada libre. Aforo limitado. Metro: Línea 10 (Santiago Bernabéu). Para más información: Casa Turca, telf. 91 345 77 29. 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Sufismo, corazón del islam

Sufismo, 
corazón del islam
e islam del corazón

Halil Bárcena


El tasawwuf o sufismo islámico es el corazón del Islam y, al mismo tiempo, el Islam del corazón. Y ya se sabe, nada puede vivir sin corazón. Por consiguiente, cuando el corazón del Islam, que es el sufismo, deja de latir todo el Islam se resiente. Uno tiene la impresión que ese es, justamente, uno de los retos del Islam contemporáneo: descubrir la belleza de su propio corazón, la perla que anida en su interior, a fin de extraer de él las fuerzas regeneradoras que le permitan afrontar con dignidad los muchos retos que presenta nuestra atribulada contemporaneidad.

Tres son, a mi modo de ver, los déficits más importantes que el Islam padece hoy en día; déficits que empobrecen, en todos los sentidos, la vida de los musulmanes y generan una situación de desasosiego interior y servilismo exterior. En primer lugar, el desconocimiento, por desgracia bastante generalizado, que los musulmanes poseen de su propia tradición religiosa y espiritual, lo cual conduce, en la mayoría de los casos, a un reduccionismo lamentable. Algo así como si el inmenso océano que es la tradición islámica hubiese sido reducido hoy a una mera vasija de agua. El Islam es mucho más de lo que las gentes suponen, incluidos los propios musulmanes. Y es que el Islam posee un vasto y fértil legado de sabiduría y belleza, de conocimiento y amor, generado y enriquecido a lo largo de los siglos, que, por indolencia y pura ignorancia, hoy es una suerte de tesoro oculto que necesita ser reencontrado de nuevo. Es indudable que buena parte de dicho legado humano, sapiencial y espiritual le debe mucho al sufismo.

Hoy, en un mundo cada vez más desacralizado, cuyas formas de vida basadas en el crecimiento ilimitado están poniendo en peligro incluso la vida sobre el planeta, el Islam puede ofrecer una luz de esperanza a través del sufismo, tradición espiritual cuya mayor preocupación ha sido siempre recordarle al ser humano que es más de lo que piensa —el hombre es jalifa de Al-lâh, según el dicho coránico— aunque mucho menos de lo que cree. En ese sentido, resulta alarmante, como afirma Seyyed Hossein Nasr, uno de los últimos grandes representantes del Islam tradicional, que cada vez haya menos maestros musulmanes de la filosofía y el pensamiento espiritual islámicos capaces de ser mediadores entre los grandes sabios del Islam de ayer y las nuevas generaciones de hoy. De ahí el grave peligro de perderse que corre dicho legado humano, sapiencial y espiritual (1).


Uno de los signos más evidentes de la jibarización —valga la expresión— a la que hoy se ve sometido el Islam es su reducción a los aspectos más externos y legalistas, o lo que es lo mismo, la acentuación de la sharî’a en detrimento de la tarîqa o vía interior, que es la que realmente conduce a las puertas de la haqîqa o realidad divina. La sharî’a, que en árabe significa literalmente «camino hacia la fuente», no es puerto de llegada, final de trayecto, sino punto de arrancada. Reducir el Islam a lo meramente formal y piadoso comporta, además, empequeñecer el gran valor espiritual y la profundidad significativa del propio Corán, que no es un código ni civil ni penal. Y es que, como afirmaba el poeta y filósofo indio Muhammad Iqbâl (m. 1938), que tomó a Mawlânâ Rûmî como guía y fue una bocanada de aire fresco en el contexto del pensamiento islámico contemporáneo: «El objetivo principal del Corán es despertar dentro del hombre una consciencia más alta de sus múltiples relaciones con Dios y el universo» (2).

En segundo lugar, la incapacidad para la autocrítica, tal vez por temor a que ésta degenere en duda. Al respecto, se ha de decir que la duda no es un enemigo de la espiritualidad. El propio Abû Hâmid al-Gazzalí, quizás el teólogo más importante del Islam, fuertemente impregnado de valores sufíes, acuñó en árabe este bello aforismo: «Al-shak tarîq al-Haqq», que traducido dice así: «La duda es el camino de la Verdad». Dicen que del contraste de las ideas nace la luz. Por consiguiente, no debiera causar ningún miedo pensar y hacerlo de forma rigurosa y crítica. Hay que atreverse a pensar, única forma de conocer. Al fin y el cabo, el Corán insta constantemente al ser humano a reflexionar acerca de los signos divinos inscritos en la existencia. Hay que atreverse a pensar y conocer lo desconocido, del mismo modo que hay que atreverse a amar. Dice Mawlânâ Rûmî: «Nuestro amor es fruto del conocimiento».

El Islam de hoy ha de ser un dîn ichtihâdî, basado en la comprensión y el dinamismo críticos, más que un dîn taqlidî, anclado en la imitación y repetición de fórmulas gastadas. Es Fethullah Gülen, entre otros pensadores musulmanes contemporáneos, quien viene hablando en los últimos tiempos acerca de la necesidad de encarnar un Islam de la comprensión más que un Islam de la imitación, lo cual exige, por descontado, un incremento de la educación en todos los ámbitos y sentidos. En otras palabras, hoy se necesita un Islam luminoso e iluminado que se esfuerce por comprender en profundidad las intuiciones espirituales primordiales de la experiencia muhammadiana y que las encarne en todos los ámbitos del vivir humano.


En tercer y último lugar, el Islam adolece de discursos atractivos y coherentes. Resulta descorazonador observar la poca capacidad de los musulmanes para saber explicarse bien, para mostrar al mundo la belleza y profundidad de una tradición religiosa que tiene mucho que decir y ofrecer a la humanidad, puesto que los valores espirituales lo son para todo el mundo. Con todo, hay que saber que quien tiene un «qué» y un «por qué», halla irremisiblemente el «cómo». En efecto, quien tiene algo importante que comunicar, encuentra tarde o temprano la manera de decirlo. De ahí la importancia de cultivar un espíritu interior profundo y abierto a lo divino, capaz de proyectarse en el mundo generando amor y conocimiento, paz y justicia, algo a lo que los espirituales sufíes entregaron sus vidas.

Notas:
(1) Véase Seyyed Hossein Nasr, L’islam traditionnel face au monde moderne, Éditions L’Age de l’Homme, Lausanne, 1993, pág. 154.
  
(2) Muhammad Iqbal, La reconstrucción del pensamiento religioso en el Islam, prólogo de Halil Bárcena, Trotta, Madrid, 2002. 


(Artículo publicado originalmente en la revista turca on-line 'Cascada':

Sa'adî Shîrâzî

Cuentos de 
Sa'adî Shîrâzî (m. 1292)





"Un rey puso a su hijo a cargo de un tutor y dijo: "Este es tu hijo. Edúcalo como si fuera uno de tus propios hijos". Tomó a su cargo al príncipe durante unos cuantos años y se esforzaba por instruirlo pero no lograba nada, mientras que los hijos del tutor hacían grandes progresos en cuanto a saber y a elocuencia. El rey censuró al sabio y lo amenazó con imponerle castigos, diciéndole que había actuado contrariamente a lo prometido y que había sido desleal. Él respondió: "Oh rey, la instrucción es la misma; difieren las naturalezas".

El oro, como la plata, de cierta piedra se saca. 
Pero no todas las piedras pueden darnos oro o plata.
Canopus brilla en lo alto para todos por igual,
sus efectos, sin embargo, cambian según el lugar.

(Sa'adî, El Jardín de Rosas (Gulistán), Edición de Richard F. Burton, traducción al español de Jerónimo Sahagún, Palma de Mallorca, J. J. de Olañeta, 2004, p. 280-281). 

martes, 2 de octubre de 2012

Cocina sufí: 'Postre mevleví'


Postre mevleví


Nesrin Cân



“El sufismo no es para los satisfechos, ni tampoco para los saciados, sino para quien tiene hambre, hambre real de conocimiento, hambre de espíritu”. 

(Halil Bárcena)



Descripción:
El postre que aquí presentamos es una receta mevleví oriundo de la ciudad turca de Gelibolu. Hace unos años, durante las obras de restauración, precisamente, del mevlevihané (lugar donde residían los derviches hambrientos de conocimiento) de dicha ciudad se halló la receta de este delicioso postre surgido de la imaginación de los derviches mevelevíes. 

Ingredientes:
½ kg. de dátiles
1 taza pequeña de uvas secas
1 taza pequeña de nueces o bien almendras
Polvo de clavel  
Polvo de coco
2 cucharadas soperas de tahin, esto es, crema de sésamo

Preparación:
Primeramente, quitamos el hueso de los dátiles y los mezclamos junto a las uvas secas y las nueces. Añadimos después el polvo de clavel y el polvo de coco y lo mezclamos todo ello bien triturado. Por último, damos forma de pequeños círculos a cada parte del postre y espolvoreamos con polvo de coco. Antes de servirlo, decorar cada postre con una nuez o una almendra. 

(Sección coordinada por Nesrin Cân)

Libros: 'Sufismo' (Fragmenta Editorial)




Sufismo, de Halil Bárcena

Carme Miró


Fragmenta Editorial (www.fragmenta.cat/ca/autors/4176), que publica llibres d’assaig sobre el pensament religiós, té la voluntat d’arribar a tot el públic des d’una perspectiva rigorosament aconfessional. Del llatí fragmentum, la seva forma en plural fragmenta,  significa el tros d’una cosa trencada i també la part destacada d’una composició musical. Els llibres, diu l’editor, els podem entendre com fragments d’una realitat que ens supera. La força d’aquesta editorial consisteix en mostrar la globalitat de la dimensió religiosa de l’ésser humà que va més enllà de les diferències del pensament.

Publicada per primer cop el 2008, l’editorial Fragmenta treu enguany la versió espanyola (ampliada i revisada) de la monografia El sufismeEl terme sufisme  o tasawwuf designa les diferents dimensions de la mística islàmica. Sense poder separar-se de la música, la mística, diu l’autor, és veïna del silenci, més que no pas del discurs. Halil Bárcena, islamòleg i especialista en el sufisme de  Mawlânâ Rûmî, acaba de publicar una delectable experiència doblement artística. Per una banda, ha publicat el llibre Sufismo (existeix també l’edició en català), una refinada exposició del fet religiós i espiritual dels dervixos (el dervix és sinònim de sufí i significa «pobre» en llengua persa) que ha extret dels cercles especialitzats de l’àmbit acadèmic per acostar-lo al gran públic; i per l’altra, ha enregistrat un CD que recull una petita mostra del llegat poètic i musical del sufisme mevleví inspirat per Mawlânâ  Rûmî (vegeu la ressenya: http://www.sonograma.org/suplement-de-discos/musica-sufi/).

És, en efecte, una feina silenciosa i infatigable reconduir alguna cosa nova al cor de la persona humana, allà on rau la consciència del sufí. Bárcena, amb el seu llenguatge directe i fèrtil, ens descriu els aspectes doctrinals del sufisme amb una vocació d’artista, com un autèntic sufí. La correcció de les maneres i l’elegància del poeta que  tot ho diu amb prosa i perfum són els artífexs de la pau; així entenem el missatge d’aquest llibre. L’autor afegeix al final del llibre un glossari de terminologia sufí i una bibliografia comentada.


(Font: Sonograma Magazine. Suplement d'art i pensament

Poetas: Maynûn Laylà


Maynûn Laylà


1. 
Me dicen: ¿cómo, enferma Laylà en Iraq, no vas a verla?
¡Dios sane a los enfermos de Iraq,
Que yo me compadezco de todo aquél que sufre del mal de Iraq!

2. 
No debilite Dios el amor que por ella siento
Ni detenga en mi corazón el amor que le tengo,
Que no me alegraría estar libre de amor
Aunque poseyera lo que de Oriente a Occidente va.


3. 
Mi corazón es un extraño entre las costillas.
Llama, sin respuesta, a quien ama.
Le ciñe el pesar
Pues cada día la  pasión y el llanto llaman a su puerta.
La pena se me ha llevado el corazón,
Pues mi corazón, desde que tengo conocimiento,
Herido está.
Si todos los corazones fueran como mi corazón
No habría ya corazones.

4.
Otros, antes que yo, murieron de amor.
Eso ya pasó.
Pero si muero yo
Perderá el amor su último bastión,
Mi corazón estaba oculto por un  velo,
Pero  vino tu amor y lo desveló.

5. 
Ojalá aspirase el día de mi muerte
Aquello que está entre tus ojos y tu boca.
Ojalá me purificase tu saliva.
Ojalá me embalsamaran con tu médula y tu sangre.
Ojalá la paz compartiera mi lecho en la tumba,
Fuera en el paraíso o en el infierno.

Josefina Veglison Elías de Molins, La poesía árabe clásica, Hiperión, Madrid, 2009.




Qays Ibn al-Mulawwah (Najd, región central de la actual Arabia Saudí, s. VIII). Poeta beduino más conocido con el nombre de Maynûn Laylà ('El loco de Laylà, en  árabe), por haber perdido la cordura debido al amor por su amada Laylâ bint Mahdi ibn Sa’d (conocida como Laylà), cuyo nombre evocaría la noche o la oscuridad a la cual se enfrenta el poeta y también el secreto del amor. En cualquier caso, la historia de estos dos jóvenes adquirió calidad de leyenda y ha tenido una gran importancia en la literatura oriental y, especialmente, en la literatura sufí. Se cuenta que cuando Maynûn encontró a Laylà, se enamoró apasionadamente de ella y empezó a cantar su amor componiendo poemas. Cuando  pidió su mano en matrimonio, fue rechazado por el padre de ésta, que la casó con otro, y entonces el poeta enloqueció y se retiró al desierto a cantar las excelencias de su amor y su amada. Esta historia de amor truncado, marcada por encuentros, separaciones y más reencuentros, fue popularizada principalmente por la obra del poeta persa Nizâmî, Laylà y Maynûn, en el s. XII, y por la de Yâmî en el s. XV. El personaje emblemático de Maynûn, el loco de amor, fue incorporado al simbolismo sufí muy pronto, hacia el s. IX, pasando a designar al amante espiritual por antonomasia en su anhelo de unión divina, que ve a Dios por doquier y lo siente ardiendo en su propio interior, al igual que Maynûn, que cuando oía el viento decía que era Laylà; cuando veía  un torrente, veía las lágrimas de Laylà o cuando caía la noche, reconocía el nombre de Layà. Sobre gran parte de la obra poética que se le atribuye, actualmente existen dudas relativas a su autoría.

(Sección coordinada por Pepa Torras i Virgili) 



Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)