Que sobre las cosas se dibujan…
El último quizás no lo acabe
Y sin embargo quiero intentarlo.
Giro en torno de Dios, de la torre antigua.
Giro desde hace miles de años
Y todavía no sé: ¿soy halcón? ¿soy tormenta?
¿O bien soy un gran canto?
2.
Aunque todos se esfuerzan por salir de sí mismos
Como de la prisión que les odia y encierra,
Existe un gran milagro en este mundo:
Yo lo siento: se vive toda vida.
¿Quién, entonces, la vive? ¿Son las cosas,
que como melodía no tocada,
en la tarde se quedan, como en arpas?
¿Son los vientos, que alientan las aguas,
son las ramas, que están haciendo señas,
son las flores, que tejen los perfumes,
son las largas, vetustas alamedas?
¿Son los calientes animales, que andan,
son las aves, que extrañas se remontan?
¿Quién la vive? ¿Tú, Dios, vives la vida?
¡Oh vida, vida, tiempo de milagro!
Contradicción y contradicción. A menudo
Doliente, ¡el camino te resulta tan áspero!
Después, de golpe, amplitud admirable,
¡Como de un ángel tienes tensas las alas!
¡Oh tiempo de la vida, oh inexpresable!
4.
Hazme guardián de tus espacios,
Hazme atento a la roca,
Concede que se expanda mi mirada
Sobre la soledad de tus océanos;
Permíteme seguir el curso de los ríos
Y, libre de los gritos de la orilla,
Sumirme en el sonido de la noche.
Envíame a tus tierras despobladas,
Por las que corren anchurosos vientos,
Donde grandes conventos, como mantos,
Rodean vidas no vividas.
Allí me juntaré a los peregrinos,
Y de sus voces y figuras
Nunca más separado por engaños,
Iré tras de un anciano ciego
Por la senda que ya nadie conoce.