"No mires al bello Amado con tus ojos.
Contempla al que buscas
con el ojo de los buscadores"
Mawlânâ Rûmî (m. 1273)
Mientras busques desde tu ego, hallarás lo que éste desee hallar, y no otra cosa. Mientras veas desde tus ojos, verás lo que éstos deseen ver, y nada más. A no ser que mires con el ojo del corazón, eso que los derviches denominan ayn al-qalb, el ojo de los buscadores sinceros, no verás más que lo que, en el fondo, deseas ver, esto es, lo mismo de siempre, lo que te satisface y conforta, lo que te empuja a creer que estás cumpliendo algo importante. El primer requisito de la senda sufí es modificar el punto de vista con el que miras. Desde ti, nada es posible; fuera de ti, todo. De ahí que no puedas imponerle nada al camino. No pretendas, pues, diseñarte un camino a tu medida. La senda sufí no es un antojo. Nadie se acerca a una janaqa, a una taberna derviche, "para ver si es esto lo que estoy buscando", como a menudo se suele oír. En el sufismo no hallarás nada que hayas conocido antes, ya que, forzosamente, habrás de transitar por rutas jamás transitadas. Y si modificar la mirada es el primer requisito, la humildad es el segundo. Y es que, ciertamente, se precisa una gran humildad para tan grande ambición. Halil Bárcena