Valorar
el legado de Al-Ándalus
Halil Bárcena
Asistimos desde hace algunos años a una revisión
tendenciosa del valor y el significado de Al-Ándalus, el período islámico de la
Península Ibérica. Por supuesto, nada tenemos contra el revisionismo histórico
legítimo, el que cuestiona y reinterpreta aspectos
centrales del discurso académico y propone diferentes relatos interpretativos
basados, por ejemplo, en nuevos datos o pruebas documentales que permiten esbozar
puntos de vista distintos a los comúnmente aceptados.
Pero,
no nos referimos aquí a ese revisionismo, por otro lado intelectualmente
necesario, puesto que la interpretación de la historia jamás puede darse por
cerrada, sino a ese otro tipo de revisionismo, en muchos casos tendencioso y
malintencionado, que interpreta los hechos históricos de
acuerdo a intereses políticos concretos. Y es que la figura del historiador
independiente siempre ha escaseado; y los tiempos actuales no son una excepción.
Por desgracia, el uso político de la historia, es decir, su tergiversación, ha
sido y es constante.
Pues bien, mucho de
ello es lo que sucede con ese nuevo revisionismo sobre
Al-Ándalus que hemos visto florecer en los últimos lustros en ciertos
medios académicos, políticos y periodísticos españoles, un fenómeno que también
ha calado en otros países. Por ejemplo, en algunos departamentos de la
prestigiosa universidad norteamericana de Georgetown corren los mismos aires
revisionistas respecto a Al-Ándalus que en España; y lo mismo ocurre en ciertos
medios intelectuales franceses, donde la animadversión hacia el Islam y todo lo
islámico, en algunas capas de las sociedad gala, roza la obsesión,
independientemente del dramático y siempre condenable azote del terrorismo, del
que, por cierto, nadie se salva.
El caso es que, como
denunció en su día el historiador Ángel Luis Encinas Moral, autor de una de las
obras más rigurosas sobre la realidad andalusí escritas hasta la fecha,
el actual revisionismo español sobre el pasado islámico de la Península Ibérica
se caracteriza por su agresividad dialéctica, hasta el punto de que el rigor
académico, exigible a todo debate intelectual, abunda por su ausencia. En
palabras del propio autor, se trata de un movimiento revisionista de la
historia de Al-Ándalus “con un profundo
hedor a cruzada, reconquista y, finalmente, islamofobia”. Piénsese, por
ejemplo, en las palabras pronunciadas por un expresidente de gobierno español,
cuyo nombre no merece la pena ser citado, en la ya antes referida universidad
norteamericana de Georgetown, el año 2004, donde ejerció como profesor durante
un breve periodo, en las que afirmó que “el
problema de España con Al-Qaeda y el terrorismo islámico empieza en el siglo
VIII”, con la islamización de la Península Ibérica y la instauración del
poder andalusí. Dos años más tarde, en septiembre del 2006, en una conferencia
pronunciada en el Hudson Institute, un prestigioso think tank de Washington, el mismo personaje afirmó lo siguiente: “Yo nunca he oído a ningún musulmán pedirme
a mí disculpas por haber conquistado España y por haber mantenido su presencia
en España durante ocho siglos”.
Acerca, justamente, de
la fructífera y decisiva presencia islámica sobre buena parte del territorio de
la Península Ibérica -¡España, por supuesto, no existía entonces!- versa uno de
los libros más importantes jamás escritos sobre el impagable legado andalusí, Lo que Europa debe al Islam de España,
obra del insigne arabista catalán Joan Vernet i Ginés (1923-2011), catedrático
durante más de cuarenta años en la Universidad de Barcelona y toda una
autoridad internacional en el campo de la ciencia islámica. Publicado, por
primera vez, el año 1974, el libro, una obra monumental de análisis e
investigación, es uno de los textos fundamentales del arabismo y la islamología
en España, traducido al árabe, francés, alemán e inglés.
Además de algunos
aspectos cruciales sobre el arte y la literatura, Vernet, el sabio Vernet, da
cuenta en el libro de todo el quehacer llevado a cabo en Al-Ándalus en el
terreno de la filosofía, las ciencias ocultas, las matemáticas, la técnica, la
física, la alquimia, la geología, la botánica, la zoología, la medicina, la
astronomía y la astrología. Y es que,
como puede comprobarse, todos los campos del saber fueron abordados por el Islam
andalusí. Entrevistado por el periodista Arcadi Espada, hace un buen puñado de
años, retirado ya el viejo profesor de sus tareas académicas, Vernet respondió
así de contundente cuando fue interrogado sobre qué le debe Occidente al Islam,
ya no sólo andalusí, sino en su conjunto: “Todo.
Menos la literatura, todo. Quizá no convenga decirlo así, con esta
contundencia, pero lo cierto es que les debemos una gran parte de lo que
conforma y rige nuestra vida, el cero y los manicomios incluidos”.
A veces, se ha tratado
de infravalorar la aportación andalusí reduciendo su papel a mera correa de
transmisión de los saberes antiguos a Europa, sin apenas haber aportado nada
nuevo, con lo que el Islam pasaría por ser un conductor solamente incapaz de
innovar, algo que Vernet desmiente categóricamente en su libro: “Reelaborados por el Islam e incrementados
de modo decisivo con nuevas aportaciones -el álgebra y la trigonometría, por
sólo citar un ejemplo-, pasaron a la cristiandad por medio de traducciones del
árabe al latín y al romance y dieron origen al majestuoso despliegue científico
de Renacimiento. Una simple estadística de los textos científicos editados en
aquel entonces prueba lo mucho que Occidente debe a Al-Ándalus”.
Otra novedad crucial
que aporta el libro de Vernet es valorar como se merece el influjo del
pensamiento andalusí, que no se ejerció, únicamente, hacia el Occidente
cristiano, como suele pensarse, sino que también marcó de una forma indeleble
al África del Norte y al propio Oriente, si bien esta segunda ha sido mucho
menos estudiada. Valga como botón de muestra el caso del zéjel, forma poética
tradicional de la literatura árabe. Nacido en la ciudad de Zaragoza y
desarrollado ampliamente en Córdoba, el zéjel, que en árabe dialectal significa
“canción”, fue exportado a Iraq, desde donde se expandió hacia Siria y Líbano,
perviviendo hasta nuestros días como vehículo ideal para expresar la sátira
política. El año 2014, el zéjel libanés fue designado como Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, algo que también el Líbano le debe a
Al-Ándalus.
Más que pedir perdón a
los musulmanes por la supuesta conquista de España, como clamaba ese
expresidente de gobierno español al que aludíamos al principio de nuestro
texto, España -y Europa en su conjunto- “debería
pagar al Islam la deuda moral e histórica por transmitir la ciencia de la
antigüedad”,
en palabras del filósofo y escritor catalán Luis Racionero, escritas
recientemente, justo en un momento en el que el islam despierta tan pocas
simpatías.
Nota:
Artículo publicado en la revista turca de cultura Yedi Iklim nº 320, noviembre, 2016, pp. 105-106. Traducción
al turco a cargo de Fatma Can
Para más detalles, véase Ángel Luis
Encinas Moral, Cronología histórica de
Al-Ándalus, Miragüano, Madrid, 2005.