Halil Bárcena, "Perlas sufíes. Saber y sabor de Mawlânâ Rûmî" (Herder, 2015).

«Es verdad que jamás un amante busca a su amado sin haber sido buscado antes por éste» (Mawlânâ Rûmî, Maznawî III, 4393. Traducción: Halil Bárcena).

¡... Eyval·lah ...!

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Amigas y amigos, salâms:

Bienvenidos al blog del "Institut d'Estudis Sufís" de Barcelona (Catalunya - España), un centro catalán e independiente, dedicado al estudio de la obra del sabio sufí Mawlânâ Rûmî (1207-1273) y el cultivo del sufismo mevleví por él inspirado, en nuestro ámbito cultural.

Aquí hallarán información puntual acerca de las actividades públicas (¡... las privadas son privadas!) que periódicamente realiza nuestro instituto. Dichas actividades públicas están abiertas a todo el mundo, ya que nadie ha encendido una luz para ocultarla bajo la cama, pero se reserva siempre el derecho de admisión, porque las perlas no están hechas para los cerdos.

Así mismo, hallarán en el blog diferentes textos y propuestas relacionados con el islam, el sufismo y la sabiduría tradicional. Es importante saber que nuestra propuesta sufí está enraizada en la sabiduría coránica y la
sunna muhammadiana, porque el sufismo es el corazón del islam, pero el islam es el corazón del sufismo.

El blog está pensado como una herramienta de trabajo para todos aquéllos que tienen un sincero interés por Mawlânâ Rûmî, en particular, y la senda del sufismo islámico, en general. Por ello, sus contenidos se renuevan puntualmente. Si se suscriben al blog podrán recibir información puntual sobre todas las novedades que se produzcan.

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Halil Bárcena

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miércoles, 12 de marzo de 2014

Adiós a Paco de Lucía, en turco

Adiós a Paco de Lucía, 

maestro de la guitarra flamenca*


Halil Bárcena


Ha muerto, a los 66 años de edad, Francisco Sánchez Gómez, conocido en el mundo del flamenco -¡y en el mundo entero!- como Paco de Lucía, el maestro indiscutible de la guitarra flamenca. La guitarra de Paco de Lucía sonaba de forma diferente a la del resto de guitarristas flamencos, y no me refiero sólo a su increíble virtuosismo. Contaba el propio Paco, como le llamaban los flamencos y sus seguidores, que lo que a él le gustaba de verdad era cantar. Paco siempre quiso ser un cantaor [cantante] flamenco, pero su timidez se lo impidió. El genial guitarrista decía que detrás de una guitarra se sentía protegido, más seguro que cantando ante el público. Tal vez por eso mismo la guitarra de Paco sonaba tan distinta al resto de guitarristas, porque su guitarra no solo sonaba, sino que parecía cantar como ninguna otra lo había hecho jamás antes que él.

La guitarra de Paco expresaba las mismas emociones que el quejío [dolor] de la voz de los grandes cantaores [cantantes] flamencos. La música de Paco nos habla del dolor y del goce que supone vivir. Casi todo el flamenco es un lamento, quejío lo llaman los aficionados, que es como se conoce a los amantes de este arte musical tan particular en el que resuenan ecos orientales. Del mismo modo que el sonido del ney  descrito por Mevlana en el Mesnevi es el lamento de la separación de la patria de origen, el lamento del flamenco, encarnado en la guitarra de Paco, es el lamento del pobre, de quien nada tiene, del hombre sencillo al que le cuesta vivir, pero que a pesar de todo es capaz de no perder su dignidad e incluso su nobleza, porque el flamenco es un arte de gentes pobres pero nobles como reyes.  

Paco de Lucía fue un músico que bebió de la más pura tradición flamenca, por la que sintió siempre un respeto reverencial, no siempre comprendido por los puristas, los ortodoxos del flamenco. Paco amaba la tradición flamenca, y, tal vez, por eso mismo quiso y supo renovarla y enriquecerla, a fin de que no muriese, porque hay que recordar que durante décadas el flamenco fue en España una música abandonada. Paco tuvo claro desde bien temprano que la tradición era una fuente de inspiración, pero no una prisión. Hay que conocer el mundo del flamenco por dentro para saber lo mucho que cuesta introducir el más mínimo cambio en un arte muy discreto y elitista, transmitido siempre en círculos cerrados de clanes y familias flamencas, sin apenas ninguna variación. Hoy, todo el mundo reconoce en España la genialidad de Paco, pero, al principio de su carrera, los puristas ortodoxos del flamenco se lo criticaban todo, incluso su forma de sentarse en el escenario con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda, posición que hoy adoptan todos los guitarristas flamencos sin excepción. Hasta él, nadie se había sentado así.

Paco de Lucía fue un gran innovador del flamenco. Él siempre decía que el corazón le pedía tradición y la mente innovación. En primer lugar, otorgó un papel preponderante a la guitarra, que hasta entonces se había limitado a acompañar al cante. Con Paco la guitarra brilló con luz propia. Podría decirse que Paco fue una especie de explorador musical que descubrió las mil y una posibilidades sonoras y armónicas de la guitarra flamenca. Fue un hombre fiel a la tradición flamenca, pero abierto a otros universos musicales de los que supo enriquecerse, como el jazz, por ejemplo. Gracias a él, el flamenco incorporó un nuevo instrumento de percusión, el cajón, hoy ampliamente aceptado por los flamencos, a pesar de su origen peruano. Ya he dicho que los flamencos ortodoxos son muy reacios a los cambios y las innovaciones. Paco descubrió el cajón en una de sus incontables giras por América, y lo incorporó de inmediato a su grupo pues vio en él unas enormes posibilidades rítmicas y un sonido seco y sin armónicos, ideal para la sonoridad flamenca.

Aunque no era gitano, Paco de Lucía tenía alma de gitano. De hecho, nació en un barrio gitano muy humilde de la ciudad de Algeciras, en la provincia andaluza de Cádiz. Se sabe que el flamenco no es una música estrictamente gitana, pero los gitanos interpretan el flamenco de una forma única. Pues bien, en ese sentido Paco de Lucía era un músico gitano, un guitarrista con duende, palabra ésta muy flamenca pero difícil de traducir a otras lenguas, aunque fácilmente comprensible para alguien familiarizado con la música del tasavuf, como, por ejemplo, los lectores turcos de este periódico. El público turco, que pudo disfrutar en varias ocasiones de la música de Paco de Lucía en vivo (la última vez el mes de mayo del año pasado en Istanbul), comprenderá fácilmente lo que significa duende si mencionamos el término hâl, habitual en la literatura clásica del tasavuf.

A su manera, Paco de Lucía hablaba también lisân al-hâl, la lengua del hâl, el idioma de los estados interiores. Oírlo tocar, verlo en directo, tenía algo de mágico. Es el poder evocador de la música, algo fácilmente comprensible desde una tradición tan musical como el tasavuf. El maestro andaluz llegaba a lo más hondo del alma humana como sólo son capaces de hacerlo los grandes músicos, ya se llamen Paco de Lucía o Niyazi Sayın, por ejemplo. En ese sentido, podemos decir que su música era y es profundamente espiritual, pues el espíritu humano vibra con ella y se eleva por encima de la individualidad. Personalmente, siempre me fascinó la relación física con que Paco tenía con su guitarra: cómo la sostenía entre las manos, la manera que tenía de acomodarla al cuerpo, la naturalidad con la que la manejaba. De hecho, la guitarra parecía un miembro más de su cuerpo, algo que he podido apreciar también en algunos instrumentistas turcos.

Tras cincuenta años de carrera profesional, Paco nos deja 29 discos y un próximo álbum inédito que aparecerá el próximo mes de abril, sin que el maestro lo pueda ver ya. De entre su extensa obra deseo destacar un disco extraordinario por muchos motivos y no sólo musicales. Se trata de Ziryâb, editado el año 1990, dedicado al músico bagdadí del mismo nombre. Ziryâb (789-857), cuyo nombre real fue Abū-l-asan Alī ibn Nāfi, dejó Bagdad por Córdoba, capital del califato omeya, introduciendo de esta manera en Al-Andalus, la antigua España islámica, las formas musicales cultas que entonces se tocaban en Bagdad, capital del califato ‘abbasí, y que están en la raíz de la música flamenca. Ziryâb, que según dicen las crónicas era un excelente udi, introdujo importantes mejoras en el ud, incorporando, por ejemplo, una quinta cuerda, lo que contribuyó a enriquecer su sonoridad. Ziryâb es considerado el padre de la música andalusí. Pero, al mismo tiempo, fue el responsable de la introducción en Al-Andalus de ciertas costumbres refinadas de Oriente, como todo lo relativo a la gastronomía y la cosmética. Que Paco de Lucía le dedicara un disco a Ziryâb significaba, en primer lugar, un reconocimiento explícito del valor de la música andalusí como predecesora del flamenco actual, y, a la vez, que él mismo se sabía heredero de la tradición musical de Ziryâb, un discípulo flamenco suyo.        

Los que le conocían bien dicen que Paco de Lucía era un hombre sencillo, algo poco frecuente entre la mayoría de los músicos, cuyo ego suele ser enorme. La sencillez es una virtud que hace que los grandes sean aún más grandes. Paco, se dice, vivió con angustia el proceso de la creación artística, pero, fiel a sus orígenes humildes, siempre decía que más angustia que los artistas sienten aquéllos que pasan hambre porque no tienen nada que comer. Paco murió a causa de un infarto de corazón, pero, como él mismo decía, su enfermedad fue otra: la perfección. Paco estaba enfermo de perfección, de ahí que en cada disco, en cada concierto, cada vez que tomaba su guitarra, tratara de dar lo mejor de sí mismo. Y es que el verdadero artista no puede acomodarse jamás, nunca vive de las rentas de la fama. El resultado de la obsesión de Paco por la perfección ha sido la música excelsa que el maestro nos ha dejado. Hace unos años oí en Konya un viejo aforismo sufí: “Cuando has probado la miel es muy difícil volver al vinagre”. Pues bien, la música de Paco, el maestro Paco de Lucia, era pura miel. Desde hoy vamos a añorar la dulzura de sus armonías musicales.

(*) En principio, el presente artículo está dirigido al público turco. De ahí, las referencias contenidas en el mismo. Apareció en el número 1005 de la revista turca Aksyon, correspondiente a la semana del 10 al 16 de marzo, bajo el título 'Flamenko gitar yetim kaldı'. Para leer el texto turco, clikad aquí: 

Lecturas recomendadas

  • Abbas Kiarostami, Compañero del viento (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006).
  • José Antonio Antón Pacheco, Intersignos. Aspectos de Louis Massignon y Henry Corbin (Athenaica, 2015).
  • Khalili, Una asamblea de polillas (Mandala, 2012).
  • Masood Khalili, Los susurros de la guerra (Alianza, 2016).
  • Olga Fajardo (ed.), La experiencia contemplativa. En la mística, la filosofía y el arte (Kairós, 2017).
  • Seyed Ghahreman Safavi, Rumi's Spiritual Shi'ism (London Academy of Iranian Studies, 2008).
  • Shams de Tabriz, La quête du Joyau. Paroles inouïes de Shams, maître de Jalâl al-din Rûmi. Trad. Charles-Henry de Fouchécour (CERF, 2017).
  • Tom Cheetham, El mundo como icono. Henry Corbin ya la función angélica de los seres, (Atalanta, 2018).

¡Ah... min al-'Eshq!

"A nosotros que, sin copa ni vino,
estamos contentos.
A nosotros que, despreciados o alabados,
estamos contentos.
A nosotros nos preguntan: “¿En qué acabaréis?”.
A nosotros que, sin acabar en nada,
estamos contentos"

Mawlānā Ŷalāl al-Dīn Rūmī

¡... del movimiento a la quietud!

... de la palabra al silencio !!!

"Queda mucho por decir,
pero será Él quien te lo diga
para que lo entiendas, no yo"

Mawlânâ Yalâl al-Dîn Rûmî (m. 1273)