En el islam, que es un llamado directo al rey-sacerdote que yace en las profundidades de la naturaleza humana, la pertenencia a la casta suprema se impone a todas las clases; pero el abismo existente entre la Edad de Oro ideal y la Edad Obscura de hecho es salvado por la insistencia del Corán y del Profeta [Muhammad] en los "grados". Aunque puede prestarse a confusión decir que la vivilización islámica está impregnada de un sentido de casta, puede decirse con veracidad que está extraordinariamente impregnada de un sentido de lo que es la esencia del sistema de castas, a saber, un sentido de la jerarquía de los diferentes grados de las posibilidades espirituales en la especie humana. Así, para el musulmán, la jerarquía secular de las distinciones de clase en en primer lugar eclipsada por la igualdad virtual del sacerdocio, y en segundo lugar es reemplazada por la jerarquía espiritual dentro del marco de esa igualdad.
(Martin Lings, Creencias antiguas y supersticiones modernas, J. J. de Olañeta editor, Palma de Mallorca, 2003, p. 64).