"Yo pienso en rimas y mi Bienamado me dice:
No pienses más que en verme.
Siéntate cómodamente, amigo mío, tú que compones rimas;
pues es en Mi presencia cuando versificas con felicidad.
¿Qué son las palabras para que pienses en ellas?
Las espinas del seto que rodea la viña son.
Sumergiré en la confusión las palabras, los sonidos, los discursos, a fin de que, sin estas tres cosas, pueda yo conversar contigo"
Mawlânâ Rûmî (m. 1273)
Comentario:De siempre, los derviches más insignes del pasado, sobre todo los de raíz persa, han sentido una querencia irreprimible e indisimulada por la poesía; por la poesía y la música, que, por lo demás, tanto tienen en común. Así, el mensaje inaudito del sufismo persa se ha transmitido durante siglos mediante versos y cantos, a través de la poesía y la música. Con todo, el derviche no es un poeta al uso. Más aún, no se considera a sí mismo un poeta, un mero manipulador de palabras, sonidos y ritmos. Y es que el derviche poeta compone poesía a pesar de sí mismo. Estamos, pues, muy cerca de la negación del arte como tal. Todos los creadores y artistas sufíes han huido del esteticismo sin más, conscientes de los riesgos de desviación de la senda que éste comporta. No hay en su poesía ni rastro de exhibicionismo, ni pirotecnias estilísticas, nada que deje entrever que, en realidad, son grandes maestros tanto del decir como del callar, de la palabra y del silencio. Los derviches poetas han forjado su arte sin perder de vista las siguientes palabras del profeta Muhammad, tan reveladoras de la concepción islámica de la belleza: “Si buscáis a Dios, descubriréis forzosamente la belleza, pero si buscáis la belleza, no es seguro que descubráis a Dios". Los derviches han experimentado hasta el vértigo dicha búsqueda de la divinidad. Y algunos lo han hecho desde el arte de la composición poética. De sus obras nos conmueve sobremanera la parte no dicha del poema y en la que realmente se halla la poesía. Halil Bárcena