NO SON VERSÍCULOS, SON ALEYAS
Halil Bárcena
Según la definición académica, en la literatura, un versículo es cada uno de los versos de un poema escrito sin rima ni metro fijo, generalmente largo y con unidad de sentido. Por su parte, en las llamadas escrituras sagradas, se denomina versículo a los fragmentos breves que se distinguen en el interior de los capítulos de la Biblia y, por extensión, de otros libros considerados sagrados. Sea como fuere, referirse a las aleyas coránicas como versículos no es que sea una inexactitud, sino todo un error y de bulto. En primer lugar, supondría considerar que el Corán es poesía; y el Corán, tal como afirmara el intelectual egipcio Taha Husayn (m. 1889), "no es ni prosa ni tampoco poesía. El Corán es el Corán", subrayando de este modo la originalidad específica del texto coránico.
Por otro lado, usar 'versículo' en vez de aleya, término este reconocido por la Real Academia Española, comporta eliminar de un plumazo una de las palabras clave a la hora de comprender la cosmovisión islámica desplegada en el Corán. 'Aleya', castellanización del árabe āya (آية), quiere decir 'signo', en el sentido de 'prodigio' y 'milagro', y se refiere tanto a la división más pequeña del texto coránico como a los signos de la creación. Y es que la palabra Corán hace alusión tanto al libro escrito (Qur'ān tadwinī) como al libro del cosmos (Qur'ān takwinī). En realidad, todo cuanto existe es signo, todo es aleya divina.
Por último, relegar la palabra 'aleya' en favor de 'versículo' nos empuja a entrar en el Corán a través de una puerta exógena, la puerta bíblica, y a leerlo de forma mediatizada por una terminología que no le es propia. Se trata de un episodio más del islam cristianizado. El lenguaje, lo decía Pierre Vilar, nunca es inocente; y su uso, tampoco. Empezamos a malinterpretar el universo coránico cuando ignoramos, ya sea consciente o inconscientemente, su léxico técnico. En ese sentido, resulta curioso, por decir lo menos, el celo de algunos pretendidos perennialistas (¡ojo, Guénon es una cosa, los guénonianos otra bien distinta!) que denuncian sin desmayo las "supuestas" desviaciones doctrinales que ven por doquier y, sin embargo, denotan una ignorancia supina de la lengua árabe, en particular, y del universo coránico, en general, a juzgar por el vocabulario que utilizan. Y es que jamás la ignorancia es tan atrevida como cuando critica.