La
literatura del oriente
de Al-Ándalus
Entrevista
a Halil Bárcena
Nesrin Karavar
Pregunta. En Turquía, cuando
hablamos del pasado islámico de España, es decir, Al-Ándalus, solemos reducirlo
a la actual Andalucía. Pero, el
territorio histórico de Al-Ándalus es más extenso que dicha región. Por
ejemplo, usted reside en Barcelona, la capital catalana, que también tuvo un
pasado islámico.
Respuesta. En
efecto, tiende a confundirse Al-Ándalus,
el antiguo territorio islámico, que ocupaba buena parte de lo que hoy es España,
con la región andaluza. Pero, dicha confusión no solo ocurre en Turquía, sino
que es bastante generalizada. Sin embargo, también fue Al-Ándalus Toledo, en el
centro de España, muy cerca de Madrid, y Zaragoza, en la región de Aragón, más
al norte, dos ciudades importantes que aún hoy conservan un patrimonio
arquitectónico islámico extraordinario. Igualmente, fue Al-Ándalus la ciudad de
Murcia, al pie del Mediterráneo, donde nació Ibn ‘Arabî, el año 1165, una de
las figuras más relevantes del tasavvuf, cuya obra fue objeto de importantes
comentarios durante el periodo otomano. Y también fue Al-Ándalus, tal como
usted muy bien afirma, todo el actual litoral mediterráneo español: Cataluña y
Valencia, incluidas las Islas Baleares, esto es, la zona lingüística catalana,
que es la que yo mejor conozco dado que, en efecto, resido en Barcelona. De
todos modos, es hasta cierto punto comprensible que se dé dicha confusión entre
el antiguo Al-Ándalus y la actual Andalucía, dada la más larga presencia en el
tiempo del islam en dicha zona de España y, quizás también, debido al enorme prestigio
internacional de algunos monumentos arquitectónicos islámicos, como la mezquita
de Córdoba o la Alhambra de Granada, cuya belleza ha eclipsado a todo lo demás,
forzando la identificación entre lo andaluz y lo andalusí.
P. Centrémonos, si le parece, en
esa parte de Al-Ándalus más desconocida para nosotros, la que va de Cataluña a
Valencia, sin olvidar las Islas Baleares, que es la más familiar para usted.
R. Muy
bien. Se trata de la zona este de la Península Ibérica, conocida en árabe como Sharq al-Ándalus, esto es, el Oriente de
Al-Andalus, o, simplemente la Sharquia, la
oriental, que va desde las actuales comarcas catalanas tocantes a los Pirineos,
frontera natural española con Francia, hasta la provincia de Alicante en el
extremo sur, más las Islas Baleares: Menorca, Mallorca e Ibiza.
P. ¿Cuánto tiempo abarcó la
presencia islámica en dicha zona de Al-Ándalus?
La
presencia islámica en el llamado Oriente de Al-Ándalus comenzó pronto, ya en los
primeros años de la islamización de la Península Ibérica, es decir, desde los
primeros veinte años del siglo VIII, hasta unos tres o cuatro siglos después,
dependiendo del avance de la llamada reconquista cristiana, que en algunos
lugares fue antes y en otros más tarde. Por ejemplo, la ciudad Tortosa,
importante centro político y cultural, cayó en manos cristianas el año 1148,
mientras que la isla de Mallorca cayó en 1229; y la ciudad de Valencia, famosa
también por sus poetas, en 1238. El Oriente de Al-Ándalus formó parte del Califato
de Córdoba, época dorada del islam andalusí, hasta su caída en el año 1031. Tras
la desaparición de dicho Califato cordobés, la zona oriental de Al-Ándalus se
fragmentó en pequeños reinos independientes, las llamadas taifas, que en muchos
casos luchaban entre sí. Pero, contrariamente a lo que pudiera parecer, ese
periodo gozó de un notable esplendor en lo referente a la producción literaria.
P. Hablemos entonces de dicha
producción literaria del Oriente de Al-Ándalus. La cultura árabe es una cultura
que siempre ha amado la poesía. Supongo que los árabes del Oriente Al-Ándalus
no son una excepción.
R. No,
no lo son. Para los árabes, también los andalusíes, la poesía no sólo es una
afirmación de la sabiduría humana, sino la expresión más noble y bella del
espíritu humano. Al mismo tiempo, la poesía es para los árabes la voz de la
memoria y la tradición. Hay quien dice, y yo lo comparto, que la poesía
constituye el verdadero archivo cultural de los árabes. Y todo ello, por
supuesto, lo encontramos en los poetas del Oriente de Al-Ándalus.
P. De hecho, el gusto por la poesía
es un rasgo común a toda la civilización islámica. ¿No le parece?
R. Ciertamente.
Los musulmanes han hecho de la palabra poética el arte predilecto de la cultura
islámica.
P. ¿Cuál es, a su juicio, el rasgo
más característico de la poesía escrita en el Oriente de Al-Ándalus o, por el
contrario, sigue los mismos modelos estéticos del resto de la poesía árabe?
R. En
su libro La civilización hispano-árabe (1970),
uno de los mejores estudios realizados acerca de Al-Ándalus, Titus Burckhardt
considera, y yo subscribo sus palabras, que lo que en verdad distingue a la
poesía andalusí del conjunto de la poesía árabe es la manera tan penetrante y sutil
de describir la naturaleza. En efecto, los poetas andalusíes, especialmente los
del Oriente de Al-Ándalus a los que aquí nos referimos, sobresalen por una
poesía en la que consiguen que el paisaje propio del Mediterráneo se humanice,
llegándose incluso a personificar.
P. ¿Puede concretar este punto un
poco más?
R.
Quiero decir, por ejemplo, que la naturaleza y sus distintos elementos son
presentados, muchas veces, bajo la forma de una mujer o bien son comparados con
atributos femeninos.
P. ¿Por favor, cítenos algún ejemplo
de poeta del Oriente de Al-Ándalus?
La
figura más destacada es Ibn Hafaca (ca. 1060-1139), natural de la población
valenciana de Alzira. Le llamaban ‘el
jardinero’, al-Cannan en árabe, por
su magistral talento poético a la hora de escribir sus poemas de corte
paisajístico. A diferencia de la mayoría de poetas, que ejercían otros oficios
o bien vivían del mecenazgo de algunos gobernantes, él pudo ejercer la poesía
con total libertad e independencia, dada su buena posición social, gracias a
las tierras que poseía. Hoy, Ibn Hafaca es considerado como un clásico en el
mundo literario árabe y uno de los mejores poetas de la naturaleza de las letras
árabes de todos los tiempos. Tuvo un discípulo destacado, su sobrino Ibn
Az-Zakkak.
P. En los relatos acerca de sus
viajes por la España de la época, el viajero alemán Hyeronimus Münzer, que
visitó la ciudad de Valencia, el año 1494, afirma que los jardines del Levante
español eran tan excepcionales como los versos de sus poetas, ambos inspirados
en el texto coránico.
R.
No se equivocaba en sus juicios el polifacético Münzer. La jardinería islámica,
que forma parte de la arquitectura, toma como fuente de inspiración aquellas
aleyas coránicas (4, 13; 4, 122; 5, 85 y otras) que describen el paraíso como
un jardín en el que fluyen arroyos de agua. Y esto es válido tanto para los
jardines andalusíes como para los jardines persas o mogoles. De hecho, la
palabra árabe al-canna significa
tanto jardín como paraíso. Respecto a la recreación poética de la naturaleza de
autores como Ibn Hafaca, puede decirse, al igual que ocurre con los jardines,
que no se trata de una simple descripción de la naturaleza, sino de mostrar la
belleza y majestad de los signos divinos.
P. Hablando del paraíso, la
historiografía islámica se ha referido siempre a Al-Ándalus como un paraíso.
R. Así
es. Hay unos versos muy bellos de Ibn Hafaca, justamente, muy elocuentes al
respecto. Dicen así:
“¡Oh, gente de al-Ándalus, qué
dichosos sois!
Agua, sombra, ríos y árboles.
El paraíso de la Eternidad
no está más que en vuestra patria.
Si yo escogiera, por éste optaría.
No temáis entrar en el infierno:
no se castiga con la desdicha
a quienes ya viven en el paraíso”.
P. Además de la poesía, ¿qué otros
géneros literarios se cultivaron en el Oriente de Al-Ándalus?
R.
El Oriente de Al-Ándalus no solo fue una tierra de poetas, si bien la poesía,
insisto, es el género literario por antonomasia de los árabes. Hay que destacar
también el cultivo de la llamada rihla o
relato de viajes. Por lo general, la rihla hace referencia al relato escrito
que el peregrino hace de su viaje a La Meca. La rihla más famosa del Oriente de Al-Ándalus es la de Ibn Cubayr
(1145-1217), que era un geógrafo y excelente poeta al mismo tiempo, nacido en
la ciudad de Valencia. A diferencia de otras rihlas, que se limitan a hacer una mera descripción de los lugares
visitados, la rihla de Ibn Cubayr
está repleta de detalles interesantísimos acerca de las costumbres de los
distintos países que visitó en su peregrinación a La Meca, desde su Valencia natal, así como de otros
aspectos de carácter cultural y sociopolítico. No cabe duda que el célebre
viajero de Tánger (Marruecos) Ibn Batuta, que vivió un siglo más tarde que Ibn
Cubayr, se inspiró en él.
P. Por último, quisiera formularle
una cuestión acerca de Ibn ‘Arabî, a quien aludió usted anteriormente, y su
recepción en el mundo latino. Como bien sabe, el
pensamiento de Ibn ‘Arabîe ejerció una gran influencia durante el periodo
otomano y aún hoy es mucho el interés que despierta en Turquía. Quisiera saber
cómo se aproxima el lector español a Ibn ‘Arabî y si ocurre lo mismo que con
Mevlânâ Rûmî, que es presentado como un humanista y poeta del amor, pero
desislamizado.
R. La
recepción del tasavvuf y sus principales figuras, Ibn ‘Arabî y Mevlânâ Rûmî, en
el mundo hispano, en concreto, y en Occidente, en general, es un fenómeno
complejo y ambiguo, que merecería una respuesta mucho más amplia de la que
podemos plasmar ahora y aquí. Es cierto, que en los últimos años han aparecido
en español diversos trabajos académicos muy interesantes acerca de Ibn ‘Arabî y
su filosofía espiritual. También es cierto que ha habido una tarea divulgativa
de su obra y personalidad muy notable, con lo que el público mínimamente culto
posee una idea aproximada acerca de su importancia. Sin embargo, también es
cierto que, al igual que sucede con Mevlânâ, en ciertos ámbitos occidentales se
presenta a Ibn ‘Arabî como un místico sufí universal sin relación con el islam,
como si el tasavvuf, aquí llamado sufismo, no tuviese nada que ver ni con el
Corán ni con la figura profética de Muhammad. A mi entender, hay una cierta
perversión malintencionada en quienes en Occidente presentan un sufismo
edulcorado opuesto al islam. Para ellos, el sufismo, mejor dicho, su sufismo, encarna todas las virtudes
positivas, mientras que en el islam no ven más que una religión negativa. Por
supuesto, con dichos planteamientos jamás se podrá comprender qué es y qué
significa Ibn ‘Arabî.
P. Muchas gracias, señor Halil por
dedicar el tiempo que nos ha concedido y por sus conocimientos acerca del otro Al-Ándalus. Le deseamos mucha
suerte en sus trabajos académicos y libros sobre el tasavvuf, así como mucha báraka
para su último libro, editado por Fragmenta Editorial, Historias de Nasrudín, publicado en español, catalán y portugués
para el público infantil.
R. Gracias
a usted y a Yedi Iklim. Como escribí en la presentación de mi último libro, que
usted ha mencionado, ha sido en Istanbul, ciudad que ocupa un lugar muy
importante en mi vida, donde he aprendido casi todo lo que sé sobre Nasrudín y muchas
otras cosas más. Desde aquí, deseo enviar todo mi afecto a los lectores
istanbulíes de esta revista.
(Entrevista publicada originalmente en turco en la revista turca de literatura Yedi Iklim nº 309, diciembre 2015, pp. 75-77).