Entrevista a Halil Bárcena
Islam y monaquismo
Pregunta: ¿En
el islam existe algún tipo de monaquismo institucionalizado como en el
cristianismo? En caso afirmativo, ¿qué formas adopta? ¿En qué principios
islámicos se inspiran? ¿Son mayormente aceptadas? En caso negativo, ¿qué
principios islámicos son contrarios a estas expresiones?
Halil Bárcena: En términos
generales, el islam desaprueba expresamente el monaquismo, de tal modo que no
ha generado jamás una institución monástica como sí hallamos en otras
tradiciones religiosas, el cristianismo, por ejemplo, cuyo monaquismo aparece
citado en el propio texto coránico (57, 27), subrayando su carácter humano, si
bien autores como Ibn `Arabī destacaron su aspecto divino, al ver en él un
esfuerzo de aproximación a Dios. Con todo, el ideal islámico de religiosidad
aboga por un modelo bien distinto. Lā
rahbāniyya fī-l-islām (No existe monaquismo en la tradición del islam), reza
un ḥadīṯ atribuido al profeta Muḥammad,
cuya autenticidad, sin embargo, es discutida por muchos eruditos musulmanes.
Sea como fuere, el musulmán, un ser entregado libre y confiadamente a Dios (eso
significa el término árabe muslim),
lo es en su vida personal, familiar y colectiva, y no al margen de ella. Otro ḥadīṯ, éste sí unánimemente aceptado
como certero, afirma: “El matrimonio
constituye la mitad del dīn”, es decir, la mitad de la religión. El islam
no le concede ninguna marca de religiosidad especial ni al celibato, ni tampoco
al monaquismo u otras instituciones similares. El Corán le recuerda lo
siguiente al propio profeta Muḥammad: “En
verdad, hemos enviado profetas antes de ti, y les hemos dado esposas e hijos”
(13, 38). En ese sentido, el islam, en tanto que religión heredera de las
anteriores revelaciones, no constituye ninguna excepción: casi todos los
profetas del tronco abrahámico tuvieron vida familiar.
P. Más
allá de la existencia o no de órdenes monásticas, ¿qué dice el islam sobre la
tendencia natural a la soledad de ciertos creyentes? ¿Deja libertad para
explorarla, previene contra ella, recomienda reprimirla…? La dimensión
comunitaria parece fundamental para los musulmanes, pero ¿deja espacio para una
relación íntima con Dios?
H.B. Que no exista
institución monástica en el islam no implica la inexistencia de formas y espacios
de cultivo de lo que podríamos llamar el silencio y la soledad germinadores de uns o intimidad con Al·lāh. A modo de
anécdota personal, me llamó mucho la atención, hace unos años, oírle decir a un
teólogo católico que lo que más le llamaba la atención del célebre sabio sufí
Mawlānā Rūmī era que hubiese alcanzado tal cima espiritual ¡siendo un hombre
casado! Seyyed Hossein Nasr afirma que los primeros musulmanes son monjes que
no guardan el celibato, haciéndonos ver que es posible vivir la proximidad y la
intimidad con Dios que se le atribuye al monje, viviendo en familia y en
sociedad. El islam, en general, y, más particularmente, el taṣawwuf o sufismo islámico, reconocen prácticas como el i`tiqāf o retiro que se realiza en los
diez últimos días del mes de Ramadán, o la práctica sufí denominada jalwa, una suerte de retiro espiritual,
al modo de los retiros que el propio profeta Muḥammad efectuaba periódicamente.
En cualquier caso, se trata de prácticas puntuales que en modo alguno comportan
aislarse de la sociedad. Se trataría, según afirman los propios sabios sufíes,
de tomar distancia respecto a la cotidianidad para poder tener más perspectiva,
pero no porque se piense que Dios no habite en el mundo de los hombres. El
ideal sufí, por otro lado, es vivir el retiro en el mundo: vivir en el mundo
sin que el mundo viva en uno. Y es que, según la sensibilidad religiosa
islámica, estar con las creaturas es estar con Dios y estar con Dios es estar
con las creaturas. No cabe en la mentalidad islámica concebir lo comunitario
como un obstáculo para vivir la proximidad de lo divino. El mundo no es vivido
como un problema por el musulmán: ni es una maldición ni tampoco el campo donde
se enseñorea la tentación.
P. ¿Es
el sufismo, la mística musulmana, una forma de crear un mayor espacio para la
intimidad con Dios? ¿Tiene el derviche algo de “monje”? ¿Tiene la cofradía algo
de comunidad monástica? Por otra parte, ¿en qué son realidades opuestas? ¿Es el
sufí alguien que vive más intensamente para la religión, que la necesita más
permanentemente, que el común de los fieles?
H.B. El taṣawwuf o sufismo islámico es el
corazón del islam y el islam del corazón, entendiendo por corazón no el órgano
de la expresión sentimental, tal como habitualmente se piensa, sino como centro
del ser. No, el derviche no tiene nada de monje. Un derviche no es un monje, un
derviche es un derviche. Intentar proyectar los atributos del monje sobre el
derviche, comporta ver todas las expresiones religiosas desde la propia óptica.
Por consiguiente, un derviche no será jamás lo que digan de él, sino, en todo
caso, lo que el propio derviche quiera ser, si es que desea ser algo. Sea como
fuere, si en el islam no existe el monaquismo, tal como ya hemos explicado,
difícilmente un derviche, que a fin de cuentas es un espiritual musulmán,
podría ser un monje. Ello no quita para que, a lo largo de los siglos, hayan
existido formas bien dispares de vivir el taṣawwuf.
El šayj Aḥmad al-`Alawī, un santo
sufí del siglo XX según su biógrafo Martin Lings, fue zapatero remendón durante
toda su vida, él, una de las cimas espirituales del islam contemporáneo. La
diferencia entre un derviche y un creyente musulmán a secas tal vez estribe en
que el primero siente un hambre de espíritu más punzante y necesita saciarla,
lo cual no le concede ninguna excepcionalidad. Pero, eso nos llevaría muy lejos
y no viene a cuento ahora.
P. ¿Existe
un concepto coránico o árabe más adecuado que el griego “monje” para designar
esta realidad?
H.B. El Corán usa
el término árabe rāhib para referirse
exclusivamente a los monjes cristianos, dado que tal realidad, insisto, no
existe como tal en el ámbito del islam. El modelo coránico de santidad y
sabiduría se designa mediante la palabra ṣālih
que abarca dos campos semánticos que pueden ayudarnos a comprender cómo el
islam concibe al sabio. El ṣālih es
un sabio, un ser virtuoso, pero también alguien útil. Es decir, el sabio no
supone ni una carga social ni tampoco un lujo de quien se pueda prescindir. El sabio,
cuando lo es de verdad, es porque cumple una función objetiva en el mundo y
ante la comunidad.
P. En
el último número de la revista publicamos una entrevista a un monje trapense
español cuya comunidad se halla en Marruecos. Los monjes han confraternizado
con la población musulmana e incluso siguen el Ramadán, parece que no sólo para
fomentar la convivencia, sino porque han encontrado en ello otra forma de
acercarse a Dios. El monje al que entrevistábamos nos comentaba que del islam
los cristianos podían aprender a no compartimentar y arrinconar la vida
espiritual, que para los musulmanes lo impregna todo. En este sentido, ¿puede
ser que en el islam no tenga sentido la existencia de un clero y un monacato
pues la invitación es a que todo el mundo viva una vida absolutamente
religiosa?
H.B. Mientras que
en otras tradiciones religiosas, la función sacerdotal comporta una consagración
específica de la persona, lo cual la capacita en exclusiva para cumplir ciertos
ritos, no existe ningún rito ni práctica religiosa islámica que no pueda ser
cumplido por cualquier creyente. Dicho de otro modo, todas las funciones
religiosas están abiertas a todos, en función no de su especial consagración
sino de su conocimiento. Podríamos decir que en el islam no existe el sacerdocio,
que no tiene necesidad de él, puesto que todo musulmán lo es.
[Entrevista publicada en catalán en la revista Dialogal nº 49, primavera 2014, pp. 20-21].