¿Es el sufismo una mística?
Halil Bárcena
A
menudo se define a los sufíes como los místicos del islam, algo no del todo
cierto. Y es que existen en el islam místicas que no son estrictamente sufíes,
a pesar de que todas ellas guarden entre sí algunas afinidades doctrinales y
hasta un cierto parentesco dinástico. Por otro lado, hay quien considera
inadecuado el término mística para referirse a los espirituales sufíes,
aduciendo el carácter pasivo que toda mística comporta y su carga afectiva. Y
es que el sufismo es una senda de Conocimiento; Conocimiento que cuando es con
mayúsculas deviene sabiduría.
Sea
como fuere, aquí tomaremos prestada la expresión que Raimon Panikkar utiliza
para definir la mística, en tanto que ‘experiencia
plena de la vida’, dado que, más allá de otras consideraciones, nos parece
muy adecuada para caracterizar al sufí. Así pues, el espiritual sufí actualiza,
mejor aún, realiza (esto es, convierte en real) todas las infinitas
posibilidades del vivir humano. Con otras palabras, el sufí encarna la plenitud
humana, que de tan plena y tan humana que es deviene casi (o sin casi) divina.
Decía Aristóteles que existe en el interior de todo ser humano un chispazo
divino; chispazo divino que es lo que, justamente, hace que el hombre sea
plenamente humano. Insân al-kâmil, el
hombre completo, universal, cósmico, sin recortes, lo llaman los espirituales
sufíes. Mística, pues, como experiencia plena de la vida. Y es que la mística
no es una especialidad que se pueda aislar de la vida; la mística es la vida,
pero la vida, insistimos, en plenitud.
Pero
siempre son los poetas los que saben decirlo todo mejor. Halil Gibrán, el poeta
y pintor libanés de Bicharri decía que “en
la voluntad del hombre reside un poder de anhelar lo que transforma su niebla
interior en un sol”. Tal vez ahí resida, justamente, el impulso del místico
y la razón de ser de la experiencia mística.
Podríamos dar un paso más
añadiendo a la definición, breve pero elocuente, de Raimon Panikkar unas
palabras del filósofo iraní Seyyed Hossein Nasr, que define lo místico (él dice
exactamente lo espiritual, para el caso es lo mismo) como lo que tiene que ver
con las “cuestiones que realmente son
fundamentales y vitales”. En resumen, para el ser humano lo espiritual (¡lo
místico!) es vital; sin espíritu el ser humano languidece, se muere, porque no
sólo de pan vive el hombre.