Halil Bárcena
El mes de septiembre de 1931, el poeta Federico García Lorca fue invitado a pronunciar un discurso con motivo de la inauguración de la Biblioteca de Fuente Vaqueros, su pueblo natal. En él, el poeta granadino clamó emocionado en favor de los libros y de la cultura, verdadero alimento espiritual del ser humano; y es que no sólo de pan vive el hombre, como ya escribimos en este mismo blog no hace mucho tiempo. "No sólo de pan vive el hombre", decía Lorca. "Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en
la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco
desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones
económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los
pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos
los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo
contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en
esclavos de una terrible organización social".
También nosotros atacamos desde aquí violentamente, justo como antaño lo hizo Lorca, a quienes, hoy como ayer, cometen el crimen de lesa humanidad de reducir el hombre a un mero homo economicus, como, por ejemplo, perpetró el marxismo. Denunciamos una cultura y un modelo civilizatorio que han hecho del hombre una mera máquina de producir. Y es que, para el modernismo occidental, el hombre no existe más que por lo que hace, no por lo que en verdad es; y cuando el hombre es definido por la acción, algo que caracteriza tanto a integrados como alternativos (¡los mal llamados indignados, en primer lugar!) ya no es un hombre. Atacamos, pues, y lo hacemos desde la espiritualidad sufí, a quienes sólo hablan de economía, ya sean de derechas, de izquierdas o de centro, y recortan el resto de dimensiones del vivir humano, la espiritual en primer lugar. Atacamos, insisto, desde la espiritualidad sufí, a quienes en su dramática cortedad de miras a penas si alcanzan a vislumbrar y distinguir cuál es la crisis de verdad que hoy padece nuestra sociedad occidental y que no es otra que el total desmantelamiento axiológico que nos ha dejado huérfanos de todo y nos conduce en su ceguera materialista y economicista al precipicio, pues pone en peligro hasta la supervivencia de la humanidad como especie.
Lorca pedía libros, más libros, muchos más libros, algo urgente y de primera necesidad en un país tan cejijunto como el Estado español. Hoy, con todo, me atrevería a decir que los libros de Lorca son reales, pero también simbólicos, porque, actualmente, ya no basta con leer, o mejor aún, no basta con leer determinados productos editoriales que no pueden ser llamados libros, lo que siempre entendimos por libro. Libros quiere decir hoy cultura y cultura quiere decir también espíritu. No sólo de pan vive el hombre, no solo de economía, sino también, y fundamentalmente, de espíritu; un espíritu ignorado por la mayoría, casi todos, como si se tratase de un continente ignoto. La verdadera crisis, la de verdad, que no es ni económica ni financiera, ni política ni institucional, tiene que ver con la falta de oído musical para la espiritualidad de nuestra civilización materialista, algo que ya denunciaron en su tiempo desde el sufismo Frithjof Schuon o Seyyed Hossein Nasr, entre otros.
Aquí puede leerse el discurso completo de Federico García Lorca: