Halil Bárcena
Hace un par de días nos dejó en la ciudad de Izmir, Neşet Ertaş, una de las últimas leyendas vivas de la música popular turca. Contaba setenta y cuatro años de edad y padecía un cáncer. Ertaş, que se pasó buena parte de su vida desgranando canciones de pueblo en pueblo, pertenecía a esa singular categoría de músicos y compositores conocidos en Turquía como halk ozanı o bardos populares que cantan a la vida y sus avatares, no sin un cierto deje de nostalgia y pesar, a la manera de los viejos blueseros norteamericanos. Acompañado de su inseparable saz, una suerte de laúd turco de mástil largo, oriundo de la Anatolia central, Neşet Ertaş, cuyas letras sencillas pero hondas huyeron siempre de la política y sus trampas, alcanzó el reconocimiento del público en general, más allá de cualquier diferencia ideológica (¡esa es la grandeza de los grandes!), gracias a la canción Yalan dünya, Decepcionante mundo en turco, cuyo título lo dice todo. Descanse en paz, Neşet Ertaş, quien era conocido popularmente como Garıp, término próximo a la tradición sufí que significa 'exiliado', 'expatriado'. Y es que para el bardo, al igual que para el derviche, este mundo de hipocresía y falsedad, enfermo de superficialidad, sólo puede ser una tierra de exilio.
Aquí puede apreciarse su sublime arte musical: