martes, 27 de marzo de 2012

Acerca del 'murshid'


Acerca del 'murshid'


Nesrin Can





¿Nuestros padres saben leer y escribir? Sí. Entonces, ¿por qué no aprendimos a leer y escribir de nuestros padres y sí de un profesor? Nuestros padres hacían namâz [plegaria ritual]. Entonces, ¿por qué no lo aprendimos de ellos y sí de los maestros? Tal vez, aprendimos namâz formalmente de ellos, pero la esencia, lo verdaderamente substancial de lo que en verdad es namâz lo aprendimos de los maestros. La pregunta es por qué esto es así. Existen muchos libros al respecto y podríamos leerlos. Sin embargo, ¿el ilim o conocimiento se adquiere mediante libros o a través de las personas? ¿Al·lâh se revela -tajal·lî- a las personas mediante libros o a través de las personas? En el ámbito del sufismo, un murshid no es la persona que enseña; o al menos no es eso solamente. El murshid es quien hace irshâd, esto es, un conductor de hombres. Dicho en otras palabras, el murshid es quien es capaz de elevar a las personas a un nivel superior en el que es posible discernir la naturaleza real de las cosas y, por lo tanto, lo que es negro de lo que es blanco; lo que ayuda a crecer o lo que nos hunde; en definitiva, lo que nos hace ser perosnas de lo que nos envilece. El murshid sistematiza el hadîz muhammadí: "Amri bi-l ma'arûf, nahî 'ani-l-munkar", que traducido del árabe significa: "Alienta el bien y ahuyenta el mal".





Imaginemos la estación central de electricidad de una gran ciudad como Estambul o Barcelona. Si conectamos la corriente de nuestros hogares directamente a dicha estación central la instalación doméstica reventaría. De ahí que cada área, barrio o distrito tenga su propia estación eléctrica periférica que, a su vez, está conectada a la estación central. Y cada edificio de viviendas posee su propia caja adonde llega la corriente de la estación suministradora de electricidad del barrio. al mismo tiempo, cada apartamento posee su propia caja de mandos eléctricos que convierten la energía eléctrica a la potencia asimilable para uso doméstico. Y luego cada departamento tiene su propio caja (¿) de electricidad. Pues bien, del mismo modo opera la senda sufí. Cada derviche ha de conectar su propio enchufe personal, valga la expresión, en aquellos que se hallan directamente conectados con la estación de energía espiritual o baraka que emana del profeta Muhammad. Cuando te conectas interiormente al murshid o guía de la senda, esto es, a quien está dos pasos por delante en la senda interior, éste te conducirá al saboreo de la estación, por seguir con nuestro ejemplo, del profeta Muhammad; y éste será en verdad quien te conduzca a la realidad de Al·lâh. No podemos ni siquiera mirar la luz de una simple bombilla, entonces ¿cómo podremos mirar directamente al sol? Quien te ofrece las gafas adecuadas para mirar hacia dicho sol sin peligro alguno es el murshid. Mucha es la sabiduría contenida en la vasta bibliografía de los grandes maestros del sufismo. Pero, solo leyendo no aprenderemos jamás a nadar. Necesitamos que alguien nos muestre de forma vivencial en qué consiste nadar para poder bracear en las aguas sin peligro de ahogarnos. Eso sí, jamás el murshid podrá nada por nosotros. Esa es nuestra propia tarea. Al fin y al cabo, el murshid solo puede enseñarnos pequeños detalles pque pueden salvarnos la vida.


Nesrin Can es licenciada en filología española de origen turco