Camino del silencio
Y ahora cállate. No dejes que a tus labios
se asomen nunca más las palabras que hoy
has dicho por vez última. Guarda la voz
para tu soledad. Que tu trabajo
sea el silencio, el gozo o el dolor de callar
lo que las horas te dieran, lo que aprendiste
en los días luminosos que se fueron.
2
Después de la lluvia
En el atardecer, después de la lluvia,
el sol acariciaba las piedras de la antigua ciudad
de una especial manera,
con un profundo y triste y natural amor.
Y al mirarnos supimos que éramos conscientes
de aquel minuto prodigioso,
de aquella intensa belleza inestable.

3
La luz
No se puede prever. Sucede siempre
cuando menos lo esperas. Puede pasar que vayas
por la calle, deprisa, porque se te hace tarde
para echar una carta en correos, o que
te encuentres en tu casa por la noche, leyendo
un libro que no acaba de convencerte; puede
acontecer también que sea verano
y que te hayas sentado en la terraza
de una cafetería, o que sea invierno y llueva
y te duelan los huesos; que estés triste o cansado,
que tengas treinta años o que tengas sesenta.
Resulta imprevisible. Nunca sabes
cuándo ni cómo ocurrirá.
Transcurre
tu vida igual que ayer, común y cotidiana.
"Un día más", te dices. Y de pronto,
se desata una luz poderosísima
en tu interior, y dejas de ser el hombre que eras
hace sólo un momento. El mundo, ahora,
es para ti distinto. Se dilata
mágicamente el tiempo, como en aquellos días
tan largos de la infancia, y respiras al margen
de su oscuro fluir y de su daño.
Praderas del presente, por las que vagas libre
de cuidados y culpas. Una acuidad insólita
te habita el ser: todo está claro, todo
ocupa su lugar, todo coincide, y tú,
sin lucha, lo comprendes.
Tal vez dura
un instante el milagro; después las cosas vuelven
a ser como eran antes de que esa luz te diera
tanta verdad, tanta misericordia.
Mas te sientes conforme, limpio, feliz, salvado,
lleno de gratitud. Y cantas, cantas.

Eloy Sánchez Rosillo (Murcia, 1948). Poeta que ejerce de profesor de literatura española en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia y colabora activamente en numerosas revistas literarias. Antes de cumplir los treinta años obtuvo el Premio Adonais 1977 por su libro Maneras de estar solo. Posteriormente publicó Páginas de un diario, Elegías y Autorretratos, así como dos recopilaciones de toda su poesía, Las cosas como fueron de 1974 a 1988, y La vida, donde reúne composiciones escritas entre 1989 y 1995.
Sección coordinada por Pepa Torras i Virgili