Muere el líder bektashí
Dedé Reshat Bardhi
Halil Bárcena

El pasado cuatro de abril tuvo lugar en Tirana la ceremonia fúnebre de Hajji Dedé Reshat Bardhi, líder espiritual de los derviches bektashíes, muerto a los 76 años de edad, tras sufrir una larga enfermedad. La capital albanesa constituye el centro mundial bektashí, una orden, cofradía, hermandad (o como quiera que se le llame) que cuenta, según sus propias fuentes, con cerca de ocho millones de seguidores, de Albania a Estados Unidos y Canadá y de la Anatolia turca, donde se haya enterrado su fundador, al norte de Grecia.
El bektashismo, que une en una curiosa y fascinante mixtura elementos provinientes del shiísmo duodecimano, así como del chamanismo turco preislámico e incluso del cristianismo oriental, fue creado por el místico de origen persa Hajji Bektash Walí, quien vivió en el corazón de Turquía, donde dicha comunidad ha jugado un papel relevante en los dos últimos siglos, durante el convulso siglo XIII islámico.
Tras la ley que prohibía toda expresión sufí, dictada por Mustafá Kemal Atatürk, coincidiendo con el nacimiento de la moderna Turquía, la comunidad bektashí trasladó su dirección a Albania, el año 1929, haciendo de Tirana el centro oficial del movimiento, si bien su centro espiritual se halla en el pueblo de Hacibektash, en el centro de la Anatolia turca, donde se halla enterrado el fundador de la orden y donde cada año, durante el mes de agosto, se celebra un importante festival bektashí, al que acuden miles de seguidores provinientes de todo el mundo y en el que no faltan espectáculos de música y danza, dos elementos cruciales en la vida espiritual bektashí, una comunidad en la que la mujer juega un papel muy destacado, a diferencia de la gran mayoría de órdenes sufíes tradicionales.
Dedé Reshat Bardhi, que ocupaba el liderazgo mundial bektashí desde el año 1993, pagó muy caro el haber vivido en un país de ciega obediencia estalinista, habiendo pasado toda una década en las cárceles del líder comunista albanés Enver Hoxá, cuando éste, a la manera maoísta, emprendió una salvaje revolución cultural que se llevó por delante toda manifestación de carácter religioso y espiritual, dejando el país en lo que es hoy, un páramo sin a penas referentes. Con todo, nada impidió que desde el ostracismo o la cárcel, Dedé Reshat Bardhi ejerciese su papel de líder de una comunidad espiritual acostumbrada a las persecuciones, dada su ascendencia shií. Hoy, tanto en Albania o Turquía como en el resto de países donde se halla asentado, el bektashismo constituye un valioso pilar en defensa del laicismo, la igualdad de la mujer, el diálogo interreligioso y el cultivo de una espiritualidad muy rica y libre, al margen de cualquier dogmatismo religioso. Y, qué duda cabe, Dedé Reshat Bardhi tuvo mucho que ver en todo ello.