"¡Oh, luna! Por ti el corazón se alegra.
Los demás existen, pero tú eres
el fuego de mi corazón.
El mundo se regocija con la fiesta de Nowrûz,
pero tú eres hoy mi fiesta y mi año nuevo"
Mawlânâ Rûmî (m. 1273)

Comentario:
En el simbolismo sufí, la luna representa al sabio, al hombre de conocimiento que es capaz de guiar a los demás con la pureza de su luz y su verbo profético, como la luna guía en la noche al peregrino que busca temeroso la casa de su amigo. La luna es, justamente, quien aviva el fuego interior del derviche con sus destellos de luz. Y es que sólo las palabras del sabio son capaces de encender de verdad los corazones. Quien holla la senda sufí sólo tiene oídos para el decir de los que saben. ¡Hay tanta palabrería huera! Al llegar la primavera, y con ella el nowrûz, el año nuevo persa, el mundo bulle de alegría. Pero, para quien reside en la presencia de la luna, que es el maestro, cada día es nowrûz, siempre es primavera. Halil Bárcena