"He abandonado mil fuentes y riachuelos
con la esperanza de encontrar el mar"
Abdullah Ansarí (m. 1088)
Comentario:
Quien se sintió imantado por el misterio y la belleza que se dice a través de todo cuanto hay y es, no se distrae más chapoteando en aguas estancas, cuyo horizonte es desembocar en sí mismas. Hoy, el derviche ha de abandonar con respeto, sin altivez ni rencor, las fuentes y los riachuelos de las formas religiosas del pasado, todas las formas religiosas, para lanzarse con lo puesto a la búsqueda del mar de la cualidad humana profunda y de la pura espiritualidad pura. Y debe hacerlo, entre otras muchas cosas, porque, hoy, de dichas fuentes, que pertenecen a un pensar y un sentir distinto al suyo, el de sus ancestros, ya no mana agua -¡o bien es insalubre!-, y los riachuelos son cauces secos. El derviche ha de ir, va, más allá no del islam (de su núcleo significativo y valioso y de sus intuiciones espirituales fundamentales, que son intemporales), pero sí de las formas religiosas islámicas -¡o cristianas o budistas o hindúes!-. La senda interior no implica el sometimiento previo a ninguna ley religiosa externa. El único compromiso del derviche ha de ser con la verdad de su caminar en pos del mar más allá del mar. Halil Bárcena