"Cada átomo del ser habla sin cesar en alta voz, pero sólo un corazón vigilante puede oírlo"
Farîd al-Dîn 'Attâr (m. 1220)

Comentario:
De hecho, para nosotros sólo existe aquello que somos capaces de ver y percibir, el mundo reducido de nuestra corta mirada. Quien vive en la desatención y la desmemoria, ocupado únicamente en satisfacer los caprichos de su ego, se pierde eso que se despliega ahí en frente. Todo el mundo es para el desatento su mundo, la realidad limita con las fronteras de su yo. Es preciso una mente y un corazón vigilantes para sentir la maravillosa sinfonía de todo cuanto es. Estar alerta implica una atención intensa y la atención intensa comporta un interés no menos intenso que desemboca en el amor y la admiración hacia todo cuanto se observa ahí fuera y dentro de uno mismo. ¿Acaso no es el enamorado quien no pierde detalle de nada? Sólo desde la presencia atenta la realidad se nos muestra preñada de sutilidades y nueva a cada instante. Gracias a su actitud vigilante, el derviche es capaz de ver cosas extraordinarias donde para el resto no las hay. Halil Bárcena