"Universidades y colegios teológicos
y conferencias sabias, círculos y claustros...
¿De qué sirven cuando no hay conocimiento
ni tampoco ojo que vea?"
Hâfiz Shirazî (m. 1390)

Comentario:
Del fuego únicamente pueden hablar con conocimiento de causa quienes se han quemado en él. Y el derviche es uno de ellos. De hecho, el único patrimonio del derviche son sus quemaduras. El conocimiento que el derviche posee no es de oídas, "me han dicho que..." ('ilm al-yaqîn), ni es tampoco fruto de quien observa desde la distancia ('ayn al-yaqîn), parapetado tras doctrinas, filosofías y teologías. El conocimiento que del fuego posee el derviche es directo, de primera mano, consecuencia de haberse consumido en él, de haberse convertido él mismo en fuego habiendo dejado tras de sí toda dualidad (haqq al-yaqîn). El verdadero conocimiento (ma'arifa), que nada tiene que ver con barruntos doctrinales, por muy doctos y brillantes que parezcan, presupone siempre una radical metanoia, a fin de que el corazón, órgano por excelencia de la visión y el conocimiento místicos, devenga el límpido receptáculo de la verdadera realidad real. Halil Bárcena