martes, 10 de agosto de 2021

El cálamo, emblema del islam.

El cálamo, emblema del islam

Halil Bárcena

Ni espadas, ni medias lunas y estrellas, ni cualquier otra cosa. Nada de todo eso representa al islam. Más en concreto, la media luna y la estrella, erróneamente ligadas a la tradición islámica, son, en realidad, una herencia de la Persia sasánida y del Imperio Bizantino. En este último, estaba asociada a su diosa patrona Artemisa, diosa de la caza y de la luna, precisamente, cuya versión romanizada era Diana.
Lo cierto es que la media luna o hilāl (هلال) no se identifica con el islam hasta después de la aparición de la dinastía turca de los otomanos. Y es que las tribus de nómadas turcos de Asia central habían venido utilizando el creciente lunar desde tiempos inmemoriales. Ello explica que la moderna Turquía republicana, tan orgullosamente turca y tan hostil al islam, adoptara la media luna y la estrella como emblema de su bandera. Sea como fuere, el creciente lunar no representa al islam. A mi modo de ver, y así lo hemos dejado escrito en otro lugar, el verdadero emblema del islam, si es que hemos de elegir uno, es el "qalam" (قلم), que ha dado en castellano la palabra "cálamo". Una azora del Corán, la 68 exactamente, lleva por título "Al-qalam", "El cálamo"; y las primeras aleyas coránicas reveladas aluden directamente a su valor: "¡Lee, que tu Sustentador es el más generoso! El que enseñó por medio del cálamo. Enseñó al hombre lo que no sabía" (Corán, 96, 3-5).
El cálamo es la pluma primordial vinculada a la escritura divina, el principio activo y masculino que fecunda el corazón del ser humano, principio pasivo y femenino. Al mismo tiempo, el cálamo es el utensilio fundamental de la caligrafía, la más noble de las artes islámicas. Cálamo en mano, el calígrafo recrea con su arte el acto creador divino, que es un acto fundamentalmente de palabra.