Guardar silencio
Mark J. Sedgwick

Ibn al-'Arabi pidió una vez que le fuera mostrado el wali [santo] más grande de su tiempo y fue guiado a la fragua de un herrero; el desconocido que trabajaba en el yunque volvió la mirada hacia Ibn al-'Arabi, sonrió y se llevó el dedo a los labios para indicarle que guardara silencio.
(Mark J. Sedgwick, Breve introducción al sufismo, Sígueme, Salamanca, 2003, p. 39).