Yavânmardân, los ojos de
Al·lâh
Henry Corbin

No se trata de buscar la
reabsorción del mundo, sino de llevarlo a la apokatastasis: al frashkart,
transfiguración o rejuvenecimiento, en la terminología zoroastriana; qiyâmat,
resurrección, en la terminología shiíta. Pero sólo los "jóvenes", los
yavânmardân, pueden cooperar en este rejuvenecimiento. Y éste es el papel de
los "Amigos de Al·lâh", de los yavânmardân en todos los grados en que
pueden estar situados en este mundo, en todos los planos de su yavânmardî, de
su caballería. Hay una frase admirable de uno de los grandes místicos iranios
del siglo XII. Rûzbehân de Shîrâz, que dice, hablando, de los Amigos de Al·lâh:
"Son los ojos por los que Al·lâh no deja de mirar al mundo". Pensamos
en todas las resonancias que la palabra "mirar" tiene en francés.
Estos "Amigos de Al·lâh" son los ojos por los que Al·lâh mira, es
decir "mira por" el mundo, se preocupa o se siente concernido por él;
todos nuestros espirituales están de acuerdo en este punto: gracias a ellos,
gracias a su comunidad incognito, gracias a su polo místico que es el Imâm, el
mundo de los hombres continúa subsistiendo. Hay ahí una función de salvación
cósmica que es infinitamente más importante y que tiene un alcance
inconmesurablemente mayor que toda función social.
(Henry Corbin, El hombre y su
ángel. Iniciación y caballería espiritual, Destino, Barcelona, 1995, pp.
228-229).
[Fuente: Círculo de Oriente, http://circulo-oriente.blogspot.com.es/]