Rūmī
y la mística de la escucha
Halil Bárcena
Uno
de los aspectos sin duda alguna más fascinantes del místico sufí Mawlānā Ŷalāl
al-Dīn Rūmī (m. 1273), aunque también, según mi opinión, de los peor
comprendidos, es lo que he dado en llamar su particular ‘mística de la escucha’,
la cual deriva de la singular relación que el maestro persa de Konya mantuvo
con la música y la danza.
En efecto,
el vínculo existente entre Mawlānā Rūmī y la música y la danza resulta muy evidente. De hecho, hablar del
maestro persa de Konya es pensar en música y danza. Samā‛, “audición espiritual”, “escucha atenta” en árabe, constituye
el concepto axial alrededor del cual se articula todo el universo semiótico de
su poesía y de su experiencia mística. Referirse a Rūmī, como puede constatar
cualquier lector mínimamente atento que se asome al Maṯnawī o al Dīwān-e Šams-e Tabrīzī, es hablar de
símbolos sonoros e imágenes musicales, lo que otorga a su obra un sesgo harto
singular. Su nombre evoca de inmediato la danza circular de los derviches
giróvagos y su infatigable girar sobre sí mismos.
La
relación entre la experiencia mística y la música y la danza en el sufismo de
Rūmī se presenta bajo dos aspectos fundamentales: uno analógico/descriptivo;
metodológico el otro. Rūmī emplea la música como sistema de referencia y
discurso analógico para describir, primeramente, su particular cosmovisión y,
en segundo lugar, la naturaleza de la propia experiencia mística. De otra
parte, la música y la danza constituyen el elemento central de la metodología
espiritual empleada en el sufismo mawlawī,
caracterizado, justamente, por su samā‛
u oficio litúrgico, que incluye la célebre danza circular o muqābala de los derviches giróvagos.
En
Mawlānā Rūmī, música y danza son en sí mismas el camino espiritual, de ahí que
ambas hayan formado parte integrante, durante siglos, de la educación
espiritual de los derviches mawlawīes,
verdaderos herederos del legado espiritual del maestro persa de Konya. Música y
danza devienen en él una suerte de propedéutica que afina las actitudes tanto
psicológicas como espirituales del derviche, permite comprender mejor los
principios más sutiles del saber místico y anticipa el carácter unitivo de la
experiencia mística.