1
Errar
He recorrido
tantos horizontes
Que me
contentaría con el botín del retorno
Prefiero la
cansada noche del hombre proscrito
Que noches de
sosiego.
3
Temible arma
La herida que
provoca la lengua es como la que la mano provoca.
4
Aroma
¿No ves que
siempre que la solicito,
Hallo en ella
aroma aun sin haber perfume?
Fulgor
Amigo, ¿conoces
un relámpago
A cuyo resplandor
quedes reflejado
Como en el
brillo de las manos bajo la nube coronada?
5
Lo que queda
Cuánto certero
golpe de sable,
Cuánto párpado
pasmado,
Cuánta qasîda
escogida
Serán hueros
mañana.
Josefina Veglison Elías de Molins, La poesía árabe clásica, Hiperión, Madrid, 2009.
Imru’ al-Qays ibn Hujr (Kinda, Arabia, ¿?-Angora, ca. 540). Es el poeta
preislámico más conocido, considerado por los árabes como el ‘príncipe de los poetas’. Incluso el profeta Muhammad lo tenía por el más excelente de los poetas. Es el autor de la primera mu’allaqât o poema colgado, en alusión a las qasîdas que en la etapa preislámica o de la yâhiliyya gozaban del honor de ser colgadas de los
velos del templo de la Ka’aba, escritas
con letras de oro por haber vencido en la célebre competición poética de Ukaz, importante plaza comercial cercana a La Meca en la que se celebraba una famosa justa poética que reunía a los poetas más importantes. Cabe decir que en aquella época, el poeta (shâ'ir),
que cumplía la función de historiador, adivino y pregonero, representaba como
individuo el prestigio de toda la tribu. En cuanto a Imru’ al-Qays, se lo considera el
iniciador del nasîb o prólogo amoroso
de la qasîda, en el que el poeta recordaba a su amada y su campamento abandonado y en
ruinas. Por lo que respecta a su biografía, dice la leyenda que era hijo de
Hujr, el último rey de Kinda que fue asesinado por los Banu Asad, y que desde
entonces el poeta anduvo errante para vengar a su padre. También se cuenta que
se enamoró de la hija de Justiniano, quién al parecer decretó su muerte por
envenenamiento.
(Sección coordinada por Pepa Torras i Virgili)