viernes, 4 de mayo de 2012

El CD de 'Ushâq


«'Ushâq. Música sufí»


PRESENTACIÓN

“¡Levántate día! Los átomos danzan,
las almas, enloquecidas de éxtasis, danzan.
Te susurraré al oído adónde conduce la danza.
Todos los átomos del aire y del desierto, bien lo has de saber,
están ebrios como nosotros.
Cada átomo, feliz o desdichado, está enamorado de este sol
sobre el que nada se puede afirmar”. 

MAWLÂNÂ YALÂL AL-DÎN RÛMÎ





El siglo XIII, un tiempo extremadamente turbulento para el oriente islámico, fue testimonio de uno de los poetas y espirituales más singulares de todos los tiempos, el persa Yalâl al-Dîn Rûmî (1207-1273), conocido entre sus discípulos y amigos como Mawlânâ (Mevlânâ en la forma turca). Autor de una extensa obra literaria de corte místico, admirada hoy en día en todo el mundo, Mawlânâ constituye uno de los grandes hitos del tasawwuf o sufismo, la llamada dimensión mística del islam, su rostro más universal. Y es que tal vez el rasgo más singular de Mawlânâ sea, justamente, la apertura de su ser, que parece no tener límite alguno.

En tanto que maestro espiritual y conductor de hombres, Mawlânâ fue el inspirador de la senda sufí (tarîqa) de los mevlevís, es decir, los derviches giróvagos, célebres por el samâ’, el oratorio musical que incluye la danza circular o muqâbala. “Muchos son los caminos que conducen al Amigo divino”, decía el maestro persa de Konya, “y yo he elegido el de la música y la danza”; afirmación que nos remite a aquella idea del joven Nietzsche según la cual: “Dios nos ha dado la música para que seamos conducidos por ella hacia lo alto”. Y es que la música sirve para expresar lo que las palabras no pueden ni alcanzar ni decir. En ese sentido, podría convenirse que la música no es enteramente humana. Lejos de resultar anecdóticas, música y danza constituyen el elemento que vertebra toda la filosofía espiritual de Mawlânâ. No son, por lo tanto, unas referencias metafóricas más entre otras muchas, sino que constituyen un verdadero camino artístico de conocimiento. Más aún, son celebración, ritual sagrado, plegaria en movimiento que utiliza el cuerpo como instrumento.

Para Mawlânâ, todo cuanto existe danza: desde el átomo hasta los planetas que gravitan en el universo. También el ser humano lo hace. Todo es samâ’, todo danza al son de una misteriosa melodía interpretada en la distancia por un ejecutante invisible. La esencia de la vida es el movimiento, la (re)creación en cada sístole y diástole de una realidad inacabada que se contrae y se expande, que muere y renace en cada instante. La danza constituye en el caso de Mawlânâ un símbolo actuado. Así, el derviche expresa al danzar su solidaridad con un cosmos habitado por el ritmo, el orden geométrico y el movimiento duradero. Danzar es transcenderse, situarse en el lindero de lo humano para hacerse partícipe de la liturgia de la vida y sus leyes. Para Mawlânâ, danzar es ponerse en disposición de recibir, ser capaz de acogerlo todo.
 
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El presente CD recoge una pequeña muestra, aunque muy representativa, del fértil legado tanto poético como también musical del sufismo mevleví inspirado por Mawlânâ, así como algunas de las piezas más emblemáticas de la música sufí turca en general. Hemos querido que el CD recogiese la pluralidad de géneros musicales, tanto vocales (en árabe, turco y persa) como instrumentales (peşrev i saz semaisi), abordados por los músicos mevlevíes, desde los ilâhis
o cánticos espirituales clásicos que acompañan las sesiones de dhikr o invocación del nombre divino, al na’at o canto a capela dedicado a ensalzar la figura de Muhammad, profeta del islam, pasando por el tekbir y el salâwât.

Durante el largo período otomano, muy pródigo por lo que respecta al desarrollo del sufismo y las artes ligadas a él, los mevlevihanes, es decir, los lugares de encuentro y estudio de los derviches mevlevíes, se convirtieron en verdaderos conservatorios de música de donde surgieron algunas de los más sobresalientes músicos turcos de todos los tiempos, como es el caso de Buhûrîzâde Mustafa Itrî Efendi (1640-1711), de quien hemos incluido tres de  sus composiciones más destacadas (1, 9 i 10), o Neyzen Salih Dede (ca. 1810-ca. 1888) y Zekai Dede Efendi (1825-1897).

Respecto a los instrumentos empleados en la grabación, ‘Ushâq utiliza instrumentos sufíes tradicionales, como el ney (flauta de caña), el instrumento por antonomasia de la música mevleví, cantado por el propio Mawlânâ en el pórtico del Masnaví, su obra más culminante; el ‘ûd (laud), el rebâb (viola), el daf (panero) y el kudum (timbales).

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El grupo de música y danza sufíes ‘Ushâq -los amantes de Él, en árabe- nació durante la primavera del año 2000, en el seno del Institut d’Estudis Sufís de Barcelona, un centro catalán e independiente dedicado al estudio y el cultivo de la obra y la vía sufí de Mawlânâ Rûmî. ‘Ushâq, por lo tanto, no es solo un grupo musical, sino que representa y ejemplifica el trabajo sufí y de investigación llevado a cabo en el Institut d’Estudis Sufís durante los últimos años.

Lo digo a menudo: pocas cosas resultan ser tan gratas como el hecho de reunirse para compartir música y danza. Insisto, muy pocas cosas. Espero que esta grabación haya podido recoger el placer que hemos experimentado a la hora de recrear el fértil legado musical mevleví que ahora presentamos al público en general y que durante años hemos compartido con numerosos amigos y amigas en la cálida intimidad de los encuentros musicales de nuestro Institut d’Estudis Sufís.

Huuu...

Halil Bárcena
Director del Institut d’Estudis Sufís y del grupo ‘Ushâq

Barcelona, marzo de 2012


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‘USHÂQ somos:
Halil Bárcena (ney, voz y daf)
Leili Castella (rebâb y coros)
Nayi Domènech (‘ud, daf y coros)
Laura Illanes (daf y kudum)

Producido por el Institut d’Estudis Sufís de Barcelona

Grabado y mezclado en La Catacumba Estudio
el mes de marzo de 2012 por Miguel Pino

Diseño de Albert Navarro
Caligrafía de la portada ('Ushâq en árabe) de Halil Bárcena

Agradecimientos:
Montserrat Noguera, por confiar en este proyecto e impulsarlo;
Leili Castella, porque sin ella no se hubiese podido realizar;
Inês Castel-Branco, por los derviches que ilustran la portada y su buen gusto;
Nesrin Can, por las traducciones del turco;
Miguel Pino, excelente músico y mago del sonido,
por haber hecho posible lo que parecía imposible.
  Y gracias también a los alumnos de l’Institut d’Estudis Sufís de Barcelona.

Para saber más:
Institut d’Estudis Sufís de Barcelona

Bibliografia sufí de Halil Bárcena

Escuela de música ‘Baraka. Música con alma’