viernes, 27 de abril de 2012

La poesía de Yunus Emre


Yunus Emre 

y el gusto poético de los turcos


Halil Bárcena



  
Hablar de literatura clásica turca, la del largo período otomano, es hacerlo, fundamentalmente, de poesía, mucho más que de prosa. Podemos afirmar, pues, sin temor a equivocarnos, que el turco es un pueblo poético en esencia. Dicho de otro modo: históricamente, los turcos han preferido la poesía para expresar sus sentimientos más profundos. Muy probablemente, deberíamos añadir que también han usado la música, tan cercana a la poesía, para dar rienda suelta a su mundo interior, pero este es otro tema del que nos ocuparemos más extensamente en otro momento.

Dos son las corrientes poéticas imperantes en dicho período otomano, muy fructífero por lo que hace al desarrollo de las artes. La primera, de carácter más culto y elitista, ligada al mundo del palacio, es la llamada poesía del dîwân, muy influida tanto por las formas de versificación (gazâl, qasîda, mesnevi…) como por la métrica cuantitativa o arûz y escrita en el llamado turco otomano, preñado de vocablos procedentes tanto del árabe como del persa, lenguas éstas mucho más adecuadas que el turco para dicha métrica cuantitativa basada en el contraste entre vocales breves y largas. La segunda, mucho más sencilla (estilísticamente hablando) y popular, de corte tanto profano como espiritual, es la poesía cantada, saz en mano, por el aşık o trovador itinerante y ésta sí de raigambre estrictamente turca.

La poesía del dîwân, irrumpió en el siglo XIV, pero no fue hasta el siglo XVI cuando aparecieron dos de los grandes poetas clásicos de dicha corriente, como son Fuzuli (m. 1556) o Bâki (m. 1600). Un siglo más tarde cabe destacar al poeta Nefî (m. 1636), experto en el uso de la qasîda. Frente a esta poesía de una elegancia preciosista y aristocratizante, hallamos la llamada poesía popular turca, escrita en un registro lingüístico turco fácilmente comprensible por las capas populares (aunque no por ello exenta de un fascinante hechizo fonético), a diferencia de la poesía del dîwân, destinada a las elites cultivadas. Dos son las corrientes principales de la poesía popular turca: una de orientación espiritual, místico podríamos decir incluso, que es la que nos ocupa en estas líneas, y otra más profana.



Yunus Emre (m. 1329), figura mitad histórica, mitad legendaria, es el nombre por excelencia de dicha poesía popular turca de orientación espiritual. Y digo espiritual y no religiosa, dada la particular vivencia interior, más allá de las formas religiosas, de unos poetas cuya rebeldía e inconformismo les condujo a chocar en no pocas ocasiones con el poder religioso imperante. Escribe Yunus Emre, por ejemplo:

“Yunus Emre le dice al sabio religioso:
Acaso mil veces debamos peregrinar,
Pero mejor que todo de ello
Es penetrar en un corazón”. 

Yunus Emre, de quien poco se sabe salvo su adscripción al tasawwuf o sufismo, la dimensión mística del islam, escribió exclusivamente en turco, de ahí, entre otras cosas, su enorme popularidad a lo largo de siete siglos. Nadie ha ejercido tanta influencia en el resto de la poesía popular turca como él. Se ha de decir, sin embargo, que su recuperación y reconocimiento como gran poeta ha sido relativamente reciente, dado, justamente, su carácter popular. Y es que durante mucho tiempo los eruditos otomanos lo ningunearon dada, justamente, su condición de outsider. No en vano, el suyo no es el ámbito urbano del palacio sino el mundo turco rural, venero de toda suerte de disidencias. Con todo, rural aquí no significa en modo alguno folclórico. La poesía de Yunus Emre es una de las expresiones más logradas, tal vez la mejor, de lo que podríamos denominar cultura anatolia, en la que convergen el islam y la ancestral espiritualidad turca impregnada de valores chamánicos.
    

El reciente descubrimiento, apenas son unas cuantas décadas, de la poesía de Yunus Emre ha ido en paralelo a la revalorización de la cultura popular turca que durante mucho tiempo fue menospreciada y tenida por menor por la intelectualidad otomana, cuyos gustos estéticos estaban más cercanos a la sensibilidad arabo-persa. Hoy, Yunus Emre resume los gustos poéticos de los turcos y una forma de espiritualidad que exige menos encorsetamiento formalista y más desbordamiento interior. Canta Yunus Emre:
“Tu amor me ha robado de mí,
Yo a ti, te necesito a ti.
Día y noche ardo de amor por ti,
Yo a ti, te necesito a ti”.