jueves, 1 de marzo de 2012

Primer Oscar iraní

'Nader y Simin, una separación',

primer oscar iraní



Halil Bárcena







En las últimas décadas, el moderno cine iraní nos ha brindado algunas joyas extraordinarias, reconocidas internacionalmente. Nombres como Abbas Kiarostamí, Jafar Panahi, Mayid Mayidí, Mohsen Makhmalbaf y sus hijas Samira Hana Makhmalbaf figuran entre los cineastas más aclamados del planeta. Sin duda, se trata de un cine diferente al que estamos acostumbrados a ver, que ofrece una mirada distinta, muy poetizada, del mundo y, lo que es más importante, una manera de decir las cosas fuera de lo convencional que atrapa al espectador de principio a fin.

Sin embargo, jamás hasta ahora ningún cienasta iraní había conseguido alzarse con un Oscar. En 1997, Mayid Mayidí estuvo a punto de conseguirlo con Niños del cielo, un film entrañable y conmovedor. Ha sido en la edición de este año, cuando el cine iraní ha alcanzado el máximo reconocimiento internacional, con Nader y Simin, una separación, una joya fílmica del director Asghar Farhadi. Se hace difícil imaginar una película que utilice tan bien los puntos de vista. Al igual que sucede en los cuentos y las historias que utiliza en sus libros el místico persa Mawlânâ Rûmî (m. 1273), todo los personajes de Farhadi poseen sus propias razones, de tal manera que resulta difícil identificar quién es el bueno y quién el malo en la urdimbre de la trama. Y es que todo el mundo posee su pedacito de verdad que va revelando poco a poco, a medida que la historia avanza y con ella la complejidad de la realidad de las personas. Resalta del film la dosificación de los secretos, que se van sucediendo a cuentagotas, según la lógica del efecto dominó. En resumen, nos hallamos ante una gran película que, al contrario de lo que opinan algunos críticos, no solo habla de las particularidades de la sociedad iraní, tan compleja, sino de algo que podría suceder en cualquier parte del mundo, dado que nos encontramos ante la condición humana tal cual es.