"Sepas, amigo mío,
que todo en el universo
es una jarra llena hasta
los mismos bordes
de sabiduría y de belleza"
Mawlânâ Rûmî (m. 1273)

Comentario:
Para quien ha despertado del sueño ilusorio de la egocentración; para quien ha dejado de mirarse el ombligo, creyéndose ser el centro del mundo; para quien no tiene los sentidos velados por la torpeza de pretender ser alguien que no es; para ese, vivir significa caminar con la sabiduría y la belleza rebosantes de un universo que ya no se concibe más como exterior al ser humano, puesto que sólo hay un mundo, y es Él, el Amigo. Mientras se persiga satisfacer a ese espejismo que es el propio ego, vivir es como estar muerto bajo la apariencia de la vida. Para desplegar la real humanidad del hombre, es preciso aprender a contemplar el universo tal como se dice y muestra ante nosotros. Aprender a contemplarlo y no pensarlo o reflexionar conceptualmente sobre él. La comprensión de la que habla el derviche es asimilación contemplativa, de tal modo que uno acaba por convertirse en lo que ve y conoce, que no es sino un fabuloso y rebosante despliegue de sabiduría y belleza. Halil Bárcena