martes, 4 de febrero de 2025

El taṣawwuf desde el taṣawwuf o los abusos del perennialismo

El taṣawwuf desde el taṣawwuf

o los abusos del perennialismo

Halil Bárcena


Debemos mirar el taṣawwuf o sufismo islámico con ojos no enturbiados por otras cosmovisiones ajenas a su propia idiosincracia; cosmovisiones situadas, en algunos casos, en las antípodas de lo que es el taṣawwuf. Solo de este modo podremos alcanzar a comprender lo que éste significa verdaderamente y, por ende, lo que persigue.
Y es que el taṣawwuf debe ser abordado desde sí mismo, esto es, desde sus propias categorías y con su propio lenguaje técnico. Dicho de otro modo, se entra en la mansión del taṣawwuf a través de la puerta del Corán y de la sunna o ejemplo del profeta Muḥammad (s.a.s.), modelo sufí de humanidad y espiritualidad.
En ese sentido, resulta muy odiosa -por decir lo menos- la constante alusión a la condición "caída" del ser humano por parte de ciertos autores adscritos al esoterismo perennialista, en su empeño por igualarlo todo en base a criterios, según dicen, tradicionales y, en consecuencia, universales, cuando no dejan de ser visiones estrictamente occidentales.
En la antropología espiritual del taṣawwuf, el ser humano es concebido como una creatura positiva de Allāh (s.w.t.), con lo que ello significa en todos los órdenes de la vida humana, incluida la sexualidad.
Y es que, a ojos sufíes, el ser humano no es ningun ser caído, como dijera Plotino, ni representa ningún fracaso, como sostenían los gnósticos. Tampoco el ser humano está marcado por ningún pecado original, como afirman las teologías cristianas. El ser humano es una creación perfecta, esto es, buena y bella, de Allāh (s.w.t.). Leemos en el texto coránico (C. 95, 4): "Hemos creado al ser humano en la forma más bella y perfecta" (Laqad jalaqnā l-insāna fī aḥsani taqwīm - لَقَدْ خَلَقْنَا الإنْسَانَ فِي أَحْسَنِ تَقْوِيمٍ).