lunes, 24 de febrero de 2025

Adab o cortesía espiritual. Un acto de conocimiento y gratitud.

Adab o cortesía espiritual

Un acto de conocimiento y gratitud

Halil Bárcena



El adab (أَدَب) o cortesía espiritual es, antes que nada, un acto de conocimiento o, si así se prefiere, de reconocimiento. Porque el adab es tanto la actitud como el comportamiento que se deben adoptar ante algo cuyo valor se reconoce como importante. De ahí que el primer paso en el aprendizaje del adab sea, justamente, el conocimiento íntimo del tawḥīd (تَوْحِيد) o principio de la unicidad divina, piedra angular del islam, y todo lo que dicho principio implica.
En consecuencia, el fundamento del adab es el conocimiento del adab respecto a Allāh (s.w.t.), en tanto que Creador y Fuente del ser. Y es que el respeto y la consideración hacia Él es la primera y más elevada de las cortesías posibles.
El adab hacia Allāh (s.w.t.) comienza con la gratitud o šukr (شكر), que es, por otro lado, la esencia de la cortesía espiritual. No hay adab sin agradecimiento. El šukr nace de la absoluta conciencia del faḍl (فضل) o favor de Allāh (s.w.t.), ya que, al fin y al cabo, todo es pura donación Suya, comenzando por nuestra propia existencia.
Dicha gratitud hacia Allāh (s.w.t.) se expresa de dos formas. Primeramente, a través del ṭā'a (طاعة) u obediencia respetuosa y complacida de todo aquello que a Él le satisface; y, en segundo lugar, a través del ḥamd (حمد) o elogio de Él en cualquier circunstancia, ya sea ésta positiva o aparentemente adversa.
Así pues, cuando el profeta Muḥammad (s.a.s.) afirma que todo el islam -y, en consecuencia, todo el taṣawwuf o sufismo islámico- es adab está queriendo decir que el dīn es, antes que nada, šukr o agradecimiento a Allāh (s.w.t.), lo cual implica el cumplimiento de la 'ibāda, que es el conjunto de prácticas de acercamiento a Él, y elogiarlo en todo momento y circunstancia.