domingo, 5 de marzo de 2023

El valor de dos días 27

El valor de dos días 27

Halil Bárcena

Dejamos atrás hace un par de semanas, el 27 del mes de rağab del calendario islámico o hiğrī, día en el que se celebra el así llamado "Vuelo nocturno" o "Ascenso a los cielos" del profeta Muḥammad (s.a.s.), Laylat al-isrā' wa l-mi'rāğ en árabe (ليلة الإسراء و المعراج), más tarde prototipo del viaje místico del sufismo. Tal efeméride debe ser puesta en relación con otro día 27, en este caso del mes de Ramaḍān, en el que se celebra la "Noche del destino (decreto o poder)", Laylat al qadr en árabe (ليلة القدر), en la que se revela por primera vez el Corán. Si el 27 del mes de Ramaḍān es un descenso, el 27 del mes de rağab es un ascenso. El descenso del Corán es vivido por el Profeta (s.a.s.) como una experiencia tremenda y sofocante. En definitiva, se trata de la irrupción de la palabra divina en un molde humano, el corazón del Profeta (s.a.s.), que se desgarra a fin de hacerse capaz de acoger algo que por su propia naturaleza le sobrepasa. Y es que la experiencia divina de Allāh tiene un componente siempre desgarrador.

El tanzīl (تنزيل) o descenso del Corán es una "experiencia excesiva" y, como tal, supone una prueba para el profeta Muḥammad (s.a.s.). Por su parte, el ascenso de al-isrā' wa l-mi'rāğ es una gracia y un premio que se le concede, tras un largo periodo de persecución y de infortunios personales. Poco antes, habían muerto su esposa Jadīğa y su tío y protector Abū Ṭalib. Si Laylat al-qadr tuvo algo de aterrador para él, al-isrā' wa l-mi'rāğ fue una experiencia dulce en la que se le obsequió con la visión de los profetas anteriores, la joya de la oración y la presencia cercana de Allāh (s.w.t.). Por eso decimos que, más que el último profeta, Muḥammad (s.a.s.) es todos los profetas. Al-isrā' wa l-mi'rāğ tuvo lugar alrededor del año 621, es decir, poco antes de la hiğra o migración de La Meca, Makka l-mukarrama, a Medina, al-Madīna l-munawwara, donde se edificó la primera comunidad islámica y marca el inicio del calendario lunar hiğrī. En otras palabras, lo que se construyó en la tierra tuvo sus fundamentos en el cielo. Y es que las naciones con alma se construyen desde las estrellas.