El soplo que no cesa*
por Sebastián Escámez
Estuvo Halil Bárcena hace una
semana en "La Térmica". Llegó con su ney, su flauta de caña y
allí estuvo tocando mientras la gente se acomodaba. Había quien le echaba
cuentas y había quien no, pero Halil soplaba su brisa a través del ney con
vocación anónima. La misma vocación, supongo, que le lleva a ponerse el traje
de profesor para eludir el de maestro al hablar de Rûmi y del sufismo; la misma
convicción de las virtudes del anonimato que hacen que Halil Bárcena se resista
a hablar en primera persona del singular. En todo caso, las palabras de
Bárcena, como la melodía de la flauta que tocaba, fueron solo el envoltorio del
aliento: de ese airecillo sin dueño que trae noticia del misterio. Noticia que
no habría sido auténtica si no hubiera incorporado la sincera confesión de
ignorancia en más de una ocasión. Aquí tenéis el vídeo de la sesión. Siendo
toda ella hermosa, de una belleza que demanda amor por aquello de lo que se
habla, me quedo con las confesiones que se suceden a partir de la primera hora,
cuando Halil respondió a las preguntas de quienes allí estábamos.
Quien quiera documentarse
acerca del sufismo, encontrar una descripción sentida y ordenada de su doctrina
y sus prácticas, que no dude en leer Sufismo (Fragmenta, 2012) de Halil
Bárcena. Para saborear el sufismo, seguramente las Perlas sufíes. Saber y
sabor de Mevlânâ Rûmî (Herder, 2015) del mismo autor, serán una lectura más
indicada. Aunque, por lo que he podido experimentar, ninguna elocuencia alcanza
lo que el aliento entregado a través de una flauta.
(*) Crónica de la conferencia
"Sufismo, la alquimia del corazón", ofrecida por Halil Bárcena en
"La Térmica" de Málaga, el 26 de marzo de 2019. Presentó el acto el
profesor Sebastián Escámez.