El Temple y el ribât
Joan Fuguet y Carme Plaza

A menudo se ha
considerado que la rábida musulmana, el ribât, había influido en la creación de
las órdenes y, principalmente, en el Temple. La primera observación que hay que
tener en cuenta es el significado del término. Tradicionalmente, sobre todo por
parte de la historiografía hispánica, se ha entendido la rábida como un centro
militar fortificado situado en la frontera donde los murabitun acudían a
realizar una especie de servicio temporal, a la vez militar y religioso. Con
esta definición, la asociación entre los ribât y las órdenes militares parecía
evidente.
Sin embargo, la definición de
'rábida' resulta mucho más compleja. A pesar de no tener una tipología
arquitectónica determinada, hay rábidas que corresponden al modelo de
convento-fortaleza, como la de Susa y Monestir en Túnez, o la de las dunas de
Guardamar, en Alicante. Sin embargo, un ribât era un lugar cualquiera desde
donde se podía llevar a cabo la guerra santa (yihâd); por este motivo, a partir
del siglo XI el nombre fue adquiriendo cada vez más el significado de un lugar
donde los sufíes desempeñaban prácticas piadosas, sin necesidad de estar
relacionado con las funciones militares ni de estar en la frontera. Las
numerosas rábidas (La Rábida, Serra de Arrábida...) que han dejado impronta en
la toponimia de la Península (en la Cataluña Nueva, Mallorca, Valencia,
Portugal...) no parecen corresponder a ningún establecimiento musulmán de tipo
militar, excepto en el citado caso de Guardamar.
También se ha relacionado el
ribât con la cofradía de Belchite, principalmente porque ésta, como otras
cofradías militares, tenía miembros que servían allí de forma temporal. A pesar
de todo, resulta difícil interpretar, como a veces se ha hecho, que la cofradía
fue el origen de la orden del Temple, ya que su concepción era diferente:
mientras los primeros templarios se definían como religiosos que querían seguir
una regla, hacían votos e ingresaban en la Orden para el resto de su vida, las
cofradías agrupaban simplemente a caballeros con ganas de luchar sin compromiso
de permanencia (por este motivo muchas cofradías acabaron integrándose en
órdenes militares). Si embargo, como en territorios y situaciones en contacto
no resulta extraña la circulación de influencias, los estudiosos consideran que
la relación debe plantearse entre guerra santa y yihâd en lugar de entre Temple
y ribât y los milites ad terminum (los caballeros que no hacían votos perpetuos
para entrar en una orden militar, sino que se comprometían durante una época de
su vida).
El Temple, como las órdenes
militares, fue una creación de concepción cristiana. A pesar de ello, no se
puede rechazar completamente una relación de confluencia o de reinvención de
las instituciones musulmanas desde una perspectiva occidental, ya que los
contactos y las circunstancias en que actuaron eran parecidos".
(Joan Fuguet y Carme Plaza, Los
templarios, guerreros de Dios. Entre Oriente y Occidente, Rafael Dalmau Editor,
Barcelona, 2012, pp. 46-47).
(Nota de la Redacción: Queremos
agradecer al islamólogo español Halil Bárcena, director del Instituto de
Estudios Sufíes de Barcelona, la gentileza al hacernos conocer este interesante
texto que aquí reproducimos).
Fuente: Círculo de Oriente. Voz de la Caballería espiritual sufí (Futuwwah).